Capítulo XXXII

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"La belleza es el esplendor de la verdad"

Platón

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Me termine de preparar para verme una vez más en el espejo antes de irme directo a la sala, está será mi primera navidad lejos de casa, con una diferente familia, con el descubrimiento de nuevas tradiciones y por supuesto, con la espera de un bebé. No pensé llegar de esta forma en esta importante fecha cuando hace tan solo unos meses atrás aún creía en esa posibilidad en pasar las fiestas con Rade, lo cual ya no me resultaba emocionante tener que hacer lo mismo cada año cuando solo se trataba de visitar a sus amigos para embriagarse, hablar de un futuro incierto y jugar con sus increíbles apuestas.

Realmente la última navidad que recuerdo que me la pase bien con él fue hace cinco o seis años, en donde nos quedamos en casa, cocinando juntos y preparando nuestra propia festividad en cantar, bailar y estar cerca de la chimenea esperando que se hiciera de medianoche mientras recordábamos todos nuestros éxitos del año. A estas alturas el valor de disfrutar esas festividades con él, parecieron caducar como una leche vencida, pero ahora que estoy en Grecia y con la familia de Demian, me hace sentir tanto feliz como nerviosa por lo que descubriré está noche.

A plena mañana del veinticinco de diciembre —sí, veinticinco de diciembre porque los griegos no celebran la navidad el veinticuatro, sino hasta el siguiente día—, toda la familia de Demian fue a misa, luego de ello, descubrí que una de las tradiciones principales e importantes había comenzado con los niños, en donde las sobrinas y el sobrino de Demian participaron en la llamada Kálanda que es ir de puerta en puerta de cada casa cantando villancicos navideños para las familias utilizando el instrumento del triángulo, eso es algo común pero lo que me dejo sorprendida que esta tradición se asemeja un poco a Halloween, sí, se escucha extraño pero a mí, así me parecía luego de que Cassandra me mencionará que mientras los niños cantan, las familias de dichas casas les entregan dulces, frutas o dinero.

Realmente cualquiera diría para qué unos niños necesitan dinero, agregando que la familia Thalassinos es adinerada y tienen una posición económica estable para hacer eso; pues al menos el grupo de infantes donde está Rhea, Tess y Phineas recogen ese dinero con el fin de donarlo a fundaciones de niños que tienen cáncer o enfermedades crónicas, añadiendo que a veces con ello, resulta ser que lo ocupan para comprarles regalos y darles una alegre navidad y año nuevo a esos niños y niñas. Sinceramente la idea resulta ser un poco madura para niños pequeños que no comprenden mucho el mundo que los rodea aún pero como me lo dice Cassandra no están exceptos de saber que hay otros infantes que en estas fiestas no las pasan en casa, sino que dentro de un hospital o fundación esperando que un milagro alegre les llegué, haciendo que este pequeño grupo de niños coritas les den ese momento feliz.

Por supuesto, esa solo es la primera tradición que descubrí por la mañana, la siguiente que supe fue el tradicional Karaváki, un barco de madera que está fuera de casa y tiene espectaculares luces azules y blancas que iluminan una parte del majestuoso jardín, podría decirse que para los griegos el árbol de navidad es ese barco, sin embargo, con el paso del tiempo la señora Dionne me ha explicado que dicha tradición se ha ido borrando de la lista de varias familias para poner el tradicional árbol de navidad en casa, no obstante, la familia de Demian al valorar la cultura e historia de su país, cada año en esta fecha siempre construyen una maqueta de un barco velero, lo adornan de luces y bolas navideñas. Aunque a pesar que estemos en la actualidad también han aceptado el árbol, el cual es enorme y está en la sala, ya que la señora Dionne como el señor Basil, han aceptado dicha tradición extranjera solo por sus nietas y nieto quienes desde pequeños les han insistido en tener su propio árbol navideño en casa.

Jefe, tendré un hijo suyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora