Capítulo 1

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      Ya todos los chicos se encontraban fuera del dojo con su ropa normal, el tema principal de conversación entre ellos era la reciente lección y los movimientos de la chica nueva, a todos los había impresionado bastante, pero a Halcón esa chica lo había dejado completamente intrigado. La había golpeado justo en las costillas y ni se inmutó, estuvo en todo momento a la defensiva en lugar de tomar la ofensiva, pero con Miguel fue distinto, quería comprender el por que de ambas cosas, tal vez por eso se encontraba esperando a que ella saliera del dojo en lugar de irse directamente a casa. 

     Pero adentro (T/N) se encontraba mirando su cicatriz, el golpe del tal Halcón había llegado justo en ella y a pesar de que fuera vieja le preocupaba que algo le hubiese ocurrido. Cuando comprobó que no pasaba nada terminó de cambiarse y salió mirando su teléfono, tenía mensajes de su hermano que le avisaba lo que iba a cocinar y cosas así.

     Estaba tan concentrada en su teléfono que no notó cuando el chico de mohicano se paró a su lado.


-¿Qué quieres aguilucho? - Preguntó sin quitar la vista de su teléfono.

-Soy Halcón.

-Lo que sea, ¿qué quieres? 

-Solo saber algunas cosas sobre ti. 

-Tendrás que hacer merito para saber sobre mi - Alzó la vista. - me tengo que ir, nos vemos mañana.

-Espera - Halcón puso su mano sobre el hombro de (T/N) deteniéndola. - t-te acompaño.

-No necesito compañía - Dio unos pasos para luego girarse. - por cierto - Levantó un poco su camiseta dejando ver su cicatriz. - costilla rota y extraída, no siento nada de este lado desde entonces. 

-¿No que tenía que hacer méritos? - Preguntó con la voz un poco alzada ya que (T/N) seguía caminando. 

-Es algo que te servirá tener en cuenta para el próximo encuentro, solo por eso te lo digo. Adiós aguilucho. 

*Narra (T/N)*

     Ese tal Halcón era bueno peleando, creí que no encontraría a un buen oponente aquí pero al parecer ya encontré a uno... ahora solo me pregunto como le diré a mi hermano que volví a mis "viejos hábitos". Nunca le gustó que practicara karate... por lo menos no viendo para lo que lo usaba.


*Flashback*

-¡¿Me puedes decir por qué mierda lo golpeaste?!

-Es un idiota, le estaba enseñando quien manda. 

-¡No!, ¡lo que tú hacías era abusar de que tú si sabes pelear y ese chico no!

-Se llama supervivencia del más fuerte, Dylan.

-¡Lo que hiciste se llama agresión (T/N)!... ¡te expulsaron de la maldita escuela!

-Al carajo con esa escuela, bien sabes que nunca quise estar allí.

-¡Pero era la única escuela que te aceptaba con tus antecedentes!... escucha, voy a ir y pedir, no, rogar al director que te permita volver.

-Has lo que quieras.

-... Y se acabó el karate.

-¡¿Qué?!, ¡no puedes hacer que deje el karate!

-¿Qué crees hermanita?, ya lo hice.

*Fin del flashback*


     Caminé cabizbaja pensando en como iba a decirle a mi hermano que había entrado a un dojo después de que me había hecho dejar el karate, pero tal vez podía convencerlo de que ya no lo ocuparía como antes o algo así. Tal vez no me crea, lo más probable es que no me crea, pero tengo que intentar lo que sea para que me permita entrenar y no tenga que ir a escondidas al dojo. 

La cobraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora