CAPÍTULO 7: Bienvenidas.

302 34 19
                                    

          Una odiosa alarma de despertador suena avisando que un nuevo día empieza. Una delicada pero fuerte mano cae sobre el reloj despertador, haciendo que este se voltee y quede boca abajo no así dejando de sonar insistentemente. Con un ojo entreabierto y el otro aún cerrado, la entre dormida chica trata de ubicar la fuente que provoca el detestable sonido con la intención de extinguirlo. Finalmente el objetivo lo consigue.

          Tendida boca arriba, despierta pero aún con los ojos cerrados, la madrugadora busca coger fuerzas para levantarse, aunque siente que la cama tiene una fuerza de gravedad prácticamente inviolable.

- ¿Camino, ya estás despierta? Se escucha a una voz preguntar del otro lado de la puerta.

- Si... con un claro tono cansado.

- Vale, el desayuno ya está listo afirmó la mujer al otro lado. No te tardes o llegarás tarde.

          Veinte minutos más tarde, una hermosa joven de cabellos castaños recogidos con una coleta, vistiendo su ambo rosa pastel y llevando un maquillaje muy sutil y suave termina de bajar las escaleras cargando su bolso negro de símil cuero.

- Aquí tienes mi niña dijo la madre mientras le coloca una taza de café recién hecho haciendo que el aroma la termine de despertar por completo.

- Gracias mamá agradeció la castaña mientras se sentaba en el desayunador.

- ¿Y Emilio?

- Enseguida baja.

          Faltaban quince minutos para las ocho de la mañana, Emilio, el hermano de Camino llega hasta la cocina y saluda con el cariño de siempre a su hermana menor.

- Buen día hermanita, ¿estás lista?

- Si.

- Perfecto, que todavía nos queda recoger a Cinta.

- Adiós mamá saludaron los hijos a Felicia, su madre y salieron con prisa.

          Camino y Cinta son amigas desde la escuela secundaria y ambas decidieron estudiar enfermería y han hecho toda la carrera juntas, incluso hasta hoy que tienen su primer día de trabajo en el hospital, particularmente en el área de diálisis, la misma a la que concurre Maite desde hace años.

- Buena suerte les deseó Emilio antes de que las jóvenes se bajaran del auto.

- Gracias al unísono respondieron y Cinta dejándole un enamorado beso en los labios.

          Con entusiasmo y también una cuenta importante de ansiedad, las buenas amigas subieron hasta el piso donde quedaba el área de diálisis. Ambas mujeres inhalaron profundamente y luego entraron caminando a la par.

 Ambas mujeres inhalaron profundamente y luego entraron caminando a la par

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Yo antes de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora