CAPÍTULO 11: Por amor al arte.

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- ¿¡Y!? ¿Hablaste con Carmen?

- Pues sí y me ha dicho que hablará con RRHH para que me reubiquen en el área de neonatología dijo Cinta de camino a la estación de tren. Si todo sale bien, el mes que viene empezaré allí.

- ¿Ves? Te dije que Carmen no te pondría peros al respecto, aunque reconozco que me costará no verte más por allí con un poco de aflicción reconoció Camino.

- Si lo sé, a mi me pasa igual, pero seguro nos encontraremos en algún momento por la cafetería o podrás darte una vuelta por allí cuando puedas y yo trataré de escaparme de vez en cuando, no te preocupes le aseguró guiñándole el ojo en complicidad.

Mientras esperaban el arribo de la próxima formación Camino veía recurrentemente la hora en su reloj, si el tren no llegaba a tiempo perdería su clase de pintura.

- No te apures, seguro que el tren viene enseguida comentó intentando calmarla.

- Eso espero, sino llegaré tarde y Renzo terminará por reclamármelo.

          Renzo Nervi, el profesor de pintora de Camino es un pintor argentino, algo mayor, que siempre tenía los dedos llenos de pintura y que en sus años dorados decidió recluirse en su atelier, Camino llegó hasta él por recomendación de un amigo de Madrid. Renzo no era un tipoi que le gustara dar clases y el amigo de Camino que era sobrino de del pintor se la tuvo difícil para que el argentino accediera a darle clases de pintura. Renzo era prácticamente un ermitaño, sin habilidades sociales pero cuando vio el talento de Camino lo pensó mejor y finalmente terminó accediendo a ser su maestro de arte.

          Camino hace casi tres años que asiste a clases con él, debido a que Felicia nunca la apoyó para que siguiera la carrera de bellas artes y así explotar el talento inmensurable que la castaña ha tenido desde muy chica para la pintura

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          Camino hace casi tres años que asiste a clases con él, debido a que Felicia nunca la apoyó para que siguiera la carrera de bellas artes y así explotar el talento inmensurable que la castaña ha tenido desde muy chica para la pintura. Para su madre el arte no es una carrera segura y a su manera particular de ver del arte no se puede vivir, no se pueden pagar cuentas; la música y la pintura son más bien pasatiempos que puede cultivar en sus ratos libres es por ello que Camino se ha tenido que conformar con asistir a las clases de pintura una vez a la semana.

          Llegando a las corridas, Camino se presentó en el apartamento de su profesor Renzo.

- Hubiese apostado que no vendrías dijo el argentino al abrirle la puerta sosteniendo el mate en su mano izquierda.

- Lo siento, es que el tren parecía que no pasaría se excusó mientras iba tras su profesor subiendo una vieja escalera curvada.

          La relación entre ellos estaba más que consolidada, en estos años Renzo se convirtió más en un amigo que profesor. Ocasionalmente le hacía algún tipo de corrección pero para estas alturas casi no era necesario. A mitad de la clase el maestro se acercó a su alumna dándole un largo sorbo su característico mate, costumbre argentina que jamás abandonó a pesar de vivir en España desde hace más de 30 años.

Yo antes de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora