꧞I. Y si te pido ꧞

124 19 3
                                    





Reinold

Marzo de 1906.


Cho Miyeon

Hoy era otro día de esos que llaman normales o más bien lo son para otras personas, pero no para mí. Hoy sería el momento en que tendría que contarle a Sir Jin aquello por lo que llegue a su mansión.

Él espera como siempre que le lleve su café mañanero, se lo entrego, me da las gracias y sonríe, siempre lo hace, pero ¿qué pasaría si le cuento? ¿Me trataría así mismo? Tan amable.

A lo mejor pensarán que estoy loca por el simple hecho de decir que perdería esos actos que me hace cuando le llevo su desayuno, pero eso para mí es suficiente. Se que no puedo pedir más.

Verdaderamente lo amo tanto y el simple hecho de perderlo me provoca olvidar el acuerdo con mi padre.

Lo mejor es seguir callando, aunque sea un poco más.

—Señorita Cho—me detiene y acto seguido digo :¿si? —¿Por qué la veo tan angustiada?. Es extraño que no me mire y prefiera mirar a otro lado.

—Son cosas mías Sir Jin, no puedo compartirlas, son mis problemas.

—¿A caso, son problemas de dinero ?Podría ayudarle. Cualquier cosas que necesites estoy aquí para ti, nunca lo olvides.

Y eso señores es lo que me hizo enamorarme de él. Nadie nunca se había preocupado tanto por mí.

Cuando comencé a trabajar aquí me enseñó a pensar, a crear, a creer en mí, a ser yo misma.

El sonido de la puerta al abrirse nos hace mirar hacia atrás a ambos. Unos risos voluminosos van corriendo hacia nosotros, no perdón, hacia él.

—Menuda pinta tienes, señorita Cho.

Ella es Karina, la mejor amiga de Sir Jin. Me ha hecho la vida imposible desde que entré aquí y es una de las cosas por las que debo revelar mi identidad, pues descubrió mi secreto y me amenaza con ello, si no me voy pronto se lo revelará a la persona que amo.

—No seas grosera Karina.

Sir Jin la aprecia mucho, es como una hermana para él. La única, que para la desfortuna de ella, no desea lanzar un piropo. Por mucho que ella se arregle, él no la mira como mujer. Además, la diferencia de edad tan amplia entre ellos es un factor negativo para una posible relación amorosa en esta sociedad que vivimos.

Mis ojos miran con envidia como Karina se columpia en uno de los brazos del señor Kim, como quisiera ser ella a veces. Cuanto daría por tener un padre que no me obligara a casarme con alguien que no amo.

—No soy grosera, pero es que me entristece verla así tan indecente, tan débil.

—No esta indecente, es mas, parece una flor que le esta cambiando su color porque no se le brinda lo necesario para que sobreviva.

Su inteligencia es enorme, otra característica que vuelve loca a cualquier doncella.

—¿Dices?¿A Miyeon le faltan vitaminas?

—Nunca dije eso.

Siento que olvidan mi presencia junto a ellos. Debería irme, seguro por allí fuera alguien necesita algo.

꧞•꧞•꧞

El Gran Lago de Reinold, es tan hermoso. Imagínense un mar y a su alrededor lleno de árboles frondosos con ojas siempre verdes.

Ojalá puedan verlo en invierno, es fascinante, aunque yo prefiero venir en primavera, ver como los pajaritos se posan por aquí y por allá, las mariposas de diferentes colores y sobretodo observar el atardecer. Brillante.

Sir Jin acostumbra visitar este lugar en las tardes, según él es el momento perfecto para pintar y creo que concordamos en ello.

Lo estoy esperando desde hace un tiempo, pero no hay rastro suyo, aunque me conformo con ver tan solo como el sol se despide y dar paso a la luna.

Tal vez no vino porque es día de San Valentín. En estas fechas acostumbra salir con sus amigos e invitar unas doncellas a su casa para divertirse.

El sonido de una guitarra llega a mi oído. Trato de averiguar el lugar de donde procede y es casi en la entrada del lago.

Mientras más me acerco, más lindo se escucha. Noto como la silueta de un hombre sentado sobresale de un árbol. Era Sir Jin.

Trato de acercarme lo más silenciosamente posible. —Señor, ¿qué hace aquí? —me coloco frente a él.

—Te estaba esperando —dejó de tocar el instrumento.

—¿A mí?¿Por qué?

Yo lo esperaba para verlo pintar, pero no sabía que él me esperaba a mí.

—He recibido tu carta, creías que te irías sin verme.

¿Qué carta? No recuerdo..... ¡Ah sí! Le escribí hace unos días una carta de renuncia, pero recuerdo haberla botado.

—¿Por qué renuncias? Dime si hay algo que he hecho mal para recompensartelo. ¿Te he dado mucho trabajo? ¿Es eso por lo que estabas tan rara ayer?

—Señor, usted no ha hecho nada malo, siempre es tan bueno conmigo.

¿Debería decirle que no me marcho?

De un momento a otro se puso de pie, me agarro de la cintura y me pegó al árbol donde antes descansaba su espalda. Llevó hacia mi hombro la larga trenza que llevaba como peinado y me rogó: 

Y si te pido que te quedes.  Eres para mi muy importante, si no te veo me pondré muy triste.

Pasó uno de sus dedos sobre mi labio inferior y se mordió el suyo.

—Me gustas.

Esas dos palabras y sus anteriores actos hicieron que mi corazón se volviera loco, pero recordé sus mañas.

—Señor, no caeré en sus juegos de seducción. Lo conozco, por favor —lo empuje suavemente— alejese de mi un poco, es incómodo.

—Es bueno saber que estás incómoda —se volvió a acercar , dejando una vez más un corto espacio entre nosotros— ¿No entiendes? De verdad estoy enamorado de ti. Desde hace unos meses no puedo dejar de pensar en el aroma tan cálido que llevas cuando me traes a mi despacho el café mañanero. No te estoy seduciendo —acarició mi rostro—   te estoy declarando mi amor verdadero por ti.

Tragué en seco.

—Creo que quiero besarte ahora. Tiene unos labios muy suaves y tu cuello es tan pálido como tus manos —entrelazó estas últimas con las suyas.

Me tenía perdida con cada una de sus frases. ¿Así es como todas caen rendidas ante él?.

—Lo siento, no aguanto más.

En pocos segundos tomó la parte trasera de mi cabeza hacia delante para pegar nuestros labios. Al despegarlos y no ver reacción en contra de parte mía tuvimos un segundo beso, pero esta vez mucho más apasionante y en él los dos fuimos participes.

Si él me amaba o solo intentaba seducirme, no lo se, la cosa es que yo lo amo y aprovecharé cada segundo de su seducción.




¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Depredador y ՏҽժմςԵօɾ  [✓ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora