Chico Moderno

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El regreso a casa fue mucho más fácil de lo que Zhan había previsto, sobre todo porque hubo una emergencia en una de las sucursales, que requería la visita de Yibo en persona.
Aun así, insistió en llevarlos a casa él mismo, aunque Han-Ge se ofreció y Zhan lo apoyó vivamente.

—Yin Jun y su ineficacia pueden esperar —comentó Yibo gravemente—. Una hora o dos no van a cambiar las cosas. Los voy a llevar de vuelta, ¿de acuerdo?
—miró a Zhan como si fuera el responsable de lo que sucedía—. Y pasaremos por el supermercado como habíamos planeado —añadió—. No hay discusión.

Él asintió, le dió las gracias y lo dejó ahí. Por lo menos, como Yibo tendría prisa, la despedida sería breve y concisa, no tendría que ofrecerle café ni otra cosa que entretuviera su partida.
Sería un final rápido y limpio para unas locas y, tenía que admitirlo, maravillosas navidades.

Todo sucedió exactamente como había imaginado, y al poco de llegar a su diminuto hogar, Zhan, su madre y las niñas despedían a Yibo desde el jardín.

Las gemelas subieron rápidamente a su habitación a comprobar si todo seguía en su sitio y Xiao con su madre se quedaron un momento a solas.

—Qué pena —murmuró su madre—. Podríamos haberles ofrecido a Han y a Yibo una cena esta noche, después de todo lo que han hecho por nosotros.

Oh, no.

No iba a empezar con eso.

—No tenemos sitio, mamá —afirmó tajante—. Y además, sabes lo que siento.

Na Ying hizo una mueca de desaprobación.

—Zhanie, deberías pensarlo de nuevo —dijo cuidadosamente—. Han asegura que Yibo está encaprichado contigo.

—No me cabe la menor duda de que ha estado encaprichado de muchas personas en el pasado. Seguramente han cenado en su casa, se han quedado a dormir, e incluso igual alguna ha vivido con Wang una temporada. Pero sólo mientras ese hombre quiso. Así es ese hombre, mamá, dueño y director de una gran empresa, que disfruta de una vida personal sin ataduras. Toda su lealtad y su compromiso los dirige a los negocios.

—Eso no significa que no pudiera dárselos a una persona de la que se enamorara —argumentó Na Ying tercamente.

—Esa es una probabilidad demasiado remota en lo que a Yibo se refiere —contestó Zhan—. Mira, Wang no sabe lo que es una familia. Creció entre violencia, y nunca ha querido sentar la cabeza. ¿Por qué iba a aceptar ser parte de una familia ya formada? Y si me quiere a mí, tiene que aceptar el resto del paquete. Esos son los hechos, mamá, enfréntate a ellos. Yo ya lo he hecho.

Y nada más decir esto, sorprendió a ambos echándose a llorar.

Algo después, tras calmarse y tomar una taza de chocolate caliente, Na Ying se disculpó.

—No más charla sobre ya sabes quién, lo prometo, ¿de acuerdo?

Zhan sonrió. A ver cuánto tardaba en volver a hablar del tema.

—De acuerdo. Pero no dejes que las cosas entre ese hombre y yo afecten a tu relación con Han-Ge, ¿de acuerdo? Es encantador, te lo digo de verdad, y quiero que lo veas tanto como quieras. Creo que Wang y yo empezaremos a distanciarnos, es lo mejor para todos. De verdad.

De verdad.

De verdad

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