Capítulo 11.5

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Era caliente, su lengua pasaba por su cuello bajando lento por su columna vertebral solo para detenerse un momento en su cadera y besarla alrededor – Ryu... - le llamo sofocante

― ¿ya no lo soportas? – pregunto coqueto

¿Por qué su llamado? Bueno, el azabache mantenía sus telas en el cuerpo de su ahora esposo, cubriendo sus ojos, y atando sus muñecas al frente de su cuerpo. Sus sensaciones eran mayores y su esposo no era precisamente muy delicado en la cama. - ¿Ryu? – pregunto, pues ya no sentía las manos del mayor. Claro, amaba tener a su esposo en espera. Verlo respirar agitado, sudar lentamente, incluso el ver como aquella gota caía de su frente hacia sus ojos donde el mayor lamio sorprendiéndole - ¡Ryu!

El mayor dejo salir una ligera risa – Te vez adorable, Jinko

― ¿Por qué me vería adorable? Me tienes atado Ryu – se quejó.

Akutagawa se aprovechó para tomar el miembro de su esposo en sus frías manos, Atsushi reacciono, aunque no grito, su piel se erizo y su cuerpo se contrajo. – Ryu...

― A veces eres muy altanero pequeño príncipe

― Ryu, no me llames así, no me motiva nada en la cama

― ¿no?

― No

El mayor comenzó a mover el miembro del menor en su mano, acariciando el glande con su dedo pulgar - ¡aah!

― ¿no le gusta esto príncipe?

― N-no lo hagas así

El mayor hablo a su oído – oh príncipe...

― ¡aaah!

Aquel grito había llevado al príncipe al infierno, decir que al cielo sería muy... divertido

― ¿te gusto? – pregunto el mayor quitando sus telas de los ojos del menor

― Eres el peor – se quejó sonrojado – pero sí, me gusto – respondió besando sus labios – quiero recompensarlo esposo mío

― ¿en verdad?

― Sip

Tomo el hombro del mayor para recostarlo y quedar encima – permíteme, dar mi mejor servicio – Atsushi se acomodó en la entrepierna del mayor, uso sus manos para dejar sus glúteos bajar y dejar entrar el miembro del mayor – aaah... - suspiro relajado – es tan bueno...

― Te has vuelto un descarado, "queridito"

― No se puede evitar, es tan bueno – menciono acostándose sobre su pecho – hazme rogar

― Te he dicho que no le pidas eso a un contratista

Atsushi sonrió moviéndose un poco, acomodaba el miembro dentro de él - ¡aaah! – Grito con fuerza y miro al mayor – hazme rogar

― Maldición

Akutagawa tomo las piernas del albino, volteándolo en el acto y con ello haciendo a Atsushi gritar – maldición, ¡que estaba sentado! – se quejó por su ahora posición. Recostado en la cama y su trasero alzado

― Cállate – hablo serio haciendo al menor estremecer

Alzo su mano, dura y fría era su estado natural, añadiendo velocidad llego a uno de los glúteos del albino con bastante fuerza, ni siquiera es necesario decir lo fuerte que el albino grito. En cuanto el dolor bajo, llego uno nuevo acompañado de placer.

Oficinista del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora