Adam
Desde que conocí a Vanessa, no podía sacarla de mi cabeza, simplemente era una jovencita espléndida, e interesante, una chica misteriosa, que me causaba intriga. Sí aquella mañana, no hubiera decidido caminar al trabajo, jamás la hubiese conocido, siempre me iba en la Range Rover o en Limusina; normalmente no me gustaban los cafés, no eran mi entorno como tal, siempre preferí los lugares privados y reservados, en dónde no pudiera compartir con demás personas; me caracterizaba por ser autoritario y demandante, la vida misma, me dió una bofetada de realidad, enseñándome que debía de convertirme, en alguien frío, despiadado, un hombre seguro de sí mimo, asegurandome de ser respetado, totalmente diferente al antiguo yo, un pobre e indefenso, insuficiente, inútil; en el pasado fui rechazado, pisoteado, humillado, las mujeres jugaban conmigo, lo único que querían era un poco de dinero, farándula y ya, termine volviendo un hombre sin sentimientos, un "Fuckboy" cómo le dicen los jóvenes, pero con ella, todo era diferente. Con solo llegar al edificio, me alegraba de saber que aquella mujer, se encontraba a pocos metros de distancia, de mí.
«¿Que convertía a Vanessa en alguien importante para mí?»
Aquella interrogante, me la hacía diariamente. Decidí sorprenderla, comprar un buen vino, unas cuantas rosas🌹, y llevarla a un lugar completamente nuevo para ella, aunque conocía perfectamente a dónde la llevaría, sabía que tenía las mejores vistas de la ciudad. Harrys fue cómplice de mi sorpresa para Vanessa, le pedí que estacionara la Range Rover enfrente del café, nos encontraríamos dentro del edificio, así arreglaríamos unos asuntos de la empresa...
No obstante, deseaba poder verla, simplemente apreciar el monumento que ella era; escuchar su voz, que lograban embriagarme con cualquier frase; necesitaba sentir su dulce aroma a vainilla, que tanto me envolvía en un mar de pensamientos eufóricos.
Cuando la ví, sentí que algo nuevo en mi crecía, más allá del deseo sexual y placentero, sentía que mi ser se aliviaba, sintiendo paz interior después de tantos años; cómo un tonto enamorado podría decir; el Adam romántico, había desaparecido hace mucho tiempo atrás, cerrando me en el mundo empresarial, no hacía más, que estar al tanto de la compañía, y los problemas que prevalecían por los chantajes, de una de las familias más poderosas del país, los Bontate. Centrandome en todo aquello, sumado a mi pasado con las personas, cree el perfil de "Hombre Seguro", olvidando por completo, que en el mundo seguían existiendo personas buenas.
Decidí ir al Caffe un rato, y note que se encontraba algo molesta, no quise indagar mucho sobre el tema, no quería presionarla ni nada de eso; con el pasar del tiempo, le hice una propuesta, que llevaba dias pensando en proponérsela, en cuento supo lo que quería decirle, dijo que si, me sentí feliz.
Decidí enviarle un mensaje, avisándole que ya me encontraba afuera esperando su salida. En cuanto la ví salir por el portal de la edificación, todos mis sentidos reaccionaron a flor de piel; esa niña tenía algo que me atraía, haciendo que me inundara en mis pensamientos, invadiendo mi ser todo el tiempo. Decidí regalarle un collar de luna, con una pequeña estrella; y las rosas no podían faltar.
Entramos al edificio como 2 tontos enamorados; y previamente nos dirigimos al ascensor, pero este fue testigo de 2 personas que tenían lujuria y deseó... Llegando al pasillo oscuro, la guíe hasta mi oficina, en dónde dejé un camino echo por pétalos de rosas, sus expresión eufórica, me hizo sentir seguro por lo que hice. El resto de la velada fue entretenida, aunque pude notar su forma cordial de coquetear, no era un ingenuo, sabía lo que ella pretendía con aquel comportamiento.
En cuanto ambos nos dejamos llevar por la tentación, todos mis pensamientos deseosos de placer llegaron a mi mente; simplemente quería hacerla mía en aquél maldito sofa, quería escuchar sus gritos, sus gemidos, escucharla decir mi nombre, suplicando por más, una y otra vez, mi cordura se había ido, simplemente pensaba en tenerla entre mis brazos, y poseerla una vez tras otra; pero Vanessa se dejaba llevar tan fácilmente, era astuta, rápida, parecía una fiera al ataque de su presa; sentía que me ocultaba algo, más no tenía en claro que podía ser; sus miradas y reacciones ante mi presencia daban mucho de que hablar, haciéndome sentir superior, pero de momentos, me convertía en su fiel ciervo. Aunque me enojo un poco, no llegar a nada, en el fondo sabía que tenía que respetar su decisión, cómo todo un caballero, le ofrecí llevarla hasta su departamento, y sin pensarlo, acepto. Salimos del lugar cerrando sus puertas, pues ya era fin de semana, y nadie trabajaría la mañana siguiente; subimos al vehículo, y me dispuse a conducir. El ambiente se encontraba en silencio, simplemente relajante...
- ¡Para! - Demandó.
Estacione el automóvil, a un lado de la calle.
- ¿Podés acomodar tu asiento, un poco hacia atrás? - Su tono seductor, con su mirada pícara, daba mucho de que hablar, y pensar.
- No sé cuál sea tu intención, pero está bien - Hice lo que me pidió, y en cuanto pude acomodarme bien, sentí un cuerpo encima de mí; la miré fijamente, y ella se mordía su labio inferior, con esa sonrisa pícara que me hacía perder la razón.
- Oh cariño, déjate llevar - Su voz me seducia, me estaba dirigiendo al mismo abismo del pecado.
- Hace un rato me deje llevar, y vos me dejaste con las ganas - Afirmé; frunciendo el ceño.
- ¿Al menos podemos tener una escena pasional en el coche? - Paso sus dedos alrededor de sus labios; su forma de hacerme caer en tentación, me encantaba...
- No es un buen lugar para esto preciosa - Dije sin más, quería castigarla... Ella hizo lo mismo, ahora le regresaría el favor.
- ¿Y eso que cariño? ¿Quien dice que no se puede hacer nada en un vehículo? - No espero ninguna respuesta de mi parte, simplemente se lanzó a mi boca, besándome con desesperación, en ese momento entre en su juego bien planeado; seguí con aquel momento de pasión; mis manos reaccionaron, empecé a quitarle la camisa, dejando delicados besos al rededor de su cuello; y me separé, tenía una mejor intención.
- ¿No prefieres acompañarme a mi casa? - Levanté mi ceja.
- ¿Queréis una noche juntos? - Interrogó - Si es así, sigamos cariño - Se acomodo en su asiento, y jadeo.
Conduci aproximadamente 20 minutos, entre charlas calientes, y jueguitos seductores, llegamos al edificio en dónde vivía, aparque mi auto, en el estacionamiento, y así nos bajamos; tenía un ascensor privado, solamente colocaba mi mano, en un cuadrante lector de huellas, el cuál me dirigía directamente a mi departamento, y así, mis vecinos no notaban mi llegada.
- ¿Entonces no queréis que nadie note mi llegada, no? - Su mirada cambio; pude notar como fruncia su ceño.
- Es mejor así preciosa - Respondí - Cuando conozcas a la gente del edificio, ni querrás venir más.
- De acuerdo - Se tensó.
- ¿Vamos?
- Adelante Adam.
La verdad es que el lugar en el que vivía, era habitado constantemente por figuras públicas o familiares de mafiosos, aquel edificio tenía una estructura hermosa, pero por dentro, estaba podrido. Yo debía de quedarme allí por varias razones, si me iba, tentaba al destino.
Nota: Esto está misterioso ¿No?
ESTÁS LEYENDO
Una Presa Al Acecho
RomanceVanessa era una clásica Good girl, pero la vida la conviertio en una fiera.