CAPÍTULO 23: Manual de instrucciones.

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          Recomendación: Lou Shaves Will by Crai Armstrong (Soundtrack "Me before you")

          El sol del domingo se colaba por la ventana sur de la habitación donde Camino y Maite dormían en una angosta cama, tapadas por una suave sábana estampada de color violeta.

          La joven, con los ojos entre abiertos se dio vuelta para aferrarse a la espalda desnuda de Maite, que dormía a su lado. La joven amaneció con ganas de voltearse, poner su pierna entre las de Maite, abrazarle y seguir durmiendo.

- ¿Tienes hambre? Preguntó la morena aún con los ojos cerrados al sentir el intenso abrazo de Camino.

- De ti bromeó mientras le besaba el cuello.

          A la morocha los suaves labios de Camino le daban cosquillas detrás de la oreja y tentada de risa dijo:

- Vas a dejarme una marca dándose vuelta hacia la joven y besándola en los labios.

          Ambas comenzaron a reírse y propiciarse besos y mimos bajo la única sábana que las tapaba.

- Deberíamos hacer un viaje dejó salir casi por instinto Camino acurrucada en medio de los brazos de la morena.

- ¿¡Tú, quieres salir de Barcelona!? creo que me va a dar algo en tono de burla le dijo buscando molestarla.

- Pues sí, fíjate que si quiero afirmó siguiéndole el tono irónico y bromista mientras le besaba divertida la boca sonriéndose a mitad del beso.

- ¿Dónde quieres ir? ¿Dubai? ¿Bali?

- jajaja... Noooo... (risueña) No sé... Girona, Almería... no sé decía risueña e indecisa.

- Canarias soltó Maite.

          Camino la miró a los ojos rogando que nadie se de cuenta que se detiene su mundo cuando Maite la mira.

- ¡Si! ¿Por qué no? Canarias será. ¿El próximo fin de semana?

- De acuerdo y ambas se besaron sellando el proyecto de viaje para la semana próxima.

          En planta baja, se escuchaban las llaves entrar por la cerradura. Felicia volvía finalmente. Llevaba consigo el bolso de viaje. Venía sola, sin Marco.

          Al entrar, vio el bolso de camino tirado sobre el sillón y dedujo que su hija había salido la noche anterior, seguramente a festejar su cumpleaños como Emilio le había comentado por teléfono en la última llamada que tuvieron hace unos días atrás.

          Terminando de acomodarse, dejando la valija a un costado y las llaves sobe la mesa, empezó a subir las escaleras en dirección a la habitación de su hija quien no la había escuchado llegar.

          Mientras Felicia subía las escaleras, Maite y Camino tonteaban bajo las sábanas sin percatarse del encontronazo que tendrían en unos instantes.

          Felicia, sin llamar a la puerta, entró a la habitación y descubrió a su hija encamada con una mujer. Las amantes se sobre saltaron y sólo atinaron a cubrirse con la sábana. El momento fue absolutamente incómodo para las tres mujeres.

          Felicia estaba en shock, no podía comprender lo que estaba viendo, lo que estaba sucediendo. Camino, por su parte, asomó sus ojos aterrorizados en dirección a su madre que la miró con una desaprobación que le heló el alma y le partió el corazón.

Yo antes de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora