14 - Amigos.

54 7 162
                                    

Halia

—Tu padre esta en un lugar muy bonito —comenta el chico moreno cuando salimos del edificio—. ¿Ese chico es quien lo paga?

—Sí. Él fue quien lo trajo y paga toda su medicación —le respondo indiferente siguiendo el camino por la acera sin dirigirle la mirada.

—Se ve que esta bien. Tranquila —dice proporcionándome una sonrisa compasiva y sujetando mi hombro. ¿Qué hace?

—¿Y crees que estoy preocupada? —inquiero arqueando la ceja. Él ni sabe qué decir, siempre se queda estático con mis comentarios repentinos antes de quejarse.

—Yo que sé —exclama—. Es difícil saber lo que piensas o como te sientes. Nunca muestras con claridad tu emociones —menciona. Que exagerado. Ni que fuera una piedra.

—Que no sea expresiva no significa que no tenga sentimientos. No soy tan apegada y empalagosa como tu —le replico—. ¿Que tal si visitamos a Jess, chico empalagoso?

Hace un tiempo que no veo a ninguno de mis amigos. Invite a Jhony por eso mismo. Además, quería que mi padre tuviera más visitantes, para que se sienta un poco mejor. Este tiempo he estado muy enfocada en la mansión. A pesar de que no me esperaba la invitación de Danien, me pareció buena idea salir. ¡Día libre! Aprovecharé esta ocasión para visitar a Jess antes de que comience a hacerse la víctima por no ir a verla.

Esperamos de pie el autobús junto a otras pocas personas. El bar esta un poco lejos caminando y recorrer las tiendas por esa cabello de maíz me canso. Nunca entenderé la increíble obsesión de esa chica por su apariencia. ¿De qué te sirve verte bien por fuera si por dentro eres pura basura? Repito, la cabeza no me da para imaginar como Danien pudo quedarse con ella. Bueno, se ve que es un idiota que se deja llevar por las palabras de los demás. Tal vez deba ayudarlo a abrir los ojos... con un buen golpe y así reaccione.

Desvío la mirada a Jhony quien esta parado a mi lado con los brazos cruzados viendo su alrededor, es muy distraído. Yo también me dedicó a observar las calles de la ciudad, es de tarde, ya los niños salen de sus escuelas y las personas terminan su tiempo de almuerzo y vuelven a sus trabajos. Nada fuera de lo normal. Pero una figura a lo lejos me sorprende.

—Halia, ¿a dónde vas? —indaga Jhony al notar que me marcho al otro extremo de la acera siguiendome el paso.

Me dirijo a un pequeño grupo de personas conversando en la puerta de un edificio. Quiero asegurarme de lo que vi. Entre aquel grupo se esta un caballero formalmente parado a un lado de un par platicando. Un hombre igual de elegante que el caballero y una mujer de bella vestimenta y cabellera suelta tapando... su frente. Ay, diablos, si es ella.

El hombre entra al edificó tras termina su charla y la mujer se retira a su auto. Es mi oportunidad de hablar con ella, sin golpearla de nuevo. Me acerco lentamente a la dama de cabellera castaña con la esperanza de que me note primero, y así fue.

—Señorita —me llama sorprendida y con un toque de curiosidad—, usted es la chica del café hace un tiempo, ¿no es así? —indaga.

—Ah, sí. ¿Cómo ha estado? ¿Qué tal su cabeza? —inquiero. Me sentiré terrible si le cause alguna lesión severa. Al menos no esta paralítica. Jhony no dice palabra alguna, no entiende la situación, así que solo se queda en silencio observando.

—Muy bien. No fue nada grave, ya estoy mejor. —Gracias al cielo.

—Eso es bueno. —Bien, ya empezaste a hacer conversación, ahora hay que acercarse más—. ¿Puedo invitarle algo? —le ofrezco amigable. Si me hago más su amiga podre ofrecerle sin problemas el contrato. Ella lo duda por unos segundos y luego responde:

¿Por Qué Me Tocó Este Idiota?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora