Capítulo IX

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"No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho"

Aristóteles

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Intento que mi respiración se pueda acompasar mediante tengo la conversación más seria de toda mi vida con la doctora Jukić, quien hasta el momento no me ha dado una explicación lógica sobre la inseminación artificial que me han hecho, ni siquiera tiene una buena justificación que mencione que todo ha sido una equivocación por su parte y que aquí ni Rade ni yo incluimos sobre esté error y problema.

Me acaricio mis sienes intentando no perder el control de mi cuerpo al saber que estoy embarazada de la peor persona que jamás creí que se incluiría en mi vida privada; porque exactamente de mi jefe, ¿por qué él de tantas millones de personas en el mundo? Había muchas probabilidades y de todas esas, sigo sin poder comprender como es que termine por ligarme con esta situación con mi jefe, ya era suficiente tener que verlo cada quince días para que tenga que mentalizarme que llevo un bebé de su sangre en mi vientre.

Fuera fácil hacerme la de los ojos ciegos y oídos sordos si no tuviera que tampoco engañar a Rade haciéndole creer que en mi vientre llevo a su bebé, no podré vivir bajo una mentira en los próximos nueve meses, ni siquiera tengo la idea de cómo será el físico de nuestro hijo porque todo dependerá del gen más fuerte, y sí llega a ser el de Demian, por claras y contundentes razones mi esposo se dará cuenta que el bebé no se parece a ninguno de los dos.

Dios mío, cómo le explicaré esto a Rade y sin dudarlo, no sé cómo se lo llegará a tomar cuando le diga la verdad, porque no quiero despertar a cada mañana sabiendo que otro día más le he ocultado este secreto, como también, verlo a los ojos con esa ilusión de creer que llevo a su hijo cuando en realidad no habrá una compatibilidad sanguínea en ambos.

No sé qué tipo de prueba me ha puesto Dios, pero también aquí sabré si él es lo suficientemente bueno para querer quedarse conmigo a mi lado, criando un bebé que no tendrá su sangre, pero que si será su hijo. Estoy preocupada con todas las decisiones que he tomado hasta el momento que no tengo idea a que camino me llevarán cada una, lo peor de ello, es que sé que cosas buenas no me traerán, dejando a un lado al bebé que llevo en el vientre porque sé que él o ella no tienen la culpa ni la responsabilidad de todo este caos por el que estoy pasando.

Veo como una chica entra a la oficina de la doctora Jukić para entregarle una carpeta en sus manos, ella empieza a tomar unos papeles en donde al leerlos detenidamente empieza a buscar el error del caso, quisiera poder acercarme a verlo pero ya sería demasiado tener que rebalsar el límite de mi insistencia, porque a pesar que tengo toda la razón para estar molesta y disgustada por lo que acaba de sucederme, tampoco puedo tomarme como justificación ciertas actitudes cuando debo de actuar con madurez en estos momentos.

—Pero, aquí no hay un error, señorita Ivanović —quedo desconcertada al escuchar eso.

— ¿Qué? ¿Cómo que no hay un error? Si usted misma sabía que deseaba hacerme una inseminación artificial con el esperma de mi esposo, no de un donante —le mencioné mientras ella asentía con la cabeza.

La misma chica que le llevó la carpeta de mis documentos de nuevo entro en la oficina para darme una taza de té con la finalidad de tranquilizarme, pero sé que para que eso suceda, tendré que tomar más que una taza de té porque ahorita en vez de poder resolver mis dudas, empiezo a tener más con cada palabra que dice la doctora como si fuera la culpable de que me hayan hecho un IAD.

—El consentimiento y el registro para hacerse la inseminación artificial aprueban de que usted consideró hacerse una inseminación artificial por medio de un donante de esperma. —Abrí la boca y no supe que decir.

Jefe, tendré un hijo suyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora