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La famosa heroína número cinco se encontraba tendida sobre su gigante silla de cuero negro mientras que se divertía jugando con su celular aquel entretenido videojuego que consistía en intercambiar los coloridos caramelos dentro de un tablero para...

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La famosa heroína número cinco se encontraba tendida sobre su gigante silla de cuero negro mientras que se divertía jugando con su celular aquel entretenido videojuego que consistía en intercambiar los coloridos caramelos dentro de un tablero para lograr crear una combinación perfecta que seguramente le daría un puntaje impecable que la haría avanzar de nivel.

Después de analizar unos segundos su siguiente movimiento, comenzó a deslizar lentamente su dedo pulgar por sobre la pantalla, dispuesta a llevar a cabo su elaborado plan, pero al estar a nada de completarlo con éxito, las pesadas puertas de caoba que daban entrada a su oficina fueron abiertas con brusquedad, provocando un estruendoroso sonido que repercutió en todo el edificio de treinta y seis pisos.

- Así que esto es lo que hace la hermosa heroína profesional Akira Seki en vez de terminar con el papeleo de su agencia. - habló Hawks, el causante de tal escándalo, entrando al moderno despacho de su compañera de trabajo y mejor amiga - Vaya, realmente eres una chica que aprovecha su día al máximo, ¿verdad, Seki? - rió con sorna el rubio -

La joven heroína de a penas diecinueve años bloqueó su celular con desgano, pues al manifestarse la presencia de Keigo, había hecho mal el movimiento en el tablero y ahora, su puntaje intachable se hallaba muy en el fondo del basurero.

- Hola, Hawks. - le saludó Akira con una sonrisa cansada a la vez que se sentaba correctamente en su lugar y con pereza, comenzaba a ojear uno de los tantos bonches de documentos que estaban regados por todo su escritorio - ¿Sucedió algo? - cuestionó al alado sin despegar la vista de su lectura -

Antes de responderle, el mayor se acercó a los cómodos sofás forrados de piel blanca artificial que la oficina de su amiga tenía, para seguidamente tumbarse en el más grande de ellos.

- No, realmente no. - habló el de filosos ojos ámbarinos revisando las recientes notificaciones que su teléfono le mostraba en la pantalla de bloqueo - Quería pasar a verte, es sólo eso. - respondido a su pregunta junto a su típica cara con aires de eterno desinterés -

- Es lo que veo... - resopló la rubia con una pequeña sonrisa decorando sus labios - o ¿acaso Megumi te lo permitió? - se mofó Seki de Takami, aunque este último la vió de mala manera a forma de reproche -

- Deja de lado las ridiculeces, Akira. - le pidió Hawks tecleando un mensaje con rapidez en su teléfono, visiblemente molesto por la inofensiva broma de su amiga - Megumi-chan no tiene ningún poder respecto a con quién o no puedo ir, únicamente es mi secretaria, ya te lo había dicho antes. -

Y efectivamente, todo lo que Hawks parloteaba era cierto.

Megumi sólo trabajaba como su secretaria personal, ya que cuando el rubio de imponentes alas bermellón inauguró su propia agencia hacia unos años atrás, requería urgentemente de una secretaria audaz y organizada, por lo que sin pensarlo demasiado, recurrió a los servicios de la Okada menor, la cual por lógicas razones terminó por ceder ante Keigo.

Oblígame a pensar sólo en ti || HawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora