012.

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Ambos parecían haberse perdido entre el lujurioso danzar del otro, tanto así que, ninguno se percató que solo quedaban ellos dos en la pista de baile

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Ambos parecían haberse perdido entre el lujurioso danzar del otro, tanto así que, ninguno se percató que solo quedaban ellos dos en la pista de baile.

Ella se hallaba más que ebria, pero su alta resistencia al alcohol era asombrosa y gracias eso, aún podía mantenerse de pie, juntando su cuerpo al de Keigo, importándole absolutamente nada que el resto de colegas le mirasen con asombro.

Mañana podría utilizar su estado de ebriedad como pretexto y todo el mundo le creería.

Si por ellos hubiera sido, nunca se separarían del otro, pero el molesto timbre de llamada entrante del celular de Hawks le dio fin a su burbuja de delirio y lasciva, pues era la segunda vez que marcaban y supuso que sería algo de importancia si tanto le insistían a la una de la madrugada de un sábado, por lo que no demoró más en responder, no sin antes dejar a Akira sentada en cómodo diván.

- ¿Paso algo? – preguntó molesto mientras aceptaba la llamada y acercaba el aparato a su oreja, sin siquiera leer el nombre del contacto –

- Hawks-san, créame que siento mucho si interrumpí su coqueta velada con la señorita Seki, pero pensé que era necesario informarle que ya me he ido y estoy de camino a mi casa. – habló Megumi con aparente recelo resplandeciente en su voz –

Entonces fue ahí donde el rubio se dio cuenta de la ausencia de sus modales y la de su linda secretaria en la fiesta. Se había engatusado tanto con su mejor amiga, que se olvidó por completo que Okada se encontraba también en el mismo lugar que ellos, a pesar de que personalmente él mismo la había invitado a divertirse.

- Megumi-chan, lo lamento muchísimo, te juró que no era mi intención, de verdad. Me distraje con Akira y el tiempo se me fue volando. – se excusó, avergonzado por sus actos pasados para con la mayor - ¿Puedo hacer algo para compensarlo? Inclusive podrías enviarme tu ubicación y yo te llevaría a casa. No tardaría más de quince minutos en llegar por ti. –

Cansada, la castaña al otro lado de la línea suspiró, aparentemente fastidiada por la situación.

Si se hubiese tratado de algún percance casual, tontamente hubiese accedido sin pensárselo porque estaba estúpidamente enamorada de su jefe y que mejor para ella que pasar largas horas junto a su amor platónico, sin embargo, estaba enterada que el cenizo únicamente lo hacía por compromiso, educación y para no quedar en malos términos, pues no era tan tonta como para percatarse que los ojos ambarinos no lo miraban a ella, sino a la preciosa hija de Seki Dai y Yamada Hana.

Que horrible era darse cuenta que jamás sería vista por Hawks como él veía a Akira.

- No tiene de qué preocuparse, Hawks-san, el novio de la señorita Seki amablemente se ofreció a acompañarme, de hecho, Satoshi-san va a mi lado. Puede estar tranquilo. – tristemente sonrió desde su lugar, tragándose sus propias lagrimas que amenazaban por desbordarse de sus grises orbes apagados – Será mejor que lleve a la señorita a un espacio seguro, ya es muy tarde y es peligroso que esté fuera en estado de ebriedad. Puede pasarle algo grave y eso no le gustará al señor Dai. –

- P-Pero Satoshi y A-Akira, ellos dos... – balbuceó el héroe, procesando de uno a uno los vocablos de la chica –

- Oh... sobre eso, pensaba marcarle a la señorita Seki mañana por la mañana para informarle sobre el favor que Satoshi-san me brindó con tanta amabilidad, es para evitar algún de conflicto entre ambos. – educadamente le explicó al confundido muchacho con el que estaba hablando por vía telefónica – Creo que es todo lo que quería comentarle por ahora, lo veo dentro de unas horas en su oficina. Todavía no tenemos en orden la información que le solicitaron. –

El rubio se digno a pasar su mano libre por su rebelde cabellera, despeinando así algunos largos mechones plumosos.

- Está bien, Megumi-chan, espero que descanses bien. – cedió seguido de un pequeño bufido de enojo traicionero – Te veo después en mi despacho, evita llagar tarde. –

- Claro que sí, Hawks-san. Hasta luego. –

Luego de esa breve despedida, los dos colgaron a la vez.

Keigo prácticamente regresó corriendo hacia donde había dejado a Akira, sintiendo el viento a travesar su delgada camisa blanca de algodón y desorganizar por completo los costados de su saco negro al llevar a cabo esa simple acción.

Cuando arribó a la zona en la que se ubica el diván, su campo de visión se topó con una chica rubia luchando por no quedarse dormida mientras se empeñaba en ganar una partida de póker en su celular.

Una sonrisa instantánea se formó en su rostro.

Al parecer, todo lo que ella hacía sólo provocaba que él la amará cada vez más.

- Akira. – dulcemente canturreó su nombre al detenerse delante de su ser, contemplando a detalle la belleza cegadora de la más joven –

La femenina perezosamente alzó la mirada de su celular, posando totalmente su atención en el chico alado.

- ¿Hawks? Tardaste, ¿todo va bien?... – cuestionó, arrastrando las palabras a la mitad de la oración –

- ¿Eh? Sí, todo está bien, fue un contratiempo nada más. – se explicó aún manteniendo esa cálida sonrisa en los labios –

La extrañeza gobernó de forma masiva las facciones de la heroína, eso fue fácil ver en cuanto una de sus cejas perfectamente peinadas se arqueó y su ceño se frunció ligeramente.

- Si tú lo dices... creo que tendré que creerte. – habló, hundiéndose de hombros –

El mayor se rio ante lo dicho por Mind.

Sin duda alguna, Akira bajo los efectos del alcohol era algo realmente divertido de ver, pues un lado profundamente oculto de ella salía a la luz sin descaró presente.

- Anda, levántate de ahí. Es hora de regresar, dentro de unas horas tendrás que ir al trabajo y tu cara se verá horrible si no descansas, aunque sea un poco. –

- Agh – se quejó haciendo un puchero, viéndole con ojos suplicantes -, entonces ayúdame. – dijo extendiendo su mano en dirección al número dos, en señal de que la tomase y le ayudase a parase –

- Eres un caso perdido, Seki. – murmuró después de jalar de su pálida mano y juntar la anatomía ajena a la suya, para seguidamente colocar su propia mano en la espalda baja de Akira –

- Puede que tengas razón, pero... - se acercó a su modalidad auditiva, haciendo perceptible su delicioso aroma embriagante a vodka para las fosas nasales del contrario – siempre he sido y seré tu caso perdido, tenlo por seguro, Takami. – 

 – 

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Oblígame a pensar sólo en ti || HawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora