꧞VIII. Cajita de sorpresas ꧞

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Kim Jisoo

Sujetaba una bandeja con la maleta de primeros auxilios que me habían indicado llevar a la habitación de Jin. Toque varias veces en la puerta y nadie abrió como me esperaba. La dejé en el lugar de siempre.

Al bajar las escaleras Sunmi me esperaba cruzada de brazos —Deberias rendirte, nunca te abrirá la puerta.

—Lo se, pero ¿por qué? —pregunté extrañada, como siempre.

Ella posó sus ojos delineados en mi cuello —Tienes un collar precioso y peculiar.

Cambió el tema.

—¡ Oh!— sujeté el dije de plata con forma de corazón.—. Es una herencia familiar.

—Interesante. ¡Vuelve hacer tus quehaceres! —me indicó.

Miré hacia arriba y aún descansaba la bandeja sobre el suelo. Limpie el mantel que llevaba puesto y cuando subí los ojos al frente un hombre todo vestido de negro encapuchado entró por la puerta. Cuando iba a preguntarle quien era calló al suelo.

—Disculpe, ¿esta bien? —corrí a socorrerle.

—¡Necesito ayuda!— grité —. Hay un herido aquí.

Corrí hacia él, a ver que le ocurría y al sentir el olor a alcohol proveniente de su aliento supe que estaba borracho.

—Señor —Soobin me sorprendió— ¿Está bien?—intentó levantar al desconocido para mí.

—Déjame —se quejó— Aún no la encuentro, tengo que encontrarla. Debo hacerla pagar por romperme el corazón.

Mal de amores.

—Señor, por favor, vamos. Jin Si ayudame con él —me indicó cogerlo de un brazo y él lo cogía del otro.

—¿Quién es? —pregunté cuando intentábamos subir el primer escalón.

—Es tu jefe —aclaró.

Tan débil. Me imaginaba a un hombre serio, atlético, elegante, pero él esta destruido, roto por dentro. Nadie creería que es culpable de dos desapariciones y oculta en su interior un ser sobrenatural.

—¿Por qué esta así?

—No te incumbe. Ya me han comentado que eres una chica muy curiosa.

Preferí quedarme en silencio hasta llegar a la habitación del casi desmayado. Intenté entrar, pero Soobin, no me dejó.

Miré nuevamente donde antes había dejado la bandeja y ya no estaba. Habían desaparecido y estaba segura que ninguno de estos dos habían sido.

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Recibí una solicitud de videochat por parte de Miyeon mientras estaba recostada en mi cama, ya era de noche. Le dí aceptar.

En la pantalla de mi celular apareció ella con sus anteojos y su pelo negro suelto. —¿Estabas trabajando en el webtoon? —pregunte ansiosa, me gustaba mucho lo que escribía.

—Si, de repente tuve muy buenas ideas, pero son muy tristes.

—¿Por qué?

—Verás, la señora Cho tuvo una visita de su padre y él la obligó a irse de la casa de el señor Kim —comentó.

—¡ Noooo! Ese hombre siempre esta arruinándolo todo.

—Si —ella tomó un poco de agua— ¿Cómo te va en Francia? —cambió de tema.

—Bien. Sabes todo aquí es muy bonito, la gente es muy......amable........me tratan super....incluso mis compañeros de trabajo me invitan a almorzar con ellos —mentí.

Debía mentir, para todos debía ser un secreto mi nueva ocupación.

—Me alegro que este todo bien —ella sonrió— ¿Me puedes enseñar el paisaje de alguna ventana si tienes?

Ay no, a través de la ventana lo que se veía era puro bosque.

—No, no tengo.

—Y, alguna foto que hayas tirado de allá.

—No he tirado ninguna —negué.

—Pareciera que no te emocionara estar allá —enarcó una ceja.

—Si que lo estoy, pero ya vez, tengo tanto trabajo que no tiro fotos.

—Eres tan misteriosa hermanita. Debo colgar, mañana tengo una reunión con mis fans, bueno los fans de mi webtoon. Chao, descansa.

—Descansa tú también y saludos a mamá. Suerte mañana.

Cerré la aplicación de videollamadas para encontrarne con mi fondo de pantalla. Era una foto de Dimitri y mía, nos estabamos abrazando mientras rodábamos por el pasto. Recuerdo ese día a la perfección, fue la vez que nos volvimos novios. No pude evitar sonreír al recordar aquello.

Mi estómago gruñó eso significaba que tenía hambre. Me dirigí silenciosamente hacia la cocina para comer un aperitivo y ahí estaba Jin, a oscuras, llevándose una copa a los labios. No podía ver lo que esta contenía, pero apostaría todo a que era vino.

—Buenas noches —saludé y ni siquiera volteó a verme. Cosa que aproveché para abrir sigilosamente el refrigerador y tomar una bolsa con papas y una soda, lo único que había para comer.

Cuando al fin conseguí salir me llamó por mi nombre falso y sin lugar a dudas tuve que atender su llamado.

—¿Qué desea de mí, señor? —pregunté con humildad.

En tan solo unos segundos cerró la puerta de la cocina, me imagino que con sus poderes de vampiro y me acorraló en una esquina. Me fijé en sus ojos y estaban hinchados , sería de ¿llorar?

—¿Qué hace? —tenía algo de miedo de recibir alguna de sus seducciones, siempre estaba a la defensiva, pero me ha tomado por sorpresa.

—Quiero —sacó una flor detrás de mi oreja— regalarte esto.

Vaya seductor, alcohólico, vampiro y ahora mago. Es toda una cajita de sorpresas.

—Gracias la sostuve entre mis manos.

Y se hizo la luz. Una Sunmi en batecasa , un gorro bastante gracioso y una escoba en mano entró por la puerta trasera de la cocina de forma impulsiva.

—¿Quién es el intruso? He escuchado voces.

Ella no nos veía porque llevaba un antifaz para dormir con ojos de rana dibujados. Eso nos hizo huir del lugar a ambos, como si estuviéramos haciendo algo malo, frené mi rapidez en cuanto me di cuenta.

Él hizo lo mismo y me miró con más detenimiento, yo aproveché también para hacerlo.

—Eres bonita —soltó.

—Gracias —miré el suelo.

—No sientas pena. ¿Eres nueva? —se fue acercando.

—Si.

—¿Quieres que te de la bienvenida en mi habitación? —mordió su labio inferior.

—No gracias.

No se me podía olvidar a que había venido y era averiguar si este hombre,si podía llamarse así, había hecho desaparecer a mi novio, ya que Karina no estaba desaparecida como pensaba.

No se me podía olvidar a que había venido y era averiguar si este hombre,si podía llamarse así, había hecho desaparecer a mi novio, ya que Karina no estaba desaparecida como pensaba

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Depredador y ՏҽժմςԵօɾ  [✓ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora