Capítulo 2

105 8 1
                                        

*Narrador omnisciente*

     Al día siguiente en el dojo, más concretamente afuera de este, Halcón y Miguel se encontraban esperando a que la chica nueva llegara, los dos tenían preguntas para hacerle por como había estado vestida ayer para el combate, no solo las vendas les habían extrañado, también lo hizo que el karategi parecía haber sido remendado y que le quitaron un lógo de la espalda. Halcón también quería preguntarle por su cambio de estrategia de una pelea a otra, se sentía mirado menos por haber recibido pocos ataques y solo pelear contra una defensa. 

     Después de unos veinte  minutos de estar esperándola la vieron caminando con su bolso a la espalda, vestida totalmente de negro, con jeans, como el día anterior, solo que esta vez no estaba con su chaqueta, al parecer esta vez decidió vestirse más acorde con el clima que había. Hicieron como que no la habían visto y solo esperaron a que pasara por su lado para hablarle, pero para su sorpresa cuando lo hicieron (T/N) solo los ignoró y comenzó a mirar su teléfono.

     Miguel miró resignado a (T/N) y luego a Halcón, pero este no hizo lo mismo que él, si no que caminó hasta la chica y le quito el teléfono de la mano para que le prestara atención. 


-Hola aguilucho, ¿cómo estas de la caída? - Dijo sin perder la calma, había notado las intenciones de los dos muchachos desde que entraron en su campo de visión. 

-¿Que caída? 

-La de ayer en el combate de practica. - Respondió recuperando su teléfono.

-O... estoy bien - Miguel se acercó al ver que (T/N) no reaccionaba mal. - queremos hacerte unas preguntas.

-Y supongo que no tengo opción más que responderlas en este momento... ¿cuánto falta para iniciar?

-Media hora. - Respondió Miguel. 

-Entonces pregunten, en esta media hora les responderé lo que quieran.

-¿Por qué las vendas? - Preguntaron rápidamente al unísono. 

-Soy un poco supersticiosa con mis peleas... siempre antes de un combate, aunque sea de practica, me vendo dos dedos de la mano izquierda y tres de la derecha.

-¿De donde salió esa ridícula superstición? - Preguntó Halcón. 

-Mi primer combate en un torneo lo quise llevar acabo a toda costa, tenía doce años y los cinco dedos totales un poco mal en ese momento, por el entrenamiento, así que debía mantenerlos vendados y a pesar de eso yo gané. Desde entonces siempre me vendo antes de un combate y, como habrán visto por lo de ayer, siempre gano... ¿otra cosa que quieran saber? 

-¿Por que los remendados en tu karategi? - Preguntó Miguel mientras señalaba el bolso de (T/N).

-Mi hermano... no le gusta que yo practique karate por cosas de mi pasado, me impidió practicar karate hace un tiempo y para que no me fuera a entrenar a escondidas rompió partes de mi karategi con unas tijeras frente a mi y lo tuve que arreglar yo misma... si, fue un poco traumático. 

-¿Y la marca de algo en la espalda? 

-Logo de mi antiguo dojo, mi hermano también lo arranco, pero lo tiró a la basura y nunca pude recuperarlo... ¿algo más que quieran saber?, pregunto porque quedan... diez minutos. 

-Hay algo que yo quiero saber - Se apresuro a decir Halcón. - Miguel, por favor.

-Claro.

-Gracias. - ... - ¿me vas a responder lo que sea que te pregunte? 

La cobraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora