2 - Mal día II.

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Luego de ese desagradable evento, me dispongo a seguir mi camino. Tras unos minutos, llego a un establecimiento de buen tamaño con un letrero de letras blancas y rojas que dice "Ángel Paraíso". Entro, y la campanita en la puerta advierte mi llegada. El olor a alcohol llega directo a las fosas nasales al entrar, pero aun así puedes distinguir levemente el aroma dulce del desinfectante que le gusta usar a Jess para limpiar.

Me dirijo directamente a la barra que esta a unos metros de la puerta, pongo mis cosas sobre ella y me siento en uno de los taburetes que están a su alrededor. Doy una bocanada de aire y me recuesto sobre la barra. Estoy cansada.

Unos segundos después, llega un chico alto y corpulento de cabello rubio un poco largo amarrado en una pequeña coleta, se nota los pequeños bellos de su barba en crecimiento. Se sienta a mi lado y gira lentamente la cabeza para ver mejor mi cara.

—Te ves terrible —dice riendo.

—No tienes idea —le respondo con fatiga y aun con la cara pegada a la mesa de madera oscura con olor dulce-. ¿Dónde está Jess?

—Esta buscando unas botellas en la bodega. Anoche un grupo de chicas vinieron a ayudar a su amiga homosexual triste por terminar con su novia y en ves de emborracharse como debieron, quebraron dos botellas de vodka y una de wiski. Y eso que aun no habían bebido nada —suelto una pequeña risita al oír la historia.

Noah, el chico junto a mi, parecía una señora chismosa contandome cada detalle de lo ocurrido, le encanta contarme los eventos que pasan en el bar. Como guardia de seguridad esta al corriente de cada suceso y no pierde ni un segundo en contarme cada uno.

—¿Y tu qué? ¿Y esa caja? ¿Por qué la cara de... —se detiene por un segundo para analizar mi expresión— ebria?

Antes de que me dedicará a contarle a Noah mi historia de esta mañana, llega una chica robusta de cabello rojizo teñido suelto y un poco largo. Se viste bastante elegante, con ropas modernas y lindas, mostrando algo de escote. A Jess siempre le ha gustado llamar la atención, aún sin darse cuenta. Trae una caja con botellas dentro que pone sobre la barra.

—Oye, niño bonito —le dice a Noah molesta tratando de llamar su atención—. Ves que estoy pariendo con esa caja desde la bodega y no haces nada. Que caballero.

—Dijiste que subiera a ver quien había llegado —le responde defendiéndose.

—Si. Y que después fueras a ayudarme. En ves de eso, te quedas hablando como vieja chismosa. A veces pienso que eres gay.

Levanto mi cara de la barra y observo como ese par discute, riendo de las ocurrencias que Jess no le cuesta decir. Luego de terminar su pequeña disputa, Jess guarda las botellas y me sirve un poco de agua. No quiero beber tan temprano. Les cuento de mi despido por una chica sexy y de la desesperación por acostarse con ella que tenía mi jefe en el rostro mientras me echaba, además de mi molesto encuentro con ese chico arrogante y de como me silencio con un par de frases. Jess se reía de como me había respondido el chico, normalmente yo soy la que suele ser cruel y cortante con todos y no había conocido a nadie que me callara de esa manera. Y eso a Jess le hace gracia.

—¡Jajajajaja! Te dije que algún día alguien te haría cerrar la boca. Para que sigas echándote de cortante.

—Gracias, amiga —le digo con ironía mientras bebo un sorbo de agua.

—Que imbécil —dice Noah molesto—. ¿Qué se cree? Aunque fue tu culpa por incitarlo.

—Genial. Ahora yo soy la mala.

—Entiende que no todo el tiempo tu ganaras la discusión —aclara Jess.

—Eso lo sé.

—Bueno, cambiando el tema, ahora podrás trabajar aquí conmigo —menciona emocionada.

¿Por Qué Me Tocó Este Idiota?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora