Luna llena- Oriana
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CHARLOTTE:
Llevo una semana siendo novia de Cameron y lo único que puedo decir, es que cada día me gusta más. Tuvimos dos citas, una dos días después de volver de Liverpool, un jueves, para ser exactos, en la cual fuimos al cine y luego cenamos junto a Wendy en un McDonald's. La otra fue algo más formal, el sábado, fuimos a un restaurante de mariscos.
Al principio me sentía incómoda ante el hecho de ver a tanta gente adinerada, comiendo elegantemente los mariscos y pescados. Pero luego de probar los deliciosos langostinos al ajillo, quedé enamorada del lugar. Cam me prometió volver, y se llevó como recompensa bastantes besos, dulces e intensos de mi parte.
Él hace que todas mis facetas salgan a la luz, y me agrada. Me agrada poder mostrarle mi lado intenso, el tímido, el hablador, el loco y extraño. Todavía no he descubierto si tengo uno sensual.
He descubierto que también me encantan todas sus facetas, la pervertida cuando nadie nos ve, la tierna. Sus miradas perversas y baja bragas que me hacen suspirar.
Empiezo a pensar que me estoy enamorando, y no voy a detener ese sentimiento. No cuando Cameron demuestra lo mismo. Y aquí es cuando me doy cuenta que el amor no necesita tiempo. Cuando sucede, sucede, no importa si te das cuenta de eso en cuatro meses o en dos semanas, incluso años. Solo sé que pasa.
Y el sentimiento es tan arrebatador y precioso que el que lo tenga toda su vida, es un afortunado. Espero ser una de esas.
Pienso todo esto mientras estoy en la cafetería de la universidad, hace una semana que mi abuela falleció. Las primeras noches llore como una condenada, luego sentía ese vacío en el pecho, como si algo me faltara. Pero luego veía a Cam y Wendy sonreír y todo volvía a la normalidad. Eran mi fuerte.
También salí a pasear con Chad, quien resulta ser una agradable compañía, también me informo que en unos pocos días se iría de viaje a Manchester para visitar a su madre para las fiestas. Me hubiera gustado tener más tiempo con él y seguir conociendo a mi amigo.
Estoy esperando a Brid, según ella, hoy teníamos un día de chicas, solo nosotras. La idea me agradó, pero debo decir que la peli-azul lleva diez minutos de retraso.
—Aquí estoy, aquí estoy— dice sentándose a mi lado. Lleva los cuadernos en una mano y en la otra lleva lo que parece una bandeja de donas.
—Adivino, clase de repostería.— digo ayudándola a acomodar sus cosas.
—Si, el señor Novo es un hombre cínico. No me dejó salir hasta que mis donas no estuvieran perfectas. ¡Me hizo prepararlas tres veces!¡Tres malditas veces!— Bridget acaba de usar una mala palabra, y esta colorada, por lo tanto, ella se encuentra muy cabreada.
—No creo que hayan estado tan mal. Solo que a veces los profesores son demasiado estrictos con los mejores.— menciono mientras le paso una mano por la espalda para calmar a la bestia.
—¿Quieres probarlas?— dice haciendo un puchero.
—Claro, deben estar deliciosas.— ella me alcanza una, la cual veo esta cubierta por glaseado verde y tiene bolitas de colores. La interpreto como un adorno navideño. Por lo menos se ven bien. Aunque Brid es una buena cocinera, no creo que estén malas en sabor. Le doy el primer mordisco. Al parecer, el relleno consiste en chocolate con trozos de nuez. Está delicioso.
—Wow, Brid. Esto esta genial. El chef no debe tener paladar, son las donas mas ricas que he comido.
—Gracias. Casi empiezo a llorar en medio de la clase.
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En el gris de tus ojos [Libro I saga "Miradas"]
Romance¿Ella? Estuvo perdida durante un tiempo y necesita nuevos comienzos, nuevas oportunidades. ¿Él? Solo necesita una niñera para su hija y ella es la indicada para este trabajo. Pero, ¿Qué pasaría si ella fuera esa persona que por mucho tiempo esperó...