17. consume

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advertencia: desórdenes alimenticios y suicidio

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Tus párpados comenzaron a descender lentamente, y ardían como el mismo infierno debido a las horas de llanto que habías pasado. Contaste al menos cuatro, lo suficiente para que tu visión no estuviera completamente clara, agregando también el cansancio que sentía todo tu cuerpo. Estabas a un paso de caer inconsciente al suelo.

Las luces blancas del hospital te deslumbraban demasiado, y estabas agotada. Siempre te habían molestado esos tonos tan brillantes.

— Hange me mencionó hace un rato — dijo Levi, entregándote un vaso de plástico con café. — que el vestido te queda bonito.

Bajaste la mirada hacia el vestido rojo, el cual estaba arrugado, mojado y manchado de sangre, lo que le restaba todo su encanto. Trataste de cubrirlo con tu chaqueta, y reíste en conjunto con Levi, él a su manera, pero se entiende. No era el mejor momento para hablar sobre tu atuendo.

— Le da un toque de película de terror. — comentaste mientras mirabas tus zapatos y luego subías la vista hacia la ventana de la habitación de Hange. Había despertado hace un buen rato, pero no podías entrar. Necesitaba descansar un poco más, o al menos eso te habían pedido.

La espera te carcomía la mente, estabas frustrada por no poder verla aún.

Levi quiso volver a hablar, pero una persona se detuvo frente a ambos, interrumpiéndolo a mitad de camino. Miraste hacia arriba para descubrir quién era.

Era la doctora que había atendido a Hange, Nanaba. Ambas eran bastante amigas fuera de aquí. Tenía una taza de café en su mano y la otra en el bolsillo de su bata blanca. Suspiró mientras observaba la puerta cerrada de la habitación y se volvió hacia ustedes con una sonrisa tranquilizadora.

— ___, quise agradecerte antes que cualquiera. — jjugó con sus pies intentando encontrar las palabras, y tú la observaste con una ceja alzada sin entender. — La sutura.. — su dedo índice hizo círculos en su mejilla izquierda y rió con gracia por su forma de explicarlo. — la hiciste bien. Sé que es difícil, incluso a mí me costó bastante aprender a hacerlo perfectamente. Fuiste de mucha ayuda. En serio.

Le sonreíste con timidez, no querías decirle dónde siquiera aprendiste a hacer eso.

— Sé que no me corresponde, pero puedes entrar y verla. Puedo ver que quieres ir. —comentó, sonriendo nuevamente al ver tus ojos brillando con esperanza. — Lo mereces.

Te levantaste sin decir nada, cerrando los botones de tu chaqueta de cuero para ocultar el vestido antes de entrar. Miraste hacia atrás y le hiciste una seña a Levi antes de hacerlo. Observaste una última vez afuera y viste a Nanaba sentarse junto a él. Luego, cerraste la puerta y entraste en silencio.

Te volteaste hacia Hange, quien estaba plácidamente con los ojos cerrados. Estaba conectada a una máquina que indicaba sus signos vitales, así como otra que ayudaría a recuperar la gran cantidad de sangre que había perdido.

Ambos brazos estaban vendados y la herida más grave estaba cubierta con más profesionalismo.

Se veía tan pacífica que te rompía el corazón.

Caminaste con paso cauteloso hacia su cama para no interrumpirla con el ruido, aunque fue en vano, ya que cuando te acercaste lo suficiente para tomar su mano, abrió los ojos con fuerza y sonrió débilmente.

HIGH ENOUGH 進撃 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora