5 - Nuevo Empleo.

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¡Bit bit! Suena la bocina del auto que me espera fuera de la casa para llevarme a mi nuevo y lujoso trabajo, pero como siempre yo, no puede faltar el retraso. Si me pagaran por cada vez que llego tarde a algún lugar no necesitaría meterme en tantos líos. Es más, de seguro hasta compraría la clínica completa con ese dinero. ¿Por qué esa clase de sueños no se cumplen?

¡BIT BIT!

—Ya voy, ya voy. Dios —exclamo en voz alta fastidiada. Ese tipo me tiene aturdida con ese "biti biti"— ¿Te estas meando que estas tan apurado?

Salgo de la casa despidiéndome de ella. No la veré en un tiempo. Llevo una maleta y un bolso grande lleno con mi ropa y unas que otras cosas personales. Las subo a la cajuela del automóvil y cabe destacar que lo hice por mi cuenta, ya que ese imbécil de conductor aparte de fastidioso no sabe lo que es la caballerosidad. Bastardo. Tengo una suerte con estos hombres. Entro al vehículo y nos marchamos.

Ahora no llegare tarde de nuevo, pues viviré en la casa donde voy a trabajar, o eso dijo Dayana. Esa chica no me termina de convencer. ¿Por qué necesita pruebas para dejar a su esposo? Solo bótalo y ya. ¿Qué tiene de difícil? No he tenido muchas parejas, tal vez por eso no lo entiendo. La mayoría como que se aburren de mí y se van. Pero na. Para que sufrir por hombre si el único hombre que me preocupa ahora es mi papá. Se sorprendió mucho cuando le dije que conseguí un mejor trabajo. No lo podía creer. Estaba tan contento, aunque también preocupado por lo que pudiera pasar. Le conté todo sobre el acuerdo con Dayana, si va a ir a un nuevo hospital será mejor que esté al tanto en todo momento de lo que llegase a ocurrir.

Tras casi una hora de viaje por fin llego a mi destino. Una enorme vivienda de tres pisos de altura y metros de anchura me asombra al aparecer frente al vehículo. Luego de pasar por unas gigantescas rejas automáticas, rodeamos una sofisticada fuente decorada con un tierno angelito en la punta derramando agua de su boca. El auto se detiene frente a esta y bajo de él. Ese taxi ya comenzaba a oler a ajo y no sé cómo. Al menos el fastidioso chofer me ayudo a bajar mis cosas o le habría roto una ventana por descarado.

Parada frente a la intimidante edificación estoy nerviosa de subir los pocos escalones que hay antes de pasar entre un par de pilares de marfil. Toda la fachada de la casa, no, mansión es de un tono opaco de blanco muy elegante. Me armo de valor y camino hacia esa hermosa entrada, unos pasos después de pasar me topo con una puerta doble de caoba oscura con ventanas desde la mitad de esta hasta la parte superior decoradas con líneas onduladas negras.

Golpeo la puerta un par de veces y espero mientras sigo ojeando como loca las características de la residencia. Es preciosa. Lo que el dinero puede comprar. ¿Quién no querría vivir aquí? Justo ahora envidio a sus habitantes. Ahora que lo pienso, esta casa es del prometido de Dayana, ¿y ese prometido no será...? Ay, diablos. ¿En qué desastre me he involucrado? Ese idiota me hará la vida un infierno si me descubre. Dios, Halia, ¿cómo no te diste cuenta?

Unos pasos provenientes de dentro de la casa me distraen de mis quejas internas. Por favor, que no sea ese chico. Oigo los pasos cada vez más cerca. No seas él, no seas él, no seas él.

—¿Qué desea? —pregunta una voz carrasposa y seria al abrir la puerta. Gracias al cielo no es ese arrogante. La mujer que me recibe es un poco mayor y tiene un vestido oscuro largo, además de unos pequeños lentes en su rostro. No logre ni pensar en qué responder cuando la mujer continúa—. Debes ser la nueva. Llegas tarde —dice al analizarme de arriba a abajo como un escáner buscando defectos—. Supongo que servirás. Limpia tus pies.

La dama pasa hacia dentro sin decir ni una palabra más. Dejó la puerta abierto, supongo que quiere que la siga. Limpio mi calzado en la alfombra beige bajos mis pies que no había notado y entro. Todo es aún más grande. Es un espacio abierto e iluminado. Puedes ver los pasillos de los otros pisos superiores y el pulido mármol en el suelo refleja el candelabro en forma de araña en el techo. ¡Vaya! Estoy tan ensimismada en mi impresión que ignoro el ruido a mi alrededor.

¿Por Qué Me Tocó Este Idiota?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora