Capítulo 6. Zoológico

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Atsushi entraba a su casa dejando sus anteriores compras, Shibusawa lo miro todo - ¿harás una poción de amor? ¿Por qué? ¿De quién? ¿Para qué? ¿Te están amenazando?

- Woow, woow, tranquilo Tatsuhiko – le llamo Abadon. – mi hijo sabe lo que hace y a quien hechizar – se acercó - ¿Quién es el afortunado? ¿ese chico que me contaste?

- Papa, no

- ¿Qué chico? – pregunto Charles

- Oh Charles, querido, no te he contado

- Papá, nooo

- Yo también quiero saber – dijo Shibusawa

- ¡paren los tres! – se quejó el albino – no es ninguna poción de amor, simplemente engañe a una chica para que no lo use con su compañero ¿de acuerdo?

- Ay mi bebe tan lindo – dijo Charles abrazando a su pequeño albino – siempre tan puro y lindo

- Ya viste Tatsuhiko y tu haciendo alboroto – se quejó Abadon

- Mil perdones su majestad

- Como sea – dijo Chales – ¿Qué haces en la casa? – se quejó – vete, no me gusta tener a los doce aquí metidos

- Su realeza, solo vine – se paró frente a Atsushi – a ver al pequeño príncipe.

- ¿quieres una foto? Así no te veríamos nosotros – se quejó Charles

- Oh Charles, tranquilo. – le sonrió abrazándolo y hablo a su oído - ¿no vez que está en plena conquista?

- Príncipe, ¿le gustaría ir por un helado mañana?

- No – respondió Atsushi. Ambos adultos taparon sus bocas para evitar reír

- Ah pero...

- Tengo trabajo Shibusawa, ahora puedes retirarte. Recuerda avisar cuando vayas a venir. A mis padres no les gustaría ser expuestos

- Si, lo lamento...

Shibusawa salió y Abadon lo acompaño a la puerta – suerte para la próxima compañero

- Gracias, su majestad.

- Está bien – dijo sonriente – sé que un dragón cuidaría bien a mi bebé. Ten paciencia, el apenas descubre al mundo

- Sí señor.

Al día siguiente, en las oficinas, Atsushi terminaba el papeleo cuando Akutagawa entró. Todos se habían congelado al verlo, pero Atsushi no le había notado, Akutagawa camino por en medio del pasillo hasta el escritorio del albino, al sentirle cerca, el menor subió la mirada. – Akutagawa-san, ¿de nuevo aquí? – pregunto amable

- Hel – tosió ligeramente. El nerviosismo estaba ganándole.

Golpeo la mesa con la caja de leche, ¿la fuerza? El nervio no era su ayuda. Golpeo aquello con tanta fuerza que el mismo bote de leche exploto llenando a Atsushi de leche de fresa. Dazai estaba muriendo de la risa a tal punto de caer de su escritorio.

Akutagawa se sonrojo y salió de allí furioso.

Atsushi suspiro y miro su escritorio – tendré que limpiar...

- Ve a lavarte tú, llamaré a alguien para que limpie – dijo Kunikida – y ya no te acerques a los contratistas

- S-si Kunikida-san.

Oficinista del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora