CAPITULO 6 Paradais

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Estaba en el mismísimo Paraíso, un lugar mágico de ensueño, simplemente sintiéndome a gusto, con total libertad. Escuché una melodiosa voz gruesa, reconociendo de inmediato de quién se trataba, emociones recorrían por todo mi ser, con unas simples palabras, "Buenos días preciosa", Dios, nunca estuve tan feliz, sintiéndome la mujer más afortunada del mundo por estar con esa persona.

El hombre que estaba junto a mi, era Adan, verlo sin camisa, notando su perfecta musculatura, me hacía preguntarme:

¿Este hombre a sido esculpido por los mismísimos Dioses?

Su hermoso rostro, y cabello oscuro me hacía sentir cada vez más, y más prisionera de él, simplemente quería que me hiciese lo que el deseará, mi cuerpo reposaba entre las finas sábanas sedosas, dándome una sensación de estar en el cielo, la poca ropa que llevaba puesta, me hacía pensar más y más, en cosas malas, y pícaras.

Escuché unos pasos, alguien se estaba acercando a mi habitación, el sonido de mí puerta abriéndose me emociono. De repente un grito femenino, me despertó.

«Dios estaba soñando con Adan, y al parecer fue un sueño húmedo, diablos, porque tenía que despertarme la loca de mi amiga»

- Hola guapura, debes de despertar, es hora de ir a trabajar cariño.

«Demonios, ¿Que horas eran? ¿Cuánto tiempo estube dormida? Debía de irme al trabajo cuanto antes.

- ¿Que hora es? - Dije bostezando al final.

- Son las 2 de la tarde - Respondió la rubia en mi habitación.

- Mierda Jenna - Dije levantándome de golpe de mí cama, sintiéndo la resaca - Ya debo de arreglarme, hoy el café está de aniversario y hará una pequeña inauguración, en dónde habrira por la noche los fines de semana - Dije alterada, llevando una mano a mi frente, el dolor era terrible.

- Creo que os tenéis una resaca, hire a buscarte algo de beber - Dijo marchando se.

Me dirige al baño, para hacerme, mientras tenía crema dental en mí boca, junto al cepillo de dientes, llegó la rubia con un vaso lleno de un líquido que ya sabía muy bien para que servía. Me enjuague, y agarre la bebida, me la tomé me la tomé hasta el fondo. Busqué mi toalla, y me metí en la ducha sintiendo las calidas gotas de agua caer por todo mi cuerpo, cerre mis ojos para relajarme más, y empecé a imaginar que estaba en un paraíso, de un momento a otro, mientras frotaba el jabón por mí cuerpo, una imagen llegó a invadir mis pensamientos desconcertando me, se trataba de Adan, abrí repentinamente mis ojos, quedando bloqueada, de repente el agua se estaba haciendo más y más fría, las dulces y delicadas gotas que me abrazaban al principio, se convirtieron en baldes de agua congelada, mezclados con filosos trozos de hielo.

«No Vanessa, él no»

En las últimas semanas estuve pensando en Adan, pero me costaba admitirlo, ese hombre era encantador, y pues de cierto modo, empezaba a existir un sentimiento hacia él.

Me coloque unos jeans azul claro, con uno que otro roto, en compañía de mi par de convers negras, junto a una camisa negra olgada y mi correa de cuero oscura, las chicas y yo comenzaríamos a trabajar desde la tarde hasta la noche, la temática del evento iba a ser algo sencilla, como la de cualquier café, salvo que está vez acondicionarian un lugar para que tocaran, cantarán, e hicieran cualquier show.

Aproximadamente, salí a las 3:30 del departamento sin comer casi nada, solo bebí lo que Jen me dió para la resaca, y una galleta que comí mientras bajaba el ascensor. Llegué al Coffee and Crean, despampanante cómo siempre.

- Hola mi reina hermosa, ¿Cómo estáis? - Dijo Nathalie con esa energía que tanto la caracterizaba.

- E hola, estoy muy bien guapura, ¿Y a ti como te ha ido? - Dije intentando sonar sería, pero cause su risa.

- Me ha ido bien guapa, y por lo que veo, estás amargada si no me equivoco - Dijo mirándome fijamente, colocando las manos en sus caderas y inclinando su cuerpo hacia adelante, cerrando un poco sus ojos.

- No estoy amargada guapa, solo desperté con algo de resaca - Dije tocándo mi frente - Y pues, aún estoy pasando dicho dolor cariño - Mentí, mi mente no paraba de recordar a Adan, estando de pie en la entrada de mi casa, simplemente perfecto y encantador como siempre, y el gran beso que nos dimos, me hacía desvanecer y sentirme en un lugar paradisíaco.

- Vaya cariño, lo entiendo - Respondió - Pero ocultas algo - Afirmó, dándome la espalda, dirigiéndose a limpiar las mesas del café.

Todas comenzamos con la limpieza, decoración, y organización del lugar, para tener todo listo, se veía espléndido el lugar, con toques rústicos y la vez elegantes, hicimos lo posible para que se viera sencillo, cómo hermoso. Ya eran las 5:30 de la tarde, cada una se marchó a su casa para arreglarse, quedamos que usaríamos Jeans oscuros, convers negras y camisa color crema.

Salí del departamento, emocionada, de cierto modo, algo dentro de mi anhelaba ver a una persona, extrañamente sentía como mis barreras se empezaban a romper lentamente, tenía que luchar conmigo misma, no podía enamorarme de alguien, y menos de él "Mister Empresario"

No podía negar que Adan era todo un caballero, un hombre muy apuesto, seductor, con carisma y carácter, con una hermosa y calidad sonrisa, que cualquiera envidiaria; y esos perfectos, carnosos y sutiles labios, que me hacían desear cada vez más morder los, sin olvidar lo buen besador que era. Pero me sentía asustada, atrapada en una montaña rusa de emociones, querer ser una chica mala no me estaba resultando del todo bien, más sin embargó, empezaba a ablandar mi corazón. Sentirme de esa manera, me estaba costando mucho, no me salía del todo bien, el intento de Bad Girl.

Pero el tenía ese toque mágico que me causaba tantos suspiros, un hombre tan perfecto como él, enamoraría a cualquiera; Mister Empresario tenía algo que me estaba haciendo perder la cordura; verlo usar traje, me hacía fantasíar, pensar en cómo sería desabrochar lentamente los botones de su chaqueta; poder observar su barba naciendo, cuando quisiera, me encantaba la idea; siempre encontraba sensual esa formalidad que algunos hombres poseían, me resultaba atractivo esos rasgos característicos en alguien; en resumen Adan me estaba empezando a gustar, y no quería aceptarlo.

¿Pero?
¿Quien se resistiría a su atractivo?
Ningún mortal podría resistirse a semejante monumento tallado por los mismísimos Dioses; al increíble hombre que era; poco conocía de él, pero podría decirse que era un caballero, que a la vez podría llegar a ser muy sensual, y ardiente, podría enamoraría a cualquiera.

Una Presa Al AcechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora