꧞XI. La persona que amas aparece en el momento menos oportuno ꧞

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Kim Seok Jin

Miraba a escondidas todos los pasos de la pelinegra con curvas algo pronunciadas por el uniforme. Le había visto el collar que le había regalado a Miyeon y el cual se llevó, cosa que me pareció raro, pues no valía ni un peso o más bien si valía, mi amor por ella.

En ocaciones he notado el parecido que tienen las dos: mi ex prometida y Jin Si. Su forma de expresarse es la misma, se sonrojan cuando me acerco, trantan de mirar el suelo si las miro a los ojos y la sonrisa aunque no es la misma, demuestra que es una buena persona, aunque me confundí en ese detalle.

Hoy decidí darles a la servidumbre el día libre y he aprovechado para seguir más allá a Jin Si, tal vez visité a sus familiares, espera es huérfana o tal vez no. Me doy cuenta cuando una mujer mal arreglada sale a recibirla a la entrada de un departamento. Al ella entrar no pude ver más nada.

Entonces lo que menos me esperaba pasó. Dicen que la persona que amas aparece en el momento menos oportuno, cuando no piensas en ella y así creo que me ha pasado a mí.

Esa mujer traicionera se estaba bajando de un auto negro con las manos llenas de bolsas mientras la veía desde el edificio de enfrente.

—¿Estás bien? ¿Quieres que la mate? —Karina que estuvo todo este tiempo junto a mí me pregunto.

—No, ya estoy bien —ella sacudió mi hombro.

A lo mejor Jin Si visitó la casa de una amiga, si seguro fue eso, ella no podría ser igual a Miyeon.

—¿Está entrando a donde entró Jin Si? —la chica junto a mi se puso las manos en la cabeza— Jin, seguro le dirá a Miyeon que tienes una habitación llena de fotos suyas.

Cierto, ella lo había notado, sus ojos se quedaron bien abiertos cuando vió los cuadros.

—Tranquila, algo me dice que no hará eso —coloqué mis manos en el bolsillo de mi abrigo, estaba haciendo frío— No aguanto más iré a por Miyeon.

— No lo hagas sin un plan, Jin Si no puede verte —me detuvo.

Tenía razón.




Kim Miyeon

Jisoo nos había traído de su viaje un montón de frutas, aunque después a escondidas de mamá me dijo que las compró en el supermercado.

Al fin comeríamos las tres juntas nuevamente.

—Jisoo, mamá me contó el misterio de nuestros collares —sujete él mío.

—¿Cuál? —ella se llevó una buena cantidad de arroz a la boca.

—Tienen una inscripción. Mira el tuyo, dice para ti —la insité.

—Wow, es tan lindo. ¿El tuyo que pone?

—De mí.

—Recuerdo que era un regalo de la abuela, según mamá.

—Si eso me dijo.

—¿Qué tal va el webtoon?

—Estupendo. Estoy tratando de escribir la segunda parte, pero no tengo ideas —ella masticaba.

—Ya le dije que se pusiera a leer, eso inspira —mamá interrumpió.

—Tal vez necesitas enamorarte Miyeon. A lo mejor tu propio romance te inspire —Jisoo tenía razón.

Pero dónde iba a encontrar un hombro guapo, inteligente, romántico, encantador...

—Este mundo no tiene al chico que busco —declaré y ambas suspiraron.

—Olvídate, si quieres un Sir Jin— Jisoo se quedó congelada— no creo- que ex--ista.

—¿Estas bien? —mamá y yo preguntamos a la vez.

—Si —a partir de ahí se comenzó a comportar de forma extraña.


Mientras dormía tuve otro de esos sueños. En él estaba llorando en la esquina de una habitación. Me sentía reprimida, ahogada y nadie me escuchaba.

Pero como siempre aparecía una luz en mi oscuridad, ese hombre de hombros anchos que me volvía loca con sus seducciones estaba ahí extendiéndome su mano.

—Te extraño —una lágrima corría por su mejilla. Traté de limpiarsela, no me gustaba verlo haciendo eso, pero de pronto se volvió de color rojo y él me sujeto por los hombros llevándome hasta la ventana y me lanzó a través de ella. Intentó matarme.

Mi corazón estaba roto y cuando desperté mi ventana estaba abierta dando paso a la frialdad de la noche, estaba segura que la había cerrado antes de acostarme.

El timbre sonó, cosa que me extraño por lo tarde que era. Era el mensajero, tenía puesto un uniforme azul y una gorra que tapaba su rostro.

—¿Kim Miyeon? —me preguntó en dos ocaciones a pesar de haber asentido.

—Si, soy yo —ya obstinada dije.

—Está entrega es para usted —me extendió una rosa roja— Firme aquí, por favor.

Firmé, agradecí y le cerré la puerta. La rosa estaba con una dedicatoria.

"Te he extrañado, es bueno verte"

—¡Oh! Mi niña tiene un admirador secreto.

Mi madre me asustó con su comentario. —Pongámosla en agua— estaba más entusiasma ella con la flor que yo— . ¿Quién será?

—Yo también quisiera saberlo.

Y entonces comenzaron a llegarme misteriosas rosas con diferentes frases coquetas, donde el remitente era anónimo.




Y entonces comenzaron a llegarme misteriosas rosas con diferentes frases coquetas, donde el remitente era anónimo

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Depredador y ՏҽժմςԵօɾ  [✓ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora