Prólogo

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Olor     a       hierba...

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Maldita sea... — refunfuñaba la chica, que trataba de mantenerse a pie tan solo apoyando su espada, casi quebrada, incrustada en la tierra, mientras inhalaba y exhalaba agitada, sumado a sus extremidades temblantes frente a aquella criatura en pleno bosque.

—¡Pobrecilla! Te has esforzado tanto... —La segunda Luna superior finge tristeza —. Incluso cuando todos tus compañeros yacen muertos en el suelo... ¡Tú sigues peleando! Sin dudas eres alguien muy nutritiva que merece ser parte de mí por toda la eternidad. 

Ese era su atacante: la segunda Luna superior; Douma, siniestro y repugnante, da unos lentos pasos hasta llegar al lado de una de las cazadoras moribunda recostada sobre el césped, vistiendo un haori muy similar al de la fémina que luchaba por seguir de pie. Entrecierra los ojos, como si ya no sintiera dolor alguno, le dedica una última mirada magullada a la pilar que tanto admiraba. 

—Maestra... creo que hasta aquí puedo llegar — y sin mayor oposición, Douma se traga a una de sus sucesoras heridas que yacían a sus pies. No deja un solo hueso como rastro y lentamente su figura desaparece en su cuerpo.

Su rostro se llena de angustia al presenciar esto, nuevamente, mientras reprimía las lágrimas que amenazaban con desbordar sin piedad. Realmente quiso soltar un grito en el momento, mas lo único que salió de su garganta fue un alarido agudo, de baja resonancia e incompleto, adolorido; de lamento. 

—Primero va la entrada y luego el plato principal —con una sonrisa se relame del festín que acababa de consumir. Comienza a acercarse hacia ella tomándose todo el tiempo del mundo. La chica se pone de pie a duras penas y levanta su espada. Su brazo izquierdo tenía un profunda cortada, tal era la profundidad de esta que su extremidad estaba colgando, parecía que se iba a desprender de su cuerpo en cualquier momento, solo sostenido por unos pocos nervios. Todo esto era acompañado de un insufrible dolor y rabia de lo que acababa de presenciar, y de la impotencia que sentía al no poder hacer nada para acabar con ese desgraciado.

Si no fuera por una de sus técnicas de respiración, estaría desgastando su garganta y expandiendo su voz por todo el bosque con gritos de dolor físico y encogiéndose sobre sí misma tratando de suprimir tal horrible sensación en su brazo.

—No me rendiré...— Pronuncia con su voz quebrada tratando de reprimir sus quejidos de dolor y lágrimas pasados, manteniendo sus dientes apretados. El poder de hielo de Douma se le hacía complicado respirar apropiadamente. Toda esa escarcha hacía difícil de lidiar la situación.

Si me rindo, moriré. 

Si no me rindo, moriré.

¿Para que seguir? ¿Por que no aceptar de una vez su destino?

Otra idea pasa por su cabeza.

«Ah, por supuesto... Si voy a morir, no quiero que mi cuerpo, conciencia y mi alma sea absorbida por ese demonio

Piensa en esa horrible muerte, no era como quería terminar.

«Esa no es una muerte digna para nada  ¿Verdad?»

—Es inútil, por más que ataques no vas a conseguir nada en lo absoluto —Solo podía oír el acercamiento de los pasos del demonio atenuando el ruido que emitían con mero césped, que observaba sus pobres intentos de mantener compostura.

La chica aprieta fuertemente sus dientes una vez más y el sonido del un corte de carne inunda el lugar. La Luna la miraba extrañado por la acción que la chica acababa de realizar. Ella suelta un grito de guerra antes de lanzar su brazo recién cortado, que claramente, no logró nada. Cualquiera pensaría que la había invadido la locura.

H̳E̳R̳BA̳L̳║▌█『Shinobu Kocho X FEM OC』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora