Capítulo XIX

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"No hay un gran genio sin una mezcla de locura"

Aristóteles

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El clima durante estos días ha estado un poco extraño, hay días que llueve y otros que el sol se mantiene, mientras que por las noches hace frio y durante el día se mantiene cálido o nublado, sinceramente hay épocas del año que el país se mantiene exactamente con su clima, sin embargo, con esto de la contaminación ambiental, los tiempos han cambiado y bueno, las cosas ya no suelen ser lo mismo a pesar que el país cuide su medio ambiente de la mejor forma posible. Por lo menos el día de hoy, el día se ha mantenido regular, es decir, templado a pesar que para estas fechas se dan las lluvias y pronto empiece las nevadas entre noviembre a marzo.

Al estar en casa, no hago más que tener que hacer mi trabajo con la empresa todo el día, ya que luego de que me dieran el alta en el hospital y Demian haya decidido por mí y el bebé en pasar un mes entero casi en cuarentena para cuidar el bienestar de la criatura y bajar mi estrés; hubiera querido rechazar la idea pero por supuesto, la primera semana no fue nada fácil cuando sentía algún par de dolores o malestares en el vientre luego de intentar ir a trabajar sin que Demian se diera cuenta, pero luego fue inútil al darme cuenta que sí necesito unos días de descanso para no proporcionarle más dificultades al bebé.

Así que hoy me encuentro haciendo teletrabajo, algo que se me dificulto realizar al principio cuando mi trabajo se desempeña más en la empresa que estar en una casa encerrada con una laptop mientras paso sentada de lugar a lugar para poder cambiar de ambiente, lo cual lo he hecho constantemente para tampoco sentirme aburrida ya que necesito estar en movimiento. Ahora me he quedado en el comedor que está en el jardín cerca de la piscina, al menos el clima no me ha irritado y también ha sido un buen día con pocas labores y más con monitoreo.

—Aquí está su merienda, señorita Danika. —Elevo la mirada al escuchar la voz de Karim quien deja un plato de comida en frente de mí.

—Te lo agradezco mucho. —Le sonrío mientras ella se va.

Aparto unos papeles para luego tomar el plato en donde se encuentran dos tostadas de pan integral con aguacate, queso y jamón de pavo; son tan deliciosas que no tengo cabeza para seguir trabajando mientras me deleito de la comida y por supuesto, de mi batido de frutas.

Antes de distraerme en mi trabajo al encontrarme comiendo, me encuentro con una carpeta amarilla que está debajo de varios documentos que he tenido que pedirle a Demian que me dé para poder trabajar en casa luego que no quiso que pisara la empresa porque empezaba a creer que no saldría de ahí sin laborar un último día; así que quitando varias páginas de papel que están en desorden, pero gracias a Dios, tienen número de página, termino por agarrar la carpeta que ha llamado mi atención.

Al abrirla pronto empiezo a tener una fatiga y pérdida de apetito al darme cuenta que no es nada más y menos que una nueva carpeta de donde se encuentran el curriculum de los padres que están dispuestos a adoptar un bebé, no pensaba que entre tanto documento aquella carpeta terminaría con mi trabajo o cómo pude olvidar que Demian me la ha dado con un especial color para que la identifique correctamente.

Me acaricie la cabeza y casi dejo de comer mi merienda al sentir una pequeña náusea, sinceramente la sorpresa fue grande e inesperada que ya me di cuenta que me trajo un buen disgusto. A pesar que los últimos días ya no he pensado más sobre la adopción porque he tomado la decisión de luchar por el bebé, pienso que ver esos documentos no cambiará nada mi pensamiento, además, al menos debo de tratar de verlos, aunque ya haya cambiado mi decisión porque no dudo que Demian me preguntará por ello y prefiero tener en mente que debo de decirle antes que su pregunta llegué de forma inesperada y dejé una respuesta al aire y poco lógica.

Jefe, tendré un hijo suyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora