Vanessa
Me levanté de mi lugar, para disponerme con una caminata corta hacia el baño, por suerte, mi habitación contaba con éste importante cuarto, estaba en el lavamanos, limpiando mi boca, y mi cuello, ya que calleron gotas de semen en él. Cuánto sentí unas manos masculinas, recorrer por mi cintura hasta llegar a mis pechos.
— No aguanto más… -. Susurro contra mi oreja, cuando me voltee a verlo, se encontraba solamente en bóxers. Deslizó sus manos por mi espalda, el grifo seguía abierto, por ende, el agua estaba corriendo, mientras estaba frente a ese monumento de hombre, el lavo sus manos rápidamente. Sentí sus frías manos tocando mi espalda, y dejando cierta humedad en ella — Necesito sentir tu cuerpo contra el mío -. Su voz estaba más ronca que antes. Cogí su mano, hasta que dimos a parar en mi cama, el se sentó y lo que hice fue bajar sus boxers, su erección, se robó el espectáculo, mientras yo bajaba mis panties, Adam coloco un preservativo en su miembro. En cuanto esté estaba listo para comenzar la fiesta, me subí sobre él, quedando a horcajadas, el hombre de ojos grises, guío su pene hasta mi entrada, en cuanto sentí la punta de este, en mis pliegues, comence a deslizarme sobre él, podía escuchar unos cuantos gruñidos de su parte.
— Mierda, nos has comenzado a moverte y esto se siente fantástico… -. En cuanto menciono aquello, hice movimientos, arriba y abajo, cabalgando sobre su cuerpo, joder, se sentía tan delicioso, que no podía evitar gemir, en cuanto Adam comenzo a escucharme, comenzo a mover sus caderas, para llegar a más profundidad, podía escuchar los sonidos de nuestro choques, de piel contra piel, eran música para mis oídos.
— Ah… ah, sí -. Sentía corrientes de electricidad por todo mi cuerpo, el sexo era algo que, en verdad me gustaba, corrección, me gusta. Ambos llegamos a tener el mismo ritmo, yo cabalgando, y el profundizando sus embestidas — Sigue, sigue, ah… ah
— Oh mierda, me la pones más dura de lo que estás -. Gruñó en repetidas ocasiones. Cuando estuve a punto de llegar al orgasmo, me sorprendió, que él, colocará una de sus manos sobre mi cuello.
— Ah… por… por favor… ah… no la quites… mmm -. Lamí mis labios, mordiendo ligeramente el inferior, esto se sentía demaciado exquisito.
— Mierda Vanessa… voy a… -. Adam llegó primero al orgasmo, pero no paro las embestidas. Por mi parte, seguí brincando, sentía que iba a estallar, mis gemidos se hicieron cada vez más agudos, estaba a punto de llegar, a poco de que pasara, cuando sentí una electrificante corriente recorrer por mi cuerpo, mi intimidad, estaba más húmeda que antes, sentía que todo mi cuerpo se relajaba.
Termine cayendo encima del pecho de Onfroy, estaba tan cansada, pero no lo suficiente como para quedarme dormida aún. El hombre de ojos azules, me acostó a un lado de él, abrazándome con uno de sus brazos, estábamos llenos de sudor.
Sus ojos se encontraron con los míos, y en ese precisó momento, sentí que algo no estaba bien, no podía pasar, mucho menos con él.
« Para, simplemente estás confundida, tal vez sea por lo increíble que es el sexo con él, eso es todo, no hay nada de que preocuparse »
Pensé, la idea de que pudiera gustarme, estaba mal, no quería volver a pasar por lo mismo de hace años atrás.
— Eres tan jodidamente hermosa princesa… -. Susurró contra mi oreja, su aliento chocando en esta.
Oh Dios, sentí como mis mejillas comenzaba a calentarse, no necesitaba verme en un espejo, para saber que estaba ruborizada.
— Lo sé… ¿Otro round? -. Dije con picardía, mientras mordía ligeramente mi labio inferior, necesitaba sentirlo, extrañaba su cuerpo, el placer que el me daba, lo necesitaba.
— Lo que vos digáis señorita -. Su voz, era tan irresistible.
Continuando, en lo que quedamos, está vez, decidí darle el mando a él, aunque tenía que decírselo, quería saber que cosas tenía en mente.
— Dominame -. Lo dije sin rodeos, estaba tan emocionada. Quien sabe que me haría.
— Joder, espere a que lo dijeras -. Su ojos se oscurecieron, su azul claro, había desaparecido, tal vez, porque la luz de mi habitación estaba tenue. De repente, sus manos me tomaron por las caderas, subiendo todo su cuerpo sobre mí, me sentía tan pequeña debajo de semejante monumento — Creo que probaré una posición, en la que eh deseado verte durante todo este tiempo -. Su sonrisa iba llena de malicia. Entonces, se levantó, tomo mis piernas, arrastrando me por la cama, hasta la orilla, el se encontraba de pie, tomo mis caderas, y abrió su boca para hablar, un sonrisa torcida salió de sus labios — Quiero ver tu trasero -. Volteando todo mi cuerpo, mi rostro quedó sobre la cama. Sabía lo que él quería, así que actúe rápido, apoyando mis manos y rodillas sobre el colchón, levanté más mi trasero -. Hey, esto es tan jodidamente caliente -. Gruñó.
Saco un nuevo preservativo, y lo colocó sobre su miembro. En cuanto estaba listo, rozo su punta, entre los pliegues de mi vagina. No pude evitar jadear, sentía que aumentaba mi humedad en aquella zona.
— ¿Te gusta? -. Indague, mis ojos se entrecerraban por el placer, y de repente, de una sola estocada, sentí una embestida de lo más profunda en mi interior — Ahhhhh… ah… -. No pude evitar gritar al sentirlo tan rápido. Sus embestidas se hacían cada vez más rápidas, Dios, toda delicadeza alguna, se fue por el caño, sentía como estaba siendo follada salvajemente.
— Me encanta… -. Se acercó a mi, sin parar con aquel jugoso ritmo, tomo mi cuello, ahorcandome, gemia de placer, estaba tan excitada, se sentía demasiado fantástico. Me sorprendí, cuando beso mi mejilla y cuello, sin apartar sus manos. Cerré los ojos, dejándome llevar, por la experiencia tan deliciosa.
Sus embestidas iban subiendo de nivel, se volvía cada vez más salvaje, un buen sexo diría yo. La burbuja en mi interior crecía, la sensación del orgasmo, estaba ahí, esperando nada más.
— Mierda… ah… más… más -. El orgasmo se aproximaba, estaba por llegar, lo sentía — Oh mierda… creo que… creo que… ah… ah… voy a… -. No faltó decirlo, llegué al clímax. Solté un gran gemido por lo que había sucedido, deje liberar todo aquello que tenía en lo más adentro de mi ser, el volcán interno, solo estaba esperando ser despertado por el espíritu correcto. Mi cuerpo se retorció ligeramente, emití un jadeo, dejándome débil.
— Oh mierda, me encanta hacerte llegar -. Dijo Adam, en su tono de voz, pude escuchar que se estaba cansando. Por mi parte, seguía gimiendo ante sus penetraciones — Mierda… -. Unas 5 embestidas más, y llego al clímax.
Caímos en la cama, después de uno de los mejores orgasmos de todos.
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Una Presa Al Acecho
RomanceVanessa era una clásica Good girl, pero la vida la conviertio en una fiera.