Capítulo 27

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Atsushi llego tarde a su casa, miro al azabache quien estaba en la sala leyendo unos papeles – Ryu...

― Oh, bienvenido a casa, mi pequeño súcubo

El albino sonrió y se aventó encima del azabache – compre ropa bonita y sexy

― ¿para qué? Te lo voy a arrancar

― Aaay solo mírala – se quejó besando sus mejillas

― Detente, detente, es mucho amor esto – se quejó molesto pero Atsushi solo lo seguía besando – uugh – se quejó dejándose besar.

Atsushi solo se dedicaba a besar a su esposo, Akutagawa odiaba el amor en exceso pero debía soportarlo, se había casado con un chico amoroso y dulce.

Las horas pasaron para ambos, igual que los días, a los pocos meses, Tachihara y Tanizaki anunciaron ser pareja, Akutagawa les ignoro pero Atsushi estaba feliz.

El rumor sobre Atsushi siendo Súcubo era perfecto para todos, a veces se acercaban a pedirle consejos a Atsushi, ¿coquetearle? Algunos lo intentaron hasta que descubrieron que estaba casado con el perro silencioso de Akutagawa.

A los seis meses Chuuya regreso a las oficinas, Atsushi pasaba sus ratos libres en la guardería de las oficinas con el pequeño Osuya, el bebé amaba pasar el tiempo con su tan amado tío Atsushi.

Akutagawa mientras estaba en sus oficinas con Chuuya, los demonios asesinos y contratistas entraban y salían de los portales. Chuuya le acercó al azabache un té - ¿Cómo te sientes? ¿Sigues inseguro?

― Las pláticas sobre bebés son buenas, a Jinko le gusta ir al mundo humano

― Me habías dicho que después de pasar tiempo con Osuya, ya no querías bebes

― Es que tu bebé es muy...

― Si, si lo sé, tiene mucha energía. Pero ahora Atsushi es el que quiere un bebé

― ¿Cómo tomará la empresa que un Súcubo, tenga un bebé? – cuestiono divertido Akutagawa.

― ¿olvidas que tanto tu como Atsushi están protegidos por nuestros respectivos jefes?

― Chuuuuuya~ - llego Dazai cantando.

Akutagawa y Chuuya miraron a Chuuya, detrás estaba Atsushi sonriente cargando a Osuya - ¡oh mi amado bebé! – grito Chuuya alegre. Él bebe balbuceo y llevo sus brazos a Chuuya.

― Dazai-san me dijo que lo trajera

― Sí, es hora de ir a casa

― Atsushi, ¿Por qué no vienen a cenar a nuestra casa? – pregunto Chuuya mientras Akutagawa tomaba la cintura de Atsushi con firmeza. El menor lo abrazo

― Sería un placer Chuuya-san – respondió Akutagawa

En poco tiempo llegaron a casa de los mayores, Osuya amaba ir en los brazos de Atsushi, Akutagawa por su parte solo se mantenía incomodo, la idea de tener bebes lo había abordado bien al inicio pero escuchando y aprendiendo es que cambio. Al llegar a casa, Chuuya ordeno a sus momias fantasmas preparar la cena - Atsushi – le llamo Dazai – tu no cenaras ¿verdad?

― Tengo energía de Ryu aun, gracias

― Oye Akutagawa y para ti ¿no es agotador?

― Tenemos un contrato como los otros demonios, él no puede dañarme aunque consuma mi energía

― Eso suena perfecto

― Mientas esperamos a los fantasmas porque no hablamos de la repentinamente falta de interés de Akutagawa

Atsushi se sonrojo por ello, Akutagawa ya sabía hacia donde iban, - Se equivoca Dazai-san, yo aún no quiero bebes, porque creo que Akutagawa y yo merecemos pasar tiempo juntos. Por favor, no lo hostiguen tanto

― Atsushi-kun defendiendo a Akutagawa-kun, que tierno.

― No entiendo Atsushi – le llamo Chuuya – estabas entusiasmado por tener herencia con Akutagawa cuando conociste a Osuya, ¿no recuerdas todo lo que me preguntaste?

― Yo sé eso, pero... - miro alrededor – ¿podemos hablar tranquilamente?

― Sí, claro.

― De acuerdo. Estoy consciente que subiré al trono en algún momento con Ryunosuke. Mis padres tuvieron muchos problemas para tenerme porque mi Papá no es uno de los doce, era un ciudadano común del infierno. Es decir, alguien particular. Mis abuelos rechazaron conocerme, incluso creo que sigues de vacaciones en el triángulo de las bermudas, y somos idénticos, o sea, me odian, y no puedo pensar en cómo odiaran a Ryu, y a mi herencia. ¿saben que es lo peor? Que somos iguales, mi abuelo, papá, yo, y seguramente mi hijo también – suspiro agobiado – pienso que debo ir un paso a la vez, y como decía Tatsuhiko... solo tengo 118

― No lo menciones – se quejó Akutagawa

― Como sea, quiero esperar.

― ¿estás seguro? – pregunto Chuuya

― Déjalo Chuuya, debió convencerse después de ponerse ese cojín en el vientre

― ¿Qué hiciste qué? – pregunto Akutagawa mientras el albino se ocultaba de la vergüenza.

La verdad fue que después de eso cenaron, y al finalizar, Atsushi y Akutagawa regresaron a su hogar. Al entrar, el menor fue rápidamente a la habitación, aunque una sombra negra lo detuvo en la puerta - Jinko

― Di-dime amorcito

― Hablemos honestamente amor

Atsushi se sonrojo, tomo su mano y fueron a sentarse cara a cara – cuéntame, ¿quieres bebés? Yo quiero bebés

― Qui-quiero bebés, contigo claro.

― Entonces... ¿Qué pasa? – tomo su mano firme – cuéntame... soy tu esposo.

― Shi-Shibusawa... trato de embarazarme... - bajo la mirada – cuando me constaste, digo... Yo estaba todo inconsciente y yo sabía que estaba en agua pero... - suspiro – jamás creí que fuera algo así... Confiaba en Tatsuhiko... Fue todo lo que tuve siempre, mi compañero ideal, mi sombra...

― Eso no fue tu culpa Jinko, él esta demente de un mal sentido

― Lo sé... Es que... - jugo con sus dedos – mi papá me saco a los embriones junto a los otros reyes... - miro al azabache - ¿crees que pueda? ¿estarías bien con algo así?

― Jinko... - se acercó al menor abrazándolo – no importa lo endemoniado que seas, ni el ángel cálido que puedas ser, yo te amaré a ti y todo lo que venga de ti.

― Ryu...

Ambos se besaron alegres, Atsushi no evito abrazar al mayor del cuello y le sonrió - ¿vamos a hacer bebés?

― ¿no que esperar?

― Ay, solo hazme la práctica y ya después vamos al show real

― Estoy de acuerdo

Cargo al menor en sus brazos y entre risas lo llevo a la habitación.

La verdad, ambos estaban de acuerdo en algo:Querían una familia, pero eso no quitaba que querían divertirse, seguirviajando al mundo humano, hacer, no hacer, incluidas una que otras posesionesen humanos. Pues claro, Atsushi amaba a los humanos, sobre todo su sangre ycuerpo. Akutagawa amaba de traer uno que otro corazón humano para su adorableesposo. ¿Pareja perfecta? Peleaban seguido pero eran simplemente felices.

Oficinista del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora