6 - En Casa.

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Danien

Estos inversionistas de mierda me hacen ir a una reunir de gratis. Tan tranquilo que estaba en mi casa. Y lo peor es que ninguna de las chicas esta libre hoy. Carajo. ¿Dónde se abra metido Dayana de nuevo? Esa mujer y sus fugas repentinas. Estúpido acuerdo. Tendré que regresar y dormir un poco.

Subo a mi querido Mustang rojo con una línea negra en medio. Es mi favorito de todos. Amo sus cómodos asientos de cuero y mi adorable adorno de atrapa sueños con plumas multicolor colgado en el retrovisor. Es un lindo detalle que me obsequio mi madre.

El ring-ton de mi teléfono me distrae del camino por carretera. Ay, no. Esta otra vez.

—¿Qué pasa? —contesto de mala gana.

—Necesito dinero —responde su fastidiosa voz.

—Siempre lo necesitas. ¿Para qué es esta vez? ¿Un bolso de marca que solo usaras en una ocasión? Porque me estoy cansando de financiar tus escapadas.

—Es para un vestido, tarado. Iré a ver a mi padre —dice con obviedad.

—¿Por qué no se lo pides a tu querido amor? Tu padre ya debería saber de él —menciono.

—Oye —contesta suspirando para calmarse y no responderme molesta—, esta estupidez tampoco me agrada, pero no tenemos elección. Desgraciadamente, eres mi prometido.

—Esa estúpida mierda.

—Mira, Danien, resolvere este asunto y cada uno hará lo que le plazca, ¿de acuerdo?

—¿De qué hablas?

—Nunca fuiste muy listo. No te preocupes, tú solo sigue haciendo lo que siempre haces que lo demás pasara a su momento. Ahora, ¿me darás el dinero o no?

—A veces creo que estás loca. Si, ok. Pero no sobregires la tarjeta —cuelgo.

Esa mujer y sus locas conspiraciones. De todas con las que me podía casar tenía que ser con la que ya era suficiente el aguantarla de niños. Aunque sus planes son extraños, por lo general, funcionan. Ya veré que quiere hacer.

***

Al fin, hogar dulce hogar. Estaciono mi auto frente a la puerta donde unos chicos me esperan. Salgo del vehículo y dejo que los muchachos lo estacionen junto a los otros. Entro a la casa quitándome está molesta corbata que me asfixia. No me disgusta usar estos trajes formales, pero cansan luego de un rato.

—Llego temprano, joven señor —me recibe Celena, la ama de llaves.

—Cancelaron la reunión. Quise venir a descansar.

—Prepararé un baño para usted.

—Ay, eso suena grandioso —digo con satisfacción—. Iré arriba, llámame cuando esté listo.

Subo las escaleras a paso largo, quiero sacarme rápidamente esta ropa y darme una fresca y relajante ducha. ¡Wow! Todo está muy limpio, veo que la chica desarreglada al menos sabe asear la casa. Sirve para algo la niña. Camino por el pasillo en el que está mi habitación para prepararme e ir al cuarto de baño, pero, ¿por qué esta la puerta abierta? No puede ser. ¿Ella otra vez? Olvide que ahora rondara por mi casa todo el tiempo. Al menos tiene buen cuerpo, pero necesita ejercitarse un poco. Genial, tira mis almohadas al suelo. Esta chica... hump. Esto podría ser interesante.

—¿No es muy pronto para que te me lances encima? Apenas empezaste hoy.

—¿Pero qué...? ¿Qué diablos estas mirando, idiota? —exclama con su voz chillona mientras se incorpora y se voltea cubriendo su falda. Se ve tan chistosa.

¿Por Qué Me Tocó Este Idiota?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora