Ataraxia

18 1 0
                                    

Ataraxia dominando mi calma,
noches encantadas,
la cabeza centrada,
el tiempo pasa pero no pasa nada.

Tumbado en la cama
pensando que será de mi mañana,
tranquilo disfrutando lo efímero,
serán tesoros perdidos.

Acabaran hundidos en el olvido,
la felicidad del momento no cambia lo ocurrido,
creo tener perdido el partido,
hay que echarle huevos y marcar estilo.

Ya no soy ese niño chico
he crecido y aprendido,
la vida ha evolucionado conmigo,
botella en una mano y piti encendido.

No sé en que me he convertido,
siempre dije que no sería de este tipo
pero son cosas que no decido,
soy jodidamente impulsivo.

Lo probé y no me sentí más tranquilo,
me vi un paso más cerca del abismo,
los ojos fijos en el vacío
parece no tener fondo.

Cierro y abro los ojos,
en un momento ha cambiado todo,
estoy cayendo a lo más hondo
pero no tengo miedo de la caída.

La vida aquí es más tranquila,
el tiempo pasa y el mundo no gira,
solos mi mente y yo mostrando una sonrisa
entre las paredes resuena mi risa.

No es nerviosa ni tiene malas vibras
es un suspiro de la vida,
el que libera la mierda escondida
caigo mientras mi piel se enfría.

Por dentro el pecho arde,
el suelo está cerca pero aún no es tarde,
mi límite es el que yo marque,
no soy conde ni marqués.

Soy quien quiero ser,
alguien que vive mostrando quien es,
las sombras solo sirven para ocultarme
y hasta en ellas brilla mi arte.

La oscuridad no me sepultará,
mi alma como fénix de las cenizas resurgirá,
no tengo por qué esperar más
solo alzar mi voz y no volver a callar.

Las palabras mi forma de expresar,
el dolor demuestra que es real,
alzo la voz por quienes ya no pueden hablar
por quienes lucharon y acabaron ahogados en el mar.

Por quienes mataron por luchar,
por quien necesita descansar,
por quienes cargan culpa que no pueden soltar,
grito por las personas sepultadas.

Las que bajo tierra están calladas,
las que por la justicia están atadas,
las que por cadenas están atrapadas,
la vida es una lámpara de lava.

Personas en su mente atrapadas,
amenazadas para mantenerlas calladas,
mientras unos suben a otros bajan
suben sin cuidado y a otros aplastan.

Pero no pierdo la calma,
vivo en un estado de ataraxia,
tranquilo mirando a la nada
la cabeza pensando en chorradas.

Mi pecho envuelto en llamas,
ira, amargura y dramas
lentamente consumen mi alma,
dejan mi corazón abierto y en barbecho.

Completamente desecho,
heridas que no curan,
me invade la amargura,
destruida mi estructura.

La base de mi existencia pura basura,
sonreír hacia fuera,
duele pensar que no es verdadera,
quiero reír y llorar.

Quiero que pase y me pueda controlar,
quiero sentirme mal sin cagarla más,
quiero verme como una persona normal,
el bicho raro.

Insulto clásico,
lo oí mucho en los tiempos de antaño,
no me afectó ni lo vi como halago
solo fue una piedra en mi paso.

Ahora estoy sin barco,
se ha hundido y está destrozado,
tengo que cruzar el lago a nado
y el problema es que ya me estoy cansando.

No siento las piernas ni los brazos,
no encuentro ninguna zona de descanso,
todavía falta para las noches de verano,
de madrugada en la calle fumando.

Mis mejillas de un color rosado,
pienso en mi yo del pasado
no creo todo lo que he cambiado,
pasé de inocente a inconsciente.

De nervioso a paciente,
dejé de molestarme en caer bien a la gente,
dije lo que me resultó conveniente
y miré a los problemas de frente.

Avanza el mundo y yo soy indiferente,
un corazón latente más,
una prueba de la sociedad
luchando contra la adversidad.

Abandonado en este mundo de maldad,
ahogandome en mi soledad,
el silencio de mis gritos me impide respirar,
un nudo en la garganta me impide hablar.

Vivimos engañados y surmegidos en su mar,
un mar de mentiras,
nos hacen creer que controlamos nuestras vidas,
solo somos un producto más de sus compañías.

Criados para ser balas perdidas,
parte de la sociedad consumista,
uno más en esta purga
tratados como pulgas.

Insignificantes,
irrelevantes,
rompen nuestros sueños,
tejidos con defectos.

Pero quieren que seamos perfectos,
no lo entiendo,
me dijiste que la perfección no existe,
te creí y me heriste.

En mí una herida abriste,
físicamente no existe,
duele más en mi mente que en mi cuerpo,
soy castigado con el silencio.

Un pájaro que no puede alzar el vuelo,
alas cortadas y agujero en el pecho,
me estoy resistiendo
pero poco a poco me estoy cayendo.

La salida está muy lejos,
espero tocar suelo,
coger impulso y salir de nuevo
olvidar el abismo en el que me encuentro,
olvidar estos momentos.

Relatos de un dementeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora