A Zhan se le detuvo el corazón y luego volvió a acelerarse.
—Tenemos que hablar, Zhan. No puedo seguir así —dijo suavemente—. Ahora no es el momento, más tarde hablaremos.
Se lo quedó mirando, con una mezcla de duda y euforia.
¿Era aquélla su forma de decirle que tenía que tomar una decisión sobre su futuro? ¿Que, o aceptaba sus términos o no había nada que hacer? ¿Estaría siendo un lobo con piel de cordero?
No tenía ni idea. Era imposible saber lo que él estaba pensando.
—Cuéntame exactamente lo que paso anoche, Zhan —pidió el menor—, minuto a minuto.
Han-Ge llegó de la cocina con el café recién hecho justo cuando Na Ying bajaba las escaleras y, por la mirada que intercambiaron, Zhan ya no tuvo ninguna duda de sus sentimientos.
Una vez que estuvieron todos sentados, relató a los dos hombres todo lo que había pasado.
Zhan empezaba a sentir pánico hacia lo que iba a suceder.Yibo volvía a tener el control de sí mismo, parecía que el pequeño descontrol del principio no había acontecido nunca. Se comportaba atenta y consideradamente, pero sus ojos y su expresión no revelaban nada. Él no sabía qué esperar, pero no dejaba de repetirse que había ido allí en cuanto pensó que lo necesitaba, y eso tenía que significar algo, ¿no?
¿Podía haberlo hecho porque se sentía culpable?
Aún no había superado su sentimiento de haber abandonado a su hermana, tal vez su urgencia no había sido por él, Xiao Zhan, sino por evitar los demonios del pasado.
Los cuatro seguían hablando cuando Xuanyi y Lusi aparecieron en el salón, manifestando claramente su alegría al ver a Yibo, aumentando el recelo de Zhan. Lo adoraban, se dijo a sí mismo, mientras las veía subirse a su regazo, y Yibo era muy bueno con ellas al permitirles esa demostración de cariño.
Era media mañana cuando Yibo se puso en pie y lo tomó de la mano.
—Ve por tu abrigo —le pidió—. Voy a llamar a un amigo para que venga a arreglar la ventana y luego daremos una vuelta en auto y comeremos por ahí.
—Es domingo —comentó él, boquiabierto—. Nadie trabaja los domingos.
—Está persona lo hace —afirmó. Se volvió hacia Han y Na Ying—. ¿Se quedan cuidando la casa durante un rato?
—Por supuesto —contestó la mujer con entusiasmo, con demasiado entusiasmo. Na Ying estaba encantada con el giro que tomaban las cosas.
—¿Podemos ir? —preguntó Lusi.
—Esta vez no, tesoro, ¿de acuerdo? Pero te prometo que iremos a un sitio entretenido muy pronto los cuatro —le dijo Yibo amablemente.
—¿Podremos ir a ver de nuevo a los patos? —fue el turno de Xuanyi para preguntar, ya que era su mayor anhelo.
Yibo sonrió y les alborotó los cabellos.
—No veo por qué no —respondió.
Zhan rezó por que todo aquello terminará bien, mientras se ponía el abrigo. No se arregló el pelo ni se puso bálsamo labial para la resequedad de sus labios por el frío.
"Si no soy lo que él quiere, si no puede romper con el pasado, no dejaré que le haga daño a mis pequeñas"
De camino al auto, Yibo lo tomó de la mano y él se quedó sin habla, pero entrelazo sus dedos entre los del menor. Su cuerpo le decía que lo que Yibo iba a decirle lo haría el hombre más feliz del mundo o el más desgraciado, y no tenía ni idea de qué iba a pasar.
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Eve Of Smiles
FanfictionEl multimillonario e indiferente Wang Yibo sólo había tenido aventuras sin compromiso, pero la incontenible pasión que había surgido entre un doncel soltero y más encima con hijas como Zhan era muy peligroso y le daba mucho miedo.