Capítulo 3

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Estaba arreglandome para la fiesta, pensando una y otra vez en lo que iba a hacer, mi imaginación estaba volando mientras me ponía el corto vestido color uva que me había comprado meses atrás y que no había usado nunca, porque como buena mujer estaba esperando una ocasión especial y está era esa ocasión.

Mire el reloj todavía tenía una hora para terminar de prepararme, mi ocasional bolso de fiesta era demasiado pequeño, tuve que usar uno de mamá, en el que pudiera meter mis tenis, no iba andar toda la fiesta con tacones tal vez era demasiada vanidad, pero al verme en el espejo supe que esas horas arreglandome habían valido la pena.

Mi larga cabellera usualmente ondulada, ahora caía suavemente lacia sobre mis hombros y cubriendo mi espalda, los ojos del color del chocolate estaban enmarcados por las espesas y largas pesteñas, las mejillas usualmente pálidas tenían un toque melocotón pero eran los labios que despedían un brillo único en escarlata, era justo como ver a otra persona.
Es porque eres otra persona

Sonreí, la sola idea de ser alguien más me llenaba de satisfacción, podía ser lo que yo quisiera, quién yo quisiera. Tomé mi gabardina negra que cubría mi corto vestido, de modo que parecía que no tenía nada más salvo la gabardina y los hermosos tacones negros.

Escuché el claxón anunciando la escandalosa llegada de mi mejor amiga, supe que había llegado el momento de bajar antes de que se pusiera a mandar textos y llamarme como una desquiciada.

Mamá levantó la mirada al escuchar mis pasos

- Creí que aún faltaban meses para la fiesta de Halloween

-Mami!- dije riendo- Volveré tarde, pero tendremos cuidado- le di un beso en la mejilla antes de llegar a la puerta recitando- Tengo la batería del móvil al 100, llamaré sí necesito algo y descansa

-Con cuidado mi amor

Cerre la puerta con una sonrisa en el rostro y me encamine al auto rojo de mi amiga, sus papás había insistido en compararle un auto para que pudiera desplazarse a todos lados, pese a que ella bien podía desplazarse caminando o en el bus a muchos de nuestros sitios favoritos, lo que obviamente olvidaron sus padres fue el factor fiesta que tenía su hija.

-Siempre tardas 200 años en salir, no vamos a conseguir estacionamiento cerca de la fiesta- replicó Melissa en cuanto entré a su auto

- Sabes que siempre te esperó por horas

Eso calmó a mi amiga al menos momentáneamente, ella cambió de tema hablando de el montón de tarea que tenía para el fin de semana, hasta que reparo en el bolso que llevaba sobre las piernas

-Bécquer ¿acaso vas a mudarte?

-No cabían los tenis en mi bolso de costumbre- expliqué encogiendome de hombros

Hablamos de los próximos estrenos en el cine, mi amiga era buena conductora pero lo hacía mejor sí alguien iba hablándole, finalmente llegamos a la fiesta, la casa tenía todo el aspecto de ser una cueva atacada por adolescentes llenos de homonas.

Bajamos del auto que tuvimos que dejar sólo a dos calles de la fiesta y en cuánto cruzamos la puerta pude aspirar el aroma a cigarro y hierba que había en el ambiente, todos, todos llevaban sendos vasos en la mano y la música estaba a tope haciendo retumbar las paredes, Melissa y yo nos vimos atacadas por chicos con los que alguna vez en la escuela habíamos hablado o cruzado, porque ciertamente las dos teníamos claro que para amigas sólo nos teníamos la una a la otra.

Mel se vio arrastrada a la pista de baile por Chris Harris un chico que nos adelantaba dos cursos, pero que frecuentaba la biblioteca casi tanto como Mel y yo.

VORÁGINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora