HIGH ENOUGH 進撃 ✓

3. give me a good ride

advertencia de contenido: cuchillos.

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El molesto pitido del timbre resonó en tu cabeza, causándote una migraña tan grande que casi pensaste en romper algo. El lunes había pasado increíblemente lento, y la ansiedad seguía creciendo a medida que los minutos transcurrían, pareciendo infinitas horas. Tu mente solo tenía aquella visita en la casa de Hange como pensamiento principal del día. Después de todo, era lo único que parecía ser importante para ti hoy.

Afuera estaba oscuro, la noche había caído tan rápido que la luz del sol casi no se notaba en absoluto. Solo querías salir, pero aún tenías una hora de estudio que te detenía. Con un suspiro, te levantaste de tu asiento y te dirigiste a la biblioteca en el piso de abajo para entrar en las habitaciones privadas de estudio personal. Aunque no había ruido en ellas, las paredes parecían tener un buen aislamiento de sonido que te transportaba a otro mundo.

Estaba demás decir que había gente que abusaba de su gracia. Por supuesto.

Mientras caminabas por el sector, saludaste a unos cuantos conocidos y bajaste por las escaleras con las manos detrás para pegar tu falda a tus muslos traseros, la tenue luz del techo era la única fuente de iluminación en tu camino. Sinceramente, te resultaba algo aterrador que todo estuviera tan oscuro y silencioso. Viste un par de veces hacia atrás en caso de.

Al llegar, pudiste divisar a algunas personas con las luces encendidas en sus escritorios. La biblioteca estaba envuelta en un silencio desgarrador, y la brisa de una ventana abierta era la única fuente de cordura en la habitación. Era el sector perfecto para estudiar, y decidiste descartar tu fascinación al silencio de una habitación privada luego de pensarlo un poco.

Una vez sentada, colgaste tu bolso en la silla detrás de ti y abriste tu libro de geometría, el cual tenía una página marcada con una polaroid de tus amigos. Alrededor de la página, comenzaste a escribir algunos apuntes para recordar el significado de algunas palabras subrayadas. En algunos casos, los términos eran tan largos que apenas había espacio para escribir más cosas. Optaste por resumir algunas líneas mientras borrabas lo que sobraba para hacer más legibles tus notas.

Odias las matemáticas, pero entrar en arquitectura era prácticamente vivir de ellas. Te recuerdas diariamente que todo es una promesa a la pequeña tú del pasado.

Unas voces riendo en conjunto llamaron tu atención mientras estabas absorta en tus apuntes. Fuera de la ventana, se encontraba una chica castaña abrazando por la cintura a otra persona. Rápidamente reconociste a Hange por su corto cabello que caía por sus hombros, y notaste que estaba junto a una chica pelinegra de menor estatura que ella.

Abriste la ventana ligeramente para escuchar la conversación disimuladamente. Fue difícil porque estaban bastante lejos, solo se podía escuchar la risa estruendosa de Hange que resonaba en el callejón detrás del edificio y hacía eco en las paredes.

Tus ojos se abrieron aún más al ver cómo la chica de estatura mediana que la acompañaba repentinamente besó los labios de la chica con timidez en medio de su monólogo. Te tomó por sorpresa y sentiste un nudo en el estómago mientras Hange la separaba, desconcertada. Dejaste de lado todo tu trabajo y, con un calor desconocido creciendo en tu interior, intentaste descifrar su cambio de palabras incomprensible.

— Pieck, no...

Fue lo único que lograste escuchar antes de ver cómo la chica llamada Pieck se disculpaba por su atrevimiento y jugaba nerviosamente con sus pies. Hange, con total relajación, acarició su oscuro cabello cayendo por sus hombros. Toda esta situación te mantenía confundida y cada vez te sentías más incómoda al ver cómo la mujer por la que sentías algo se acercaba e insinuaba a esa chica.