21. Navidad y una confesión - Parte Uno

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- Wow nii-san, Masashika-san, en serio la mansión de Rengoku-san es increíble - exclamó animado el pequeño Genya dentro de la van de la familia Masashika, la cual era usada para transportar todos los víveres necesarios para el restaurante, los tres se encontraban volviendo luego de entregar los gigantescos pasteles que habían preparado para la fiesta de navidad que se llevaría a cabo aquella noche.

- Y que lo digas Genya-chan, es la primera vez que entro a una casa tan grande, debe tener por lo menos 20 habitaciones, y hasta los ayudantes que nos recibieron tenían mejores ropas que nosotros jajaja ¿Verdad Sanemi? - respondió Kumeno mientras manejaba, a su lado, Sanemi solo veía por la ventana pensativo.

- ¿Nii-san?

- ¿Todo bien amigo?

En ese instante Sanemi espabilo un poco pegando un brinco, volteó para ver primero a su hermano pequeño y luego a su amigo al volante.

- Si... lo siento es que estoy un poco agotado, eso es todo - Sanemi respondió y se quedó meditando un poco más lo que estaban charlando su hermano y su amigo, luego comentó continuo - y Rengoku no es el único... Uzui, Iguro, Kanroji y Kanae, todos tienen casas realmente increíbles... definitivamente pertenecemos a mundos completamente diferentes.

- ¡Wow! - exclamó un impresionado Genya.

- Es una pena que no haya podido conocer a tu amigo Rengoku, pero asumo que está muy ocupado preparando todo lo referente a la fiesta de navidad, si te soy sincero, cuando me dijiste que necesitabas ayuda para hornear pasteles, pensé que estabas exagerando, ¿Cuántos invitados va a haber?

- La verdad no lo sé con exactitud, según recuerdo todos los de tercero irán, cada uno con un acompañante, a excepción de Uzui y sus nov... amigas, y también Iguro y Kanroji irán a pesar de ser de segundo - respondió, en ese momento por la mente de Sanemi pasó aquella duda "a quién llevará Kanae..."

- Pero, ¿Qué hay de ti Nii-san?, ¿No irás? - tal pregunta hizo que los dos amigos que iban al frente del auto se miraran un segundo.

- No Genya, porque pasaré la navidad con ustedes, en familia - le respondió Sanemi con un tono suave - también iremos a visitar a la abuela Chiyo.

- Pero... - intentó agregar el joven, aunque al ver la expresión que hacía su hermano mayor, se contuvo de indagar más.

- No te preocupes Genya, estoy bien, es mejor así - le respondió de una manera un poco seca su hermano mayor.

- Demonios Sanemi, en el caso que hubieses ido, me tendrías que haber llevado como tu acompañante, hasta de pronto podría conquistar a una linda novia millonaria como la tuya... - en ese momento Kumeno, al sentir el aura asesina que provenía del asiento del copiloto, sólo se rio y continuó manejando.

Aquel frío día continuó, la ciudad ya se veía completamente blanca debido a la constante nieve que caía, pero esto no era un impedimento para que se viera más viva que nunca, las luces navideñas adornaban bellamente los edificios y las calles principales. Conforme la noche iba cayendo la gente comenzaba a salir para celebrar la tan esperada noche buena, parejas, grupos de amigos, compañeros de trabajo y familias se veían por todos lados comprando cosas y yendo a sus diferentes destinos para tan especial noche. Y la familia Shinazugawa no fue la excepción, por primera vez después de muchos años por fin podían volver a celebrar juntos, después de que Masachika los dejara en casa todos fueron a visitar a la abuela Chiyo donde cenaron y tuvieron un agradable momento, Sanemi vio con gusto como sus hermanos destapaban los regalos que la anciana les había comprado, para luego emocionados mostrarselos a él, el chico pensaba que simplemente verlos así era más de lo que él podía merecer, en secreto y sin que ellos se dieran cuenta le agradeció de corazón a la abuela por haberles dado aquel detalle, que claramente él no podía por las aún tan duras condiciones económicas en las que se encontraban, pero la abuela Chiyo solo se limitó a decirle que no se preocupara por eso, que para ella era una forma de celebrar que estaban todos juntos de nuevo como familia y que les agradecía que no se olvidaran de ella ahora que vivían en otro apartamento.

Amores inconclusos - SaneKanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora