Capítulo 7. De una noche

2.3K 310 195
                                    

Capítulo 7. De una noche.


Atsushi acomodaba sus peluches entre su alcoba y el ropero, el azabache le miraba – entiendo que te gustaron

- Son increíbles ¿Cómo se llaman estos con los humanos?

- Igual, peluches

- ¿son vudú?

- No. Son para abrazar

Atsushi abrazo un peluche de tortuga, el azabache le sonrió – tu... Pensé que no hablabas mucho

- Jamás dije que no hablará – se defendió – simplemente, tenía conflictos internos

- Bien – se sentó a su lado – es agradable tu voz

- Bien, eso es bueno – miro a su alrededor – tu habitación es demasiado simple

- Ya te dije – puso la tortuga frente a ellos – ahora estará decoradita y bonita

Se levantó para seguir decorando su habitación, el mayor se cruzó de brazos – Jinko, ¿Por qué no dices tú raza? – Atsushi trago saliva y giro para verlo

- No hablemos de eso...

- No quiero incomodarte pero cada vez estoy más curioso... - rasco su nuca – yo... Quiero ser cercano a ti

Atsushi trago saliva – mi raza es... extraña, por eso no puedo decirlo...

- ¿Qué tan extraña?

- Yo... ¿puedo confiar en ti?

- Si no puedes confiar, no tienes que decirlo. Aun así puedo asegurarte que tengo palabra.

- ¿puedo decírtelo en otra ocasión?

- De acuerdo – miro alrededor - ¿puedo salir?

- Oh no, no, no. Mis padres trabajan desde temprano, si mi papá te ve, te mata

El azabache sonrió – dudo que pueda matarme

- Créeme, mi papá es muy fuerte – pidió el albino. Akutagawa recordó la teoría de Dazai, sobre que Atsushi puede ser el hijo de uno de los doce

- Entonces... ¿Puedo besarte? 

Atsushi se sonrojo y miro al azabache, esté tallo su nuca - Solo... Estoy nervioso 

- s-si... Yo también

- Está bien ¿Dónde duermo?

Atsushi se sonrojo aun más, solo tenía su cama – co-conmigo – dijo y el azabache se sonrojo también

- Ok, de acuerdo – hablo sereno aunque por dentro se moría.

- Mis padres salen temprano, mi papá Charles regresa a la hora de la comida, mi otro papá no regresa hasta la noche, a veces ni regresa, así que esperamos a que se vayan, desayunamos, podemos ir juntos al trabajo... 

- ¿desayunar? ¿tú y yo?

- ¿no quieres?

- Ah, no, digo sí, claro – trago saliva – y ¿Por qué esa vez no te quedaste en mi casa?

- Como puedes ver, tengo un vigilante

- Oh si, si

- Ya ataco a Dazai-san así que...

Oficinista del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora