Era un rascacielo muy lujoso, la oficina lo era aún más. Estaba decorada en tonos ocres y el suelo era de madera finamente tallada. Zhan podía percibir una ligera sensación de urgencia tras las puertas de cristal que iba dejando a los lados mientras se dirigía al despacho del dueño, pero a pesar de eso reinaba un aire de tranquilidad.
Golpeó sutilmente a una puerta con la placa "Srta. Jing Tong. Secretaria del Sr. Wang", y esperó hasta que la mujer apartó la vista del ordenador y se levantó a abrirle la puerta. Aquel rostro frío no le devolvió la sonrisa, y era tan poco amigable que Zhan se limitó a indicarle.
-Tengo un sobre para el señor Wang. Me han dicho que es urgente.
La mujer extendió el brazo y recogió el sobre con unas maneras insultantes. Debía de considerar que hablar con un mensajero era rebajarse, pensó Zhan mientras sentía cómo examinaba detalladamente su cazadora de motorista y sus pantalones de cuero.
Luego dejó el sobre en la bandeja de "urgente" y le habló por primera vez.
-Espere fuera hasta que el señor Wang lo haya examinado.
Qué encantadora, pensó él.
Zhan se giró bruscamente, con las mejillas ardiendo de rabia, y salió de la oficina sin decir una palabra. Se dirigió a una sala de espera para las visitas y al llegar se sentó en un enorme sofá, luego escogió una de las lujosas revistas que habían ahí. La empresa que lo había contratado para llevar unos documentos a Wang's Internacional le había dicho que obtendría una respuesta en el momento, así que tenía que esperar.
¡Que la secretaria del señor Wang se molestara en ir a buscarla!
Estaba absorto leyendo la revista cuando sintió que no estaba solo. Levantó los ojos esperando ver la inmaculada figura de la encantadora secretaria, y se quedó paralizado mientras una voz aterciopelada le preguntaba divertida.
-¿Interesante?
Era un hombre alto, por lo menos un metro ochenta, y tremendamente guapo, de una hermosura dura, fría, con unos ojos negros onix y pelo castaño oscuro que no invitaban a la dulzura ni a la calidez, y un imponente cuerpo musculoso sin un gramo de grasa.
-¿Perdone?
Fue lo único que pudo decir mientras intentaba reponerse de la impresión que le mantenía pegado al asiento.
-La revista -respondió él, señalándole con impaciencia-. ¿Qué es eso tan fascinante, un desfile de chicas o un nuevo producto tecnológico?
Su tono tolerable fue como una inyección de adrenalina para él. Se puso en pie rápidamente y trató de poner orden en su cabello, pasándose una mano, ya que al quitarse el casco de la moto siempre se le enredaba su negra cabellera.
Respiró hondo.
-Ninguna de las dos cosas -contestó fríamente-. Era un artículo sobre lo prejuiciosos que pueden ser los hombres, y veo que no se equivoca el periodista que lo escribió.
Después de una breve pausa, Zhan percibió con satisfacción que tanto el tono divertido cómo la amabilidad habían desaparecido cuando el hombre preguntó.
-Usted es el mensajero, ¿verdad?
-Sí -contestó, con el corazón acelerándose al caer en la cuenta de que aquél debía de ser el mismísimo Wang Yibo en persona.
Volvieron a quedar en silencio, pero los ojos de él lo decían todo. Zhan era consciente de que su delgada figura de un metro ochenta y dos no era la típica de un mensajero pero, como su empresa sólo se dedicaba al envío de documentos, cartas y paquetes pequeños, no necesitaban a gente fuerte. Su vieja y querida moto de ciento veinticinco centímetros cúbicos atravesaba todos los problemas de tráfico en la ciudad, que era lo realmente importante.
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Eve Of Smiles
FanfictionEl multimillonario e indiferente Wang Yibo sólo había tenido aventuras sin compromiso, pero la incontenible pasión que había surgido entre un doncel soltero y más encima con hijas como Zhan era muy peligroso y le daba mucho miedo.