14| H i s t o r i a s

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 Caramelo- Ozuna.

CHARLOTTE:

Cameron me estaba besando dentro de la casa del terror, y estaba tan impactada que no me había dado cuenta que me había quedado estática en mi lugar y ni siquiera le estaba devolviendo el beso, entonces se detuvo y me miró, un destello de decepción pasó por sus ojos, los cuales brillaban por las luces de neón.

Me sentí la peor persona del mundo por hacerle creer que no quería besarlo, porque, jodida mierda, quería besarlo, muchísimo.

—Lottie, de verdad lo siento, yo no pensé que quizás tu no querías besarme— dijo, rascando su nuca. Cuando hacía eso o rascaba su nariz, quería decir que se encontraba nervioso.

—¿Qué?¿Crees que no quiero besarte?— ahora yo lo tomaba del mentón a él.— No te lo correspondí, porque mi yo interior estaba asimilando y saltando de alegría al sentir tus labios. Pero... Yo sí quiero besarte, mucho.

El levantó la mirada, y esta vez, un brillo pícaro cruzó sus ojos.

—Entonces...¿Puedo volver a besarte?— dijo, dedicándome una sonrisa ladeada, esta vez, posicionando ambas manos a cada lado de mi cintura.

—Joder, claro que puedes.— Puse mis manos encima de sus hombros.— Quiero que me beses— dije en un susurro, acercándome un poco más a él, rozando nuestras narices.

Y entonces sucedió, volvió a posar sus labios carnosos sobre los míos. Al principio fue un roce de labios, suave, haciendo que todos los vellos en mi cuerpo se erizasen. Era un beso dulce, tierno, hasta que decidí ir por más, mordiendo levemente su labio inferior, haciendo que él soltara un pequeño jadeo y afianzando su agarre en mi cintura, yo subí mis manos hasta ponerlas en su nuca y enredar su cabello entre mis dedos. Mi boca se abrió de manera leve, haciendo que nuestras lenguas empezaran a formar parte del beso, formándolo más intenso. Más arrebatador, robándose mis sentidos.

Cameron era un gran besador.

Nos separamos un poco para tomar aire, y cuando iba a volver al ataque, una voz en los altavoces nos interrumpió.

El parque cerrará en 10 minutos, por favor, ir saliendo de las atracciones para no provocar percances. Muchas gracias, que tengan buena noche.

Cameron, seguía sosteniendo su agarre y posicionó su frente en la mía, mirándome fijamente a los ojos.

—Debemos irnos o nos dejarán encerrados aquí— dijo suave.

—Sí...— dije todavía mirando sus labios, su beso me había llevado a las nubes y el jodido altavoz me había hecho caer en picada.— Tu y yo... nos besamos— dije mientras llevaba una mano a mis labios, sonriendo y el se separaba un poco.

—Sí, y no me arrepiento de haberlo hecho.— responde, acomodando un mechón de cabello tras mi oreja.— Sé que tampoco te arrepientes, Charlotte. Sé que querías esto, tanto como yo, puedo verlo en tus hermosos ojos grises, brillan, brillan como la más hermosa de las estrellas.

—No me arrepiento, pero, ¿Qué cambiará a partir de ahora?

—Lo único que cambia es que esto, hace que me gustes mucho más.

—¿Esto no es un juego para ti?

—No, caramelo. No eres un juego para mi. Sé que quizás, sientas inseguridad, miedo a salir lastimada de todo esto.

—Tengo... tengo miedo a no ser suficiente, a que te canses de mi o que yo te lastime a ti.

—Eso no va a pasar, tenlo por hecho. Mírate, Charlotte, eres arte puro y no te valoras. Jamás me cansaría de admirar una obra de arte, jamás me cansaría de admirarte a ti.

En el gris de tus ojos [Libro I saga "Miradas"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora