calma y tormenta

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Se acomodó de costado aún sin abrir los ojos. Estaba cálido y la cama se sentía suave, no recordaba la última vez que había dormido tan bien hasta despertar casi totalmente descansado. Frotó su cara y trató de sentarse, pero un dolor punzante en el pié lo hizo reaccionar. Asustado miró alrededor, se encontraba solo en una vieja pero limpia habitación, miró la herida que estaba torpemente vendada y habían usado exageradamente un montón de gasa. Confundido se sentó en la orilla de la cama y examinó todo. Habían pocos muebles y la única ventana estaba bloqueada con algunas tablas gruesas, pero aún así la luz que venía del exterior iluminaba tenuemente todo. Trató de ponerse de pie. Al parecer la herida era grabe ya que no podía apoyarse bien en el suelo sin cojear de una manera exagerada. - espero que no me haya roto algún hueso. - pensó. Lentamente se acercó a la puerta y al abrirla se encontró de frente con su captor que al parecer tenía la intención de ingresar a la habitación ya que su mano se encontraba en el pomo de la puerta. Con miedo lo miró fijamente, aún llevaba puesta su inexpresiva máscara y su sucio overol lleno de sangre. Dudó por algunos segundos antes de atreverse a hablar.

- t- tu... ¿Vendaste m-mi herida? - el homicida esperó unos segundos y al fin asintió afirmativamente. Jake lo miró sorprendido, se esperaba muchas cosas menos eso, hubo un incómodo silencio en el que el chico no sabía qué hacer.

- Gracias... - dijo casi en un susurro. El asesino lo miró y le hizo una señal con la cabeza indicando que saliera de la habitación y bajara las escaleras. Jake obedeció y comenzó a caminar, cada paso que daba provocaba un dolor punzante que trataba de ocultar sin éxito. Trató de bajar las escaleras lo mejor que pudo, pero la lentitud y poca paciencia de Michael hicieron que este diera un pesado suspiro antes de tomar a Jake para cargarlo nuevamente y sentarlo rudamente en una de las sillas en la cocina. El homicida se acercó a la nevera, sacó un gran trozo de carne cruda, lo puso en un plato sobre la mesa y lo acercó al muchacho con su típico cuchillo de cocina haciendo una gran marca sobre la madera, se sentó frente a él, clavó fuertemente su arma en un lado de la mesa y se cruzó de brazos mirando fijamente a Jake, este sin salir de su asombro se quedó estático esperando alguna señal de Michael que nunca llegó.

- yo... Te lo agradezco, pero no p-puedo comer carne... C-cruda... - dijo agachando la cabeza. Myers se recostó sobre la silla, jamás había preparado comida para una persona y el acostumbraba a comer la carne recién cazada sin ningún tipo de preparación. Ladeó levemente la cabeza y Jake pensó que no había entendido lo que acababa de decir. Con temor a que el asesino tratara de matarlo por no cumplir sus expectativas, tomó un trozo de carne dispuesto a tratar de comerlo, lo puso en su boca chorreando un poco de sangre, se sentía desagradable y aún estaba tibio, con disgusto arrugó su frente, pero antes de masticar Michael rápidamente acercó su mano y se la arrebató de la boca tirándola nuevamente en el plato dejando al chico confundido y con una fina línea de sangre escapando de la comisura de sus labios. Hubo un silencio incómodo por algunos segundos.

- puedo cocinarla, si así lo quieres. - Jake se levantó con dificultad de la silla, tomó el plato y se dirigió al fregadero. Juntó los utensilios necesarios y miró en la nevera para ver qué podía preparar. Era obvio que el asesino no cocinaba, solo habían unas pocas verduras que estaban en proceso de descomposición y algunas botellas de vino tinto que estaban selladas. Michael se levantó de la silla en donde había estado observando silenciosamente al chico y se acercó a él. Jake comenzó a cocinar nervioso ante la supervisión de su captor, toda la situación era extrañamente bizarra, pero si obedeciendo a aquel hombre podía prolongar su vida, entonces haría lo necesario para sobrevivir. Tomó la sartén, cortó la carne, preparó las pocas verduras que encontró en buen estado y lo puso todo junto. - la carne roja sabe bien con el vino tinto, le pondré un poco, te gustará. - en chico explicaba cada acción al asesino aún sabiendo que no le contestaría nada, pero de alguna manera sentía que hablar de vez en cuando le relajaba un poco de alguna manera. Tomó uno de los Merlot cerrados y le puso una buena cantidad a la carne. - ahora solo queda esperar unos cuantos minutos. - era sumamente difícil hacer algo esperando no enojar al homicida, hasta ahora no había señales de querer asesinarlo, pero era evidente que era totalmente impaciente ante cualquier situación, y eso ponía sumamente nervioso a Jake, un paso en falso y sería su fin, o eso pensaba firmemente el. Pasados unos minutos un delicioso aroma comenzó a inundar la cocina, Jake extrañado analizó la situación, no había comido nada en los últimos dos días y aún así no había sentido hambre ya que su cuerpo no había tenido la necesidad de alimentarse, no había sentido fatiga por falta de alimento y en los últimos días no le había pasado por la cabeza que debía comer algo para reponer energías, como si en realidad no lo necesitara, pero con todo lo que había vivido en ese caótico mundo llegó a la conclusión de que ya nada debía sorprenderlo a esas alturas.

paranoia *Michael Myers x Jake Park*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora