—¡Acabas de romper mis lentes! —exclama molesto al ver los diminutos fragmentos de cristal bajo su pie.
—Ah, técnicamente, los rompiste tú —me excuso nerviosa y apenada.
Noto que por unos segundos su ojo izquierdo comienza a tener una especie de tip del enojo. Eso no debe ser bueno. Sin dirigirme ni una palabra más, se arrodilla y cuidadosamente recoge los pedazos de vidrio para luego desecharlos.
—Karen va a matarme —espeta. ¿Ella en qué circula en este momento? Ni siquiera esta aquí. Me parece un comentario de más.
—¿Por qué no compras otro par? —sugiero. En una pequeña parte fue mi culpa, dar soluciones es lo único que puedo hacer ahora.
—Porque son hechos a la medida, unos lentes cualquiera no me sirven. Y tardaran semanas en hacer unos nuevos —dice estresado y pasando las manos por sus húmedos cabellos oscuros alborotandolos, se ve bien con el cabello revuelto.
—Pues, no pasara nada si no los usas por un tiempo, ¿no? —comento para aligerar los nervios y el estrés en el aire.
Luego de una breve e iracunda mirada de: "tengo ganas de ahorcarte por esto", de su parte, y una sonrisa inocente y un poco nerviosa como mi respuesta, el chico de ojos diferentes en este momento, respira profundo y se calma. Entra al baño de nuevo dejándome aquí parada sin saber que hacer. Tras unos minutos, sale y toma los anteojos negros de la mesita junto a la puerta. No le quedan nada mal. Le favorece a su cara, de hecho. Y hace que sus hermosos ojos claros, que están de vuelta, se vean un poco más grandes y así resalten. ¿Por qué no le gusta usar sus gafas? Se le ven bien.
Se dirige directa y velozmente al enorme armario junto a la cama y saca un conjunto de ropa formal. ¿Acaso este chico no usa otra clase de ropa? Muy, pero muy pocas veces lo he visto usar algo diferente, además de sus pijamas, y tiene atuendos casuales que le quedarían bien.
—¿No es muy pronto para que te me lances encima? —bromeo al ver que comienza a desabrochar su camisa. Recuerdo la vez que él uso esas mismas palabras mi primer día aquí. Sin embargo, solo reacciona con una cara seria y de fastidio. Sigue molesto.
—Volteate —ordena.
—¿Qué es lo que no quieres que vea? —bromeo de forma burlona—. No sé si recuerdes, pero ya te vi desnudo una vez —menciono, pero su enojo sigue presente. Que aguafiestas.
Sin opción y con su clara molestia hacia mi persona por lo recién sucedido, le obedezco y le doy la espalda.
—¿Por qué usas lentes de contacto? —indagó curiosa. Tarda unos segundos en responder, pero como no veo su rostro, no sé porque sera. Supongo que lo esta pensando.
—No me gusta usar anteojos —responde con seriedad.
—Si ese es el caso, puedes usar lentes de contacto sin que cambien el color de tus ojos, ¿no cree? —menciono. Pues su respuesta solo aclara una de mis dudas, pero no el por qué de las distintas tonalidades de pupilas que usaba.
Sin embargo, mi comentario no obtuvo una respuesta, pues Danien fue directo a la salida de la habitación apenas termino de cambiarse, sin decir ni una palabra más. Lo sigo fuera, pero él ya esta por llegar al primer piso, baja con velocidad. Debe estar apurado por llegar a su trabajo, es muy tarde. Pero, por desgracia, una figura conocida le impide el paso. Que mujer tan molesta.
—¿A dónde vas? —indaga autoritaria.
—Karen, ahora no. Tengo una reunión muy importante en una hora, debo irme —menciona viendo el Rolex en su muñeca
—¿Por qué estas usando esas ridiculeces de nuevo? Ya habíamos hablado de ellos —dice molesta señalando el rostro del chico. ¿Por qué le dice eso?—. ¿Y qué paso con tus lentes de contacto? El lindo chico de ojos azules se fue y dejo al tonto y aburrido chico de marrón —espeta.
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¿Por Qué Me Tocó Este Idiota?
RomanceSi pensabas que conocer a un millonario era una idea asombrosa, pues tenías razón, excepto si ese millonario es Danien Hall. Ese idiota... -Oye, escuche eso. -Callate, estoy en plena presentación. Aja, como iba diciendo. Ese idiota no entiende nunca...