꧞V. ¿No era todo un seductor? ꧞

61 12 1
                                    

Kim Jisoo

Me vestí con el uniforme insinuante, no tengo comentarios para describir lo extraña que me siento con esto puesto.

Entré por la puerta del servicio hacia la cocina como me habían ordenado, pero no habían nadie, eran las ocho de la mañana y esto estaba desierto. Raro para una casa tan grande y lujosa.

El sonido del teléfonos me invocó a cogerlo inmediatamente.

—Buenos días, la residencia Kim ¿Quién habla? —debía ser educada.

—Habla tu jefe. Quiero mi desayuno ¡Ahora! —indicó de forma exigente y colgó.

Colgué indignada. ¿Quién diría que ese era un teléfono para sus pedidos a la servidumbre?

Pero ¿qué le hago de desayuno a un vampiro? Revisé todos los estantes y el refrigerador, solo había comida humana. Menos mal que el mayordomo entró por la puerta, en una de sus manos tenía un alcón muerto.

—¿Lee Jin Si, no? —se puso detrás de mí, rozando con mi vestido el animal muerto.

—Si, esa soy yo— Aún no me acostumbro a este nombre.

—El señor quiere de desayunar esta ave. Cortála en trozos para él. Solo eso —dejó aquello en el suelo y salió por la puerta trasera.

Me pregunto, ¿qué haría una persona tan joven como él en un lugar como este? Y además, actúa de una manera tan fría. Como si no fuera alguien normal.

Ya cuando había terminado de picar en trozos el alcón me tocó fregar el suelo todo ensangrentado.

Para llegar a su habitación tuve que subir varias escaleras. No le vendría mal a este lugar un ascensor.

Bastante agotada toque en su puerta, la cual poseía una madera diferente a las otras.

Pasaron unos minutos que parecieron horas porque no me abría e incluso grité, pero nada. Hasta que vi a el casi desnudo de mi compañero.

—¡Oye! ¡Tú! —miró hacia arriba extrañado—El señor no me abre.

—Debes dejárselo en el piso, él no abrirá contigo delante.

¿Por qué? ¿Le daban miedo las mujeres?. ¿No era todo un seductor? A menos que.....tuviera algo oculto ahí dentro.

Algo dudosa, coloqué la bandeja sobre la alfombra cerca de la puerta y baje las escaleras mirando hacia atrás, pero nunca abrió.

De seguro me debe estar vigilando por una cámara oculta. Debería tratar de entrar en algún momento.

Pérdida en mis pensamientos choque con el abdomen desnudo del mayordomo. Di un saltito del susto, pero él simplemente me ignoró.

Cuando regrese a la cocina ya estaban las otras muchachas. Saludé, pero ninguna me respondió. Excepto una, llevaba el vestido más largo y no era tan descubierto. Claro, era el ama de llaves. Le pregunté su nombre y era Sunmi.

—¿Todos aquí son tan fríos? —necesitaba saber ese detalle, quien mejor que ella para responderme.

—Si, la verdad yo soy la luz de esta casa —señaló a una doncella— Tú, ve a limpiar el establo de caballos —ordenó.

—Pensé que el mayordomo mandaba.

—¿Soobin? No, él manda lo que el señor pida y es nuestro único mayordomo. Nuestro señor es muy complicado para recibir hombres, prefiere chicos como él que sean de confianza.

Así que se llama Soobin. Debería mandar a investigarlo, puede ser importante.

—¿Por qué llevamos estos uniformes?Siento que estoy enseñando mucho de mi cuerpo.

—El joven Sir Jin odia a las mujeres curiosas, pero siempre ha sido así el uniforme y nadie nunca se ha quejado, solo tú —me guiñó un ojo.

¿Sir Jin? Algo me dice que he escuchado eso ¿Donde habrá sido?

꧞•꧞•꧞

Sujetaba mi  collar con el dije en forma de corazón mientras me miraba en el espejo del baño, pensativa. Mientras lo sostenía  ví una sombra de alguien detrás de mí.

—¿Quién está ahí? —no hubo respuesta.

De pronto, la cebolla en que tenía recogido mi cabello se destruyó, pues la felpa que la sujetaba se rompió gracias a la entrada de una flecha por mi ventana.

—¿Qué fue eso? —corrí a mirar a través de la ventana.

Era Soobin, cazando. Esta vez llevaba puesto un overol color azul y su pelo negro estaba cubierto por una gorra del mismo color.

Le chiflé para que mirará arriba —Tu flecha ha entrado aquí.

—Lo siento —reverenció en disculpa.

—Un poco más y me matas, apunta bien —me alejé de la ventana.

No se en que momento, pero de tan solo un movimiento sentía como rozaba un cuchillo sobre mi cuello, me movía un poco y era degollada.

—¿Quién eres ?— dijo alguien en mi oído sin dejarme de rozar con el arma blanca.

Lo segundo que vi fueron gotas de sangre gotear por todo mi piyama. Eso me hizo desmayarme.




 Eso me hizo desmayarme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Depredador y ՏҽժմςԵօɾ  [✓ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora