Halia.
Lo tengo...
Esto fue bastante rápido. No creí que en serio ese idiota engaña a Dayana con su propia mucama. Que descaro. Debo disculparme con Dayana por reírme antes de ella.
Bueno, ahora saldré de aquí. No quiero tener que aguantar a ese niñato millonario nunca más.
Me voy de este bello patio, debo admitir, y entro a la casa. Cierto, debo limpiar la oficina de ese niño adulto. Él es quien debería ordenar su propio desastre. Pero, por desgracia, me paga por hacerlo yo. Diablos.
Llego a su espacio de trabajo lleno de hojas dobladas y arrugadas en el suelo. Que desastre. Saco una bolsa negra que busque antes en el almacén y comienzo a meter en ella todo lo que haya en el piso. Al menos solo debo recoger los papeles del suelo, todo lo demás está en su perfecto orden, bueno, dentro de lo que se puede decir. Ese hombre es un poco desordenado. Los libros en las repisas junto a su escritorio están en muy mal orden y tirados como si solo no querían que estorbaran. Que flojo.
Luego de terminar con la basura en el suelo y de organizar las estanterías, ya que me molestaba el verlas hay tiradas, todo me parece más decente así que está bien.
La silla de cuero negro detrás de su escritorio de madera se ve muy cómoda. ¿Y si la pruebo? Me acerco a ella y veo que tiene rueditas en las patas. Mi niña interior acaba de salir. Quise hacer una niñada y lanzarme de espaldas y sentarme en la silla pero... calcule mal y caí directo al suelo sobre mis pobres glúteos. Si antes eran pequeños ahora son planos.
Cuando estaba cayendo mi instinto hizo que tratara de sujetarse de algo y por error derribe unos documentos sobre la mesa. Rayos. Rápidamente me dispuse a recogerlos y colocarlos de nuevo en su lugar. Los guardo todos en una carpeta que tiene como título: "Negocio administrativo Sanders", luego observo más abajo donde dice: "Teresa Sanders y Danien Hall, acuerdo de propiedades adquiridas". Interesante, así que en esto tenía que trabajar.
Me acomodo en la silla, pero esta vez sin juegos, pongo los pies sobre el escritorio como toda una mafiosa multimillonaria y procedo a ojear un poco el documento. Pero el universo definitivamente me odia. Ya que antes de siquiera abrir la carpeta sonó el tono de mi celular y me sorprende. Y adivinen. La sorpresa me hace impulsarme hacia atrás y caigo de nuevo pero esta vez con todo y la silla. Creo que tengo una contusión cerebral. Estúpido teléfono. Oh, es un mensaje.
Dayana:
Me estabas llamando, cierto. ¿Qué pasa?Yo:
Tengo las pruebasDayana:
No puede ser. ¿De verdad? Iré mañana temprano. Gracias, Halia.Bien, trabajo hecho. Esa chica en serio quiere dejar a ese Danien. Y creo que él está por hacer un contrato administrativo con esa Teresa. Es un lindo nombre. Bueno, ese no es mi problema. Mejor me voy, tengo otras cosas que hacer. Y debería ir al doctor. La cabeza me da vueltas. Caí con ganas.
***
—Joven señora, ha llegado —escucho a lo lejos luego de subir del sótano.
Por fin tengo mi tan esperado pantalón. No volveré a usar falda en mi vida. También comí un digno desayuno desde hace un buen tiempo, como me hacía falta. Lo extrañare cuando deje este trabajo. Es el empleo más corto que he tenido. Y yo preocupada por venir. Todo fue pan comido.
—¿Dónde está Danien? —pregunta Dayana a la señora Celena, la ama de llaves quien la recibe.
—Está en su recamara, señorita —le responde.
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¿Por Qué Me Tocó Este Idiota?
RomanceSi pensabas que conocer a un millonario era una idea asombrosa, pues tenías razón, excepto si ese millonario es Danien Hall. Ese idiota... -Oye, escuche eso. -Callate, estoy en plena presentación. Aja, como iba diciendo. Ese idiota no entiende nunca...