Epílogo

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Zhan espero con una sonrisa a que Yibo entrara los bolsos en la casa a donde lo había llevado el castaño. Era una construcción rústica, en la orilla de un lago.

—Esta casa está muy aislada de la ciudad —opinó ZhanZhan.

—¿Te importa? —dijo Yibo algo preocupado.

—No. Eso es bueno.

—¿Bueno, por qué?

Zhan puso su mochila y su chaqueta sobre la mesa. Yibo le lanzó una mirada cuando lo vio acercarse. 

—Bueno, porque vamos a hacer bastante ruido —dijo él, sujetándolo por el cuello del polerón que llevaba el menor.

Zhan lo besó apasionadamente y ya no se detuvo, Yibo intentó seguir el ritmo de aquel beso. Era una batalla en la que ninguno de los dos podía rendirse.

Wang le apretó las nalgas y le hizo sentir su necesidad. Él gimió mientras le quitaba a tirones las prendas superiores todas juntas sin poder lograrlo. Yibo en cambio hizo lo que llevaba toda la noche deseando, besó aquel cuello expuesto. Gimiendo, ZhanZhan le desabrochó el cinturón. Yibo lo besó sin miramientos. Él metió las manos por debajo para sentir la piel desnuda de su estómago. Yibo le sacó la polera lentamente, tumbándolo hacia atrás sobre su brazo.

—¡Dios! —exclamó él, deseando sentirlo dentro pronto.

Wang lo devoró, sorbiendo sus pezones rosas para luego pasar los dientes por aquella zona sensible de las clavículas y su inicio del cuello.

—Ya sabes adónde nos llevará esto —dijo Zhan jadeando, sin dejar de acariciarle el torso.

—Lo estoy deseando desde hace mucho —contestó Yibo con una sonrisa frente a sus pezones y llevando una de las manos del mayor a su entrepierna.

—¡Yibo estás demasiado duro!

—Y a punto de estallar, lo sé. Amor. No puedo aguantar más.

—Entonces no sigas esperando —dijo él, mirándolo a los ojos.

—No he dejado de pensar lo que pudimos hacer aquella noche.

Zhan sabía a qué se refería, era él quien iría por voluntad propia a los brazos de Wang para dar el gran y definitivo paso. E incluso llevaba una sorpresita bajo la manga… o sea literalmente pues la sorpresa estaba bajo otra cosa que pronto descubriría el castaño.
Cayeron al suelo enredados, Zhan separó las piernas para Yibo, que se apretó contra la única barrera... su bóxer. Se los quitó salvajemente quedando asombrado con lo que veía, Xiao Zhan, el algo tímido e inexperto hombre tenía introducido un plug anal, y como si fuera un trofeo lo retiró despacio bajo la atenta mirada de Xiao quien se mordía el labio inferior al sentir una corriente de placer. Luego tomó el juguete sexual y lo tiró por encima del hombro. Zhan lo liberó de sus pantalones, y bóxer. El menor se abalanzó sobre él con tanto ímpetu que lo hizo resbalar por el suelo. Pero él no retrocedió y esperó dispuesto su embiste.
Sabía que desde hace mucho Yibo se había contenido en su beneficio, pero esta vez él sintió todo el poder de su pasión y se preparó para esa ocasión que sabía qué pasaría aquella noche. Era algo placentero y salvaje, mientras su cuerpo empujaba y empujaba, y su boca lo devoraba. Enterró las manos en sus cabellos al tiempo que lo llenaba, cada vez más excitado. Zhan tensó los músculos en torno a Wang, suplicándole más. Y el menor se lo dió. Ya no pudo contenerse. Había pasado demasiado tiempo. El amor, la frustración, el dolor y la necesidad, su necesidad, se desbocaron.

Sabía que estaba siendo rudo, pero él le animaba con sus caricias eróticas, con mordiscos que le rasgaban la piel. Él era fuego vivo que fue tensándose hasta estallar entre sus cuerpos. Yibo le mantuvo la mirada mientras se hundía en él, empujando con fuerza hasta que el estallido de placer los arrojó extenuados y vacíos a un lugar que sólo ellos podían alcanzar.

Eve Of SmilesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora