La luz hizo presencia en mi alcoba, haciendo que despertase; las horas pasaron más rápido de lo que esperaba; las emociones comenzaban a surgir, el simple echo de saber que una de las personas más importantes en mi vida se iría, me aterraba, pero debía ser fuerte, en el fondo tenía la certeza, de que ella estaría en buenas manos. Me levanté de la cama, y prosegui, a dirigirme hasta el baño, me observé en el espejo «Dios niña, te ves fatal» mis ojeras se notaban más de lo normal, tal vez, el insomnio por pensar en mi mejor amiga, era el causante principal de ellas.
— Cariño... ¿Vas a comer? -. Era Jenna, al otro lado de la puerta de mi habitación.
— Un segundo -. Limpié mi rostro, saliendo del baño.
— Vale... te espero... -. En definitiva, iba a extrañar su tono de voz al hablar, siempre terminaba alargando la última letra de las frases, cómo niña pequeña.
Salí de mi dormitorio, encontré una maleta situada en la sala; el vuelo sería en la noche, pero conocía bien, que Jenn, prefería dejar las cosas fácil de desplazar luego.
— Vení a desayunar tía -. Señalo con sus manos, para que me sentará a su lado.
— Vale, vale, ya estoy aquí -. Le dedique una calidad sonrisa — ¡Por Dios! Esto huele delicioso -. Me tomé el tiempo, de disfrutar de aquél sutil aroma, que inundaba por completo la cocina.
— Debes de probar, lo que e preparado para desayunar -. Su melodiosa voz, provocaba que pasaran varios flashback por mi mente; recordando aquél día... la brisa fría, recorriendo en los alrededores... 2 maletas a mis costados... una pelea con mis padres, en dónde dejé muchas cosas en claro... y estaba ella, esperando dentro del taxi... ambas nos fuimos de la casa, cada una por motivos diferentes. Sacándome, de aquellos pensamientos, sentí un ligero pellizco.
— ¿Vanessa? ¡Hey!
— Aquí estoy; ¿No me ves?
— Estabas ida...
— Discúlpame -. Me sincere, con una pequeña sonrisa cerrada — Recordaba el día... -. Fui interrumpida.
— El día en que escapamos -. Se rió, y prosiguió a exhalar — ¿Enserio nuestros padres eran tan estrictos? -. No pude evitar reír, nos conocíamos desde niñas, nuestras familias tenían algo similar.
— Si no hubiesen sido así, no estaríamos aquí.
— Buen punto, buen punto... ¿Recuerdas que a la semana de irnos, nos llamaron?
— Tus papás te dijeron: "El perro necesita comida, comprale algo" -. El tono de mi voz, provocó la risa de ambas.
— Y yo respondí: Que gran excusa ¿No? -. El ambiente se tornaba alegré — Mis padres en definitiva, no eran buenos para excusarse.
— Sí, pero el pasado pisado -. Mencioné.
— Ahora tenemos más liberta, hacemos lo que queremos, claro, sanamente -. Sonrió.
— Desayunemos, no queremos comer algo frío -. Dije, llevando una bocado de hotcakes a mi boca; la miel de maple se deslizaba, por aquél trozo de comida, de un momento a otro, llené mi pijama con ese delicioso suero azucarado.
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Una Presa Al Acecho
RomanceVanessa era una clásica Good girl, pero la vida la conviertio en una fiera.