꧞III. Vampiro pura sangre ꧞

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Kim Seok Jin

Viajé por países donde abundan hermosos diamantes. Quería hacerle a Miyeon un anillo con el mejor material sin quer ella lo supiera. Se vería guapísima y se alegraría de ver tal preciosidad.
Seleccioné unos cuantos rubíes, se veían tan brillantes, le encantará.

Al llegar a mi gran mansión me esperaba una cena sorpresa. Una mesa repleta de distintas delicias culinarias, un búcaro con flores en el centro y dos velitas. ¿Cómo iba a saber ella que llegaría? Era una sorpresa.

Inmediatamente vi los rizos deslumbrantes de Karina y supe que era obra de ella. Su padre al ser mi mano derecha sabría de mi llegada.

—Te extrañé Sir Jin —se vino corriendo hacia mi, pero la detuve— ¿Por qué no me dejas abrazarte? —enarcó una ceja.

—Debemos tener un freno Karina, deberías mirar a otros chicos. Yo soy muy mayor para ti.

—Pero si lo intentamos, se que entre nosotros con el tiempo puede suceder algo. Papá me entenderá, la sociedad entenderá. Te amo mucho Sir Jin.

—Lo siento, pero yo amo a otra persona —me iba a ir, pero—

—¿A quién a Miyeon? ¿A esa infiltrada? —me giré y  se empezó a servir una copa de vino.

—¿De qué estás hablando?

Llevo la copa a sus labios— Ella te ha mentido —tomó un poco y revolvió—. Es una pichona y de contra se va a cazar con el hijo de un pirata

La rabia me invadía, pero me controlé , no quiero que el ser en mi interior salga a la luz.

—Iré hablar con Miyeon.

—No está para tu desfortuna.

¿Cómo? Se fue sin despedirse.

—Te dije que es una pichona. Ya sabes como son de mentirosas. Por cierto es hija del coronel Cho y ya sabes como es ese hombre de loco por el dinero. También hay un dicho por ahí que dice —se sienta en una de las sillas— "De tal palo, tal astilla" —comienza a reír.

La furia en mí se hacia cada vez mayor y no pude dudar en convertirme. Sentía como ardía el tatuaje en mi espalda, como mis uñas se alargaban convirtiéndose en garras , de seguro mis ojos tomaron un color rojo y por último mis dientes cambiarían por unos afilados.

—Oye, ¿qué te ha pasado? —Karina estaba asustada y eso era lo que más me gustaba, ver el miedo en sus ojos.

—Tienes un cuello muy —pase mi lengua por mis dientes— Delicioso —tragué.

Se puso en pie y dejó caer la copa de vino al piso— ¿Sir Jin? ¿Eres tú?

<<Está más asustada>>

—Por supuesto. ¿Quién más? Pero no debiste haberme hecho enojar, querida Karina.

—Nunca quise, lo juro —fue huyendo hasta la sala—. Solo estaba molesta contigo, se me fueron las palabras.

—Ahora dime, es cierto lo que dices —la seguí.

—Si, te lo aseguro. Ella me decía que te amaba, pero la vi irse con unos piratas justamente hace una hora.

Se fue sin verme. Sin decirme nada. ¿A caso todo lo que me decía era mentira? ¿Qué era yo para ella?

—Por cierto Sir Jin, ¿puedo irme?

No, no tan rápido.

—No, ¡Voy a deborarte!

La pegué al muro que estaba junto a la chimenea, ella forcejeo conmigo, pero no impidió que incara mis dientes en su pálido cuello. Su sangre era muy exquisita. Me limpie los labios al retirar mis colmillos de su cuello. Ella se había dormido, puesto que le chupe mucha sangre, pero no estaba muerta.

Depredador y ՏҽժմςԵօɾ  [✓ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora