Hermana

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Zhan había sido un ingenuo al creer que podría mantener ambas vidas separadas, por un lado su amistad con Yibo y por otro su responsabilidad como padre de sus hijas, y todo hubiera ido bien si no hubiera enfermado.

Se obligó a sonreír, puso a Xuanyi en su regazo y abrazó a Lusi.

"Actúa, no les arruines la Navidad", se ordenó a sí mismo.

—Es absolutamente precioso, niñas. Seguro que han estado muy ocupadas. Me gusta mucho.

Las niñas sonrieron y siguieron hablando animadamente mientras Zhan paseaba la vista por la habitación hasta encontrarse con los ojos de Yibo. Lo miraba fijamente, como si pudiera leer su mente. Sabía que debería decirle algo, pero su mente sólo registraba lo atractivo que era. Llevaba una camisa fina y unos pantalones, estaba descalzo y tenía el pelo despeinado. Era la primera vez que lo veía así, aquél era otro Yibo, otra faceta de su compleja persona, y fue ese aspecto desenfadado y natural el que más lo perturbó.

Era el más humano, el más cercano que conocía de él, y era una ilusión.

—Hola, amor, ¿qué tal estás? —preguntó Na Ying—. Fuimos a buscarte antes de bajar, pero estabas profundamente dormido. También es mi primer día levantada, ¿sabes? —dijo, señalando la habitación—. Todo esto ya estaba así cuando llegue.

—Las niñas necesitaban estar ocupadas para no echar de menos a su padre —apuntó Wang suavemente, dirigiéndose a Na Ying pero con los ojos fijos en Zhan.

Él se armó de valor para soportar su mirada.

—Has sido muy amable con nosotros, muchas gracias —dijo fríamente—. Siento los problemas que te estamos causado.

—No es ningún problema. Para eso están los amigos —afirmó él.

Zhan sintió que las mejillas se le encendían. Realmente antes le había leído el pensamiento.

—Y además, nos ha dado la oportunidad a Han y a mí de volver a comportarnos como niños, ¿verdad, Han-Ge? Incluso, si nieva lo suficiente, pensamos construir un muñeco mañana.

—Yo nunca he construido un muñeco de nieve —dijo Lusi mientras corría junto a Yibo—. El año pasado nevó tan poco, que se derritió todo.

—Qué pena —contestó el menor, pasándole la mano por los cabellos—. Mira, voy a pedirle a Santa Claus que traiga suficiente nieve para poder construir un enorme muñeco, ¿qué te parece?

—Yo también quiero construir el muñeco —se unió Xuanyi.

—Xuanyi podrá salir bien abrigada en un par de días —afirmó Wang—. Hacer un muñeco de nieve es una tarea de equipo, así que esperaremos, ¿de acuerdo?

Lusi asintió encantada y Zhan se lamentó con la frase "en un par de días". Yibo se había convertido en el héroe de las pequeñas.

—Y ahora, resulta que hay dos regalos de Navidad anticipados en el árbol para dos niñas muy lindas, que yo estoy viendo ahora —dijo Yibo sonriendo—. A ver si los encuentran. No están debajo, sino colgados.

Hallaron los paquetes de regalo sin dificultad. Contenían dos preciosas muñecas de pelo largo lujosamente vestidas, una en vestido dorado y la otra en vestido plateado, y con una multitud de accesorios. Zhan observó a las niñas mientras se acercaban a Yibo para darle las gracias y, cuando el menor les dijo que eran regalo también de Han-Ge, fueron hasta el hombre mayor y también lo abrazaron. Luego se sentaron en la alfombra y se pusieron a jugar con las muñecas.

—Son dos niñas estupendas, Zhan —comentó Wang—. Estás logrando que crezcan felices.

Han estaba sentado junto a Na Ying, y Yibo se sentó junto a Zhan.

Eve Of SmilesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora