7. dealing with the devil

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flashback en cursivas.




..

Hange presionó el botón de enviar con una sonrisa en los labios, compartiendo contigo una fotografía que se había tomado el día anterior y que sospechaba que te gustaría como a ella. Con un suspiro de satisfacción, cerró la aplicación de la cámara en su móvil y se encaminó hacia la puerta de su casa.

Al abrirla, sus ojos se encontraron con los del chico que estaba sentado en el sofá. Él frunció el ceño ante la interrupción, pero no pudo evitar observarla con curiosidad mientras avanzaba hacia la cocina. Hange apagó su cigarrillo antes de guardarlo en uno de sus bolsillos, sin perder el ritmo de la suave melodía que tarareaba mientras caminaba hacia la cocina.

— Te ves feliz hoy, Hange. —Levi volvió la vista a la pantalla de su teléfono, totalmente apático. Sin embargo, la ruidosa risa de Hange proveniente de la cocina llamó su atención. Cerró con fuerza la puerta del refrigerador y caminó en dirección al pelinegro, sosteniendo un vaso de jugo de piña en sus manos y casi saltando de la emoción. —No sé si es por la marihuana u otra cosa.

— Ya sabes por qué. — rió suavemente Hange, sentándose junto a Levi y descansando su cabeza en su hombro. Y, oh, por supuesto que sabe.

Levi no se quejó, ya que estaba acostumbrado a las pequeñas muestras de afecto que Hange le daba. Él sabía que era algo que debía disfrutar, porque sabía que Hange no se relacionaba mucho con este tipo de acciones, por simples que fueran. Tomó un gran sorbo de su jugo de piña y suspiró. — Me gusta estar junto a ella. — dijo Hange, su tono de voz denotaba un sentimiento de felicidad y tranquilidad. — Es una buena forma de quitarme el estrés, jaja.

Levi suspiró y rodó los ojos apagando la pantalla de su teléfono.

— No deberías usar a la gente así, — el dedo del pelinegro picó las gafas de Hange haciéndola sobresaltar. — tonta cuatro ojos.

— No la estoy usando, solo me divierto como sé hacerlo... Y quién sabe, tal vez te sorprenda hasta dónde puedo llegar. — dijo con una sonrisa orgullosa, mientras su cabeza se volvía hacia la puerta al sonar el timbre. Con emoción, se levantó del sofá y caminó lentamente hacia ella. — Debe ser Connie, hace semanas me sigue aplazando el pago.

Levi volvió a rodar los ojos mientras Hange reía más ampliamente y abría la puerta. Pero de repente, su risa se congeló al ver a la persona que menos esperaba parada en la entrada de su casa.

— ¿Quién es, Hange? ¿Han..?

— Reiner..

Levi se levantó rápidamente del sofá y avanzó hacia Hange, pero notó que ella permanecía inmóvil frente a la puerta abierta. Con los ojos muy abiertos, el pelinegro se quedó mirando a la gran figura rubia que se erguía imponente delante de ellos, tratando de proteger a Hange con su propio cuerpo. La tensión en la habitación era palpable mientras los tres se miraban en silencio, esperando a que alguien dijera algo, o atacara con la primera bala.

— Hey, yo.. vine en paz, ¿podemos hablar? — suspiró Reiner en un intento por calmar la situación. Sin embargo, Hange seguía sin responder y la atmósfera de la habitación parecía tensa, como si se tratara de una pelea de miradas sin sentido.

Hange se sentía sofocada, el aire parecía no entrar en sus pulmones y en cualquier momento temía desmayarse. Su cuerpo estaba inmóvil, incapaz de moverse y sus sentidos parecían haberla abandonado por completo. Sus ojos seguían clavados en Reiner, sin saber cómo reaccionar ante su presencia inesperada en su hogar. La mente de Hange trabajaba a toda velocidad, tratando de entender lo que estaba sucediendo y cómo podría manejar la situación. Pero en ese momento, todo lo que podía hacer era quedarse allí paralizada, sin decir ni hacer nada.

HIGH ENOUGH 進撃 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora