HIGH ENOUGH 進撃 ✓

16. stuckinmybrain

este capítulo contiene autolesión explícita, no estoy incitando a la acción, más bien concientizándola. sin embargo, recomiendo discreción leyéndolo.

otras advertencias: atracones/vómito.

..

Sentiste cómo tu corazón se partía en miles de pedazos, como un cristal que caía al suelo.

¿Era esto una broma?

— Qué.. ¿Hange qué? — tus piernas amenazaron con fallarte mientras luchabas por mantenerte en pie, mientras que tu vista se nublaba y tu voz se rompía con cada palabra susurrada.  — ¿Dónde estabas? ¿qué... qué pasó?

No me hagas esto, Hange.

— ¡Levi, contesta, joder!

— Salí, yo.... acabo de volver.. — escuchaste su voz quebrarse mientras parecía golpear algo en su extremo de la línea. — La casa está echa un asco y la encontré inconsciente en el suelo de la sala..

— ¿Despertó?

— ¿Hange....? — llamó fuera de línea, llamando a Hange desde lo que parecía ser, fuera de una habitación.

Otro silencio llenó su conversación, haciéndote sentir como si tu corazón se te hubiera subido a la jodida garganta.

— ¡¿Despertó si o no, Levi?!

— ¡Sí, carajo! — suspiró, tratando de calmarse. — No sé, tomó pastillas y se ve como la mierda. Se encerró en el baño de nuevo y no me deja entrar.. Necesito que vengas. Ahora.

Ni siquiera lo pensaste dos veces y, aún con la llamada en proceso, saliste corriendo para recoger tus cosas y explicar tu prisa. La llamada no duró mucho y, en cuestión de minutos, dejó de sonar. Guardaste tu teléfono en el bolsillo de tu chaqueta rápidamente sin darle más importancia.

— Y.. ¿___? ¿qué pasó, por qué estás...? — ignoraste las palabras de Ymir mientras recogías tus cosas y pedías perdón por todo. No había tiempo para dar detalles. Las lágrimas cayendo de tus ojos ya decían lo suficiente.

— En serio... perdón. Tengo que irme.

Todos te observaron con la duda, y pasaste por alto todo lo que preguntaban.

Caminaste rápidamente mientras Jean se acercaba a ti. Trataste de evitar sus preguntas en todo momento, ya que había visto tu colapso desde adentro sin tener idea de lo que estaba pasando. Sin embargo, él te siguió hacia afuera con insistencia.

— ___, espera...

No tenías la fuerza para negarte, así que le permitiste hablar.

— ¿Qué, Jean? — preguntaste mientras extendías la mano para pedir un taxi. Él metió la mano en su bolsillo y jugó con las llaves de su auto mientras te ofrecía una reconfortante sonrisa. El aire volvió a tus pulmones.

— Te llevo.

Su oferta calmó tu latente ansiedad y prácticamente corriste hacia su auto al decir que sí.

Durante el viaje, lo ignoraste mientras observabas por la ventana, intentando calmar tus nervios. Pero era imposible; tu mente solo tenía un pensamiento repitiéndose una y otra vez. Tus manos temblorosas se entrelazaron para buscar soporte mientras te sentías un desastre en el asiento del copiloto.

Sabías que no debías confiarte últimamente.

— ¿A casa de Hange? —  preguntó Jean mientras giraba el volante para tomar la calle que conectaba la universidad con los sectores citadinos. Asentiste y eso fue suficiente para que él aumentara la velocidad.