En el gris de tus ojos [Libro I saga "Miradas"]

16| A d i ó s

Ocean- Karol G

CHARLOTTE:

Todo estaba negro, no sabía donde estaba, que día u hora era. Sentía una presión en el pecho.

Escuchaba voces a mi alrededor. ¿Estaba despierta?¿Había muerto y me encontraba en el limbo?

—Charlotte...Por favor, despierta Caramelo. —Escuché que alguien decía, una voz lejana, de hombre.

—Lleva demasiado tiempo inconsciente, Cam. Debemos llevarla al hospital— dijo otra voz, esta vez sonaba como una mujer. Intenté abrir los ojos levemente, pero me costó muchísimo, pude mover el brazo.

—¡Papi! Movió su brazo— dijo la voz de una niña. Seguí sin abrir los ojos, pero los recuerdos se acumularon de golpe en mi ser.

Mi abuela.

Mi abuela había muerto.

Entonces, desperté manera súbita, sentándome de golpe, haciendo que mi cabeza diera vueltas.

—¡Despertó!¡Papi, ven!— Wendy salió disparada hacía la cocina. Orientándome mejor, recordé que estaba en la casa de Cameron cuando recibí la fatídica noticia.

En ese momento, Cameron, Bridget y Jaden, emergieron de la cocina.

—¡Oh por Dios! Menos mal que despertaste, linda— Habló primero Brid, acercándose a mi, en el sofá, sentándose y abrazándome. Fue ahí cuando solté el primer sollozo.— Tranquila, cariño. Todo estará bien.— dice mi amiga, mientras me acaricia el pelo.

—Mi...mi abuela...

—Sí, Caramelo. Fue lo último que dijiste antes de desmayarte.

—Ella...ella ya no está— digo entre sollozos.

De repente, tenía a todos observándome. Cameron a mi otro lado, tomando mi mano. Brid abrazándome. Jaden y Wendy en el sofá del frente, dedicándome una mirada angustiante.

¿Y ahora? Mi abuela se había ido, y la última vez que la había visto fue hace dos meses y medio. Antes de que yo me viniera a Londres, fue la única que me acompañó a la terminal de autobuses.

Ella estaba tan bien. ¿Qué le había sucedido?

—¡No pude despedirme de ella y decirle lo mucho que la amaba!— esta vez, Cameron me acurrucó sobre su regazo, como si de una niña se tratase. En ese momento me sentía así, como una niña asustadiza, insegura, sin nadie alrededor que la apoyara o quisiera.

No sé cuanto tiempo estuve desmayada, tampoco sé cuanto tiempo me mantuve llorando sobre Cameron. Lo único que sabía, era que de alguna manera debía viajar a Liverpool al funeral de mi abuela, para decirle el ultimo adiós.

Una vez había leído en un libro, que los muertos reciben mas flores que los vivos, porque el arrepentimiento era mas grande que la gratitud. Pero yo estaba decidida a llevarle sus flores favoritas, no como muestra de arrepentimiento, sino como una despedida.

Nunca tendría arrepentimiento hacia mi abuela, jamás.

Ella había sido fuerte por mí y conmigo cuando apenas era adolescente.

Ahora a mi me tocaba ser fuerte, para dejarla ir. Lo único que me asustaba de la situación era el ver a mi familia.

¿Quién me querría ahora que ella se había ido? ¿En qué iría a Liverpool? Los autobuses valían una fortuna, y había gastado mi paga en ir al supermercado.

La vida solía ser injusta.

—Debo viajar a Liverpool, debo decirle adiós— dije una vez me había calmado.