Me pareció oír un liviano sonido, de como si una mano picara en nuestra puerta y aguce mis sentidos. Di un último vistazo al chico dormido y ya totalmente despierto fui a abrir, arrastrando lentamente mis pies. Miré por la rejilla, para asegurarme de que no se tratara de nadie peligroso y vi una esquelética niña a la cual no se le veía el rostro, ya que la raída capucha que llevaba se lo tapaba completamente.
Viendo cómo estaba no dude en abrirle la puerta y cuando esos ojos profundamente negros me miraron sentí como me congelaba. Se trataba de mi hermana... Aproximé mi mano inconscientemente para tocar a ese rostro anhelado cuando su expresión cambió. Sus ojos, que siempre habían irradiado bondad y luz no lo hacían.
Una sonrisa perversa se formó en su suave cara dándome un escalofrío. Me di cuenta de que aquella chica no era mi querida hermana demasiado tarde... No veía nada, todo estaba tan oscuro, y aunque pidiera ayuda a gritos nadie me sacaba de mis agonías.
Entonces, de la nada, mis pulmones dejaron de coger oxígeno y empecé a asfixiarme poco a poco, desesperado luché y repare en como caía a un suelo frío y duro. Abrí los ojos rápidamente y con la velocidad de un rayo me puse de pie.
Di unos traspiés e iba a caer por segunda vez cuando unas frías manos me agarraron por la cintura.
-Tranquilo... Me acercó él, dándome un tierno beso y me rodeó con sus musculosos brazos. Recordé a la niña, a esos ojos malévolos con esa sonrisa y me estremecí. Magnus me miró preocupado y se quitó su chaqueta poniéndola encima de mí.
Cuando ya llevábamos un buen rato abrazados, él me sentó sobre sus muslos y empezó a juguetear con un mechón de pelo que caía por mi cara. Bajé la mirada, sonrojándome violentamente cuando él me preguntó si ya estaba listo para contarle lo que había sucedido.
Me sentí un poco mal por no poder contárselo en ese mismo instante, pero realmente no estaba para nada preparado para hacerlo. El simplemente hizo un ruido de asentimiento y se levantó dirigiéndose a la cocina.
- ¿Quieres café? Me gritó desde la otra banda del cuarto.
Afirme que no hacía falta que hiciera nada, y que si quería, ya me lo prepararía yo solo. Me encaminé al baño, y velozmente di una ojeada al espejo, viendo mi reflejo. Me sorprendí, realmente lucía muy mal.
Me lavé la cara, intentando disimular las horribles ojeras y los ojos rojos de llorar en sueños. Decidí darme una ducha caliente para rebajar la tensión y cuando estuve listo salí con una toalla, tapándome solo de la cintura hacia bajo.
Estaba hiendo hacia mi armario, cuando noté cómo alguien me ponía una toalla por los hombros. Me giré y le encontré mirándome divertido.
-Te vas a enfermar si vas así, me advirtió.
Le hice caso omiso y le cerré la puerta de mi cuarto en las narices. Me cambié aceleradamente y salí hacia el comedor, donde se olía el tentador aroma de la comida en el aire. Magnus había ignorado mi petición y había hecho dos cafés. Suspiré y tomé la mediana taza con las dos manos, probé un sorbo y con sorpresa comprobé que sabía maravillosamente bien. Dentro de mi cabeza, pensé en lo que haría aquel día, pero al rato desistí, ya que no tenía ni idea de que hacer.
Me fijé en las ventanas de la cabaña, eran amplias y muy luminosas. Termine y salí al patio, observando aquel día perfecto, sin nubes a la vista. Una hermosa mujer se me acercó y empezamos una conversación.
Ella se llamaba Katrina y provenía de un pueblo cercano. Me explicó que había venido en busca de aventuras, básicamente para conocer gente nueva, ya que como su pueblo era bastante pequeño ya conocía de sobras a todos sus habitantes.
Después de un rato, Magnus apareció así que al verlo, Katrina quiso que se lo presentara. Yo no tuve ningún inconveniente y simplemente les presenté por sus nombres alejándome un rato para que pudieran charlar a solas un poco. Cuando solamente me había alejado un par de metros me giré y vi a la chica, ligeramente sonrojada abrazada a él...
Casi al momento, sentí como el gran sentimiento de traición se extendía por mi pecho haciendo que mi corazón doliera. Les lancé una mirada de dolor y Katrina ni se inmutó, pero el dios sí que se dio cuenta. Se soltó rápidamente de ella y se me acercó, abrazándome por detrás. Me giré de improviso y me zafé de su agarre, riendo.
-Chico malo, bufó en broma.
Después de eso, fuimos los tres a un restaurante que quedaba cerca para comer y cuando ya era tardé Magnus se excusó y me arrastró hacia nuestro refugio.
Yo estaba totalmente exhausto pero al parecer, él no. Fue cruzar el umbral de la puerta para que se abalanzara sobre mí.
-Te deseo, me dijo entre jadeos mientras me pasaba su mano por debajo de mi camiseta provocando que un escalofrío recorriera mi columna vertebral. Entonces se detuvo, como esperando a que le diera mi consentimiento para seguir.
Le besé apasionadamente y sentí como me deshacía en sus musculosos brazos.
ᴀʟᴇʀᴛᴀ ᴄᴏɴᴛᴇɴɪᴅᴏ +18 (ʏᴀᴏɪ)
Me levantó, dejándome rudamente sobre la cama y me arrancó la camiseta para lamer cada parte de mi cuerpo con su estilizada lengua. Cuando sus besos llegaron a mi pezón derecho no pude reprimir un gemido haciendo que la excitación aumentara. Volvió a mi boca, y mientras nuestras lenguas se entrelazaban noté como me posicionaba encima de él. Presionó contra mi entrada y dejé salir un gemido desesperado pidiendo que me diera placer. Él me besó la frente y el suave tintineo de un cinturón desabrochándose me indicó lo que pasaría dentro de un segundo. Intente relajarme, pero aun así, cuando esa cosa caliente entro me dolió mucho, haciendo que soltara un grito de dolor.
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Esa fue una noche muy larga, pero la aprovechamos bien. A la mañana siguiente apenas podía levantarme, del dolor causado ayer así que me quede acostado todo el día.
ʟᴇꜱ ɢᴜꜱᴛÓ?ꜱɪ ʟʟᴇɢᴀ ᴀ ᴍᴀꜱ ᴅᴇ ᴅᴏꜱ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏꜱ ꜱᴜʙᴏ ʟᴀ ꜱɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴘᴀʀᴛᴇ 🥺🖤
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¿Diferentes o iguales?
Historical FictionTrata de una historia de amistad.. o algo más entre un adolescente humano y un dios. Está ambientada en la mitología egípcia...