Lo hecho, hecho está

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Ha pasado al rededor de un mes desde que Eugenia decidió dictarme clases particulares, al comienzo debo decir que se me dificultó aprender, sobre todo porque Eugenia es tan maravillosamente atrayente, más cuando enseña, me perdía en sus labios y sus ojos cuando me dictaba las fórmulas, su cercanía me causaba estragos que intentaba disipar mirando la hoja de papel rayada. Pero nada servía, era una mujer despampanante, poseía unas curvas de ensueño y una mirada tan atrayente que podía matarme en cualquier segundo.

-¿Eva me estas escuchando?-su voz demostraba estar molesta y cuando la observe frunció su ceño.

-Lo siento...-digo por quinta vez- no puedo concentrarme si estás tan cerca de mí.

Eugenia dejó de fruncir su ceño pero me lanzó una mirada de enfado, ya llevábamos al rededor de cinco clases particulares donde Eugenia se había comprometido a enseñarme las fórmulas restantes para poder pasar mi exámen final, de lo contrario, perdería mi beca en la universidad.

Y en aquellas cinco clases mi concentración disminuía considerablemente cuando Eugenia se hallaba a centímetros de mi posición.

-Por suerte ya nos queda lo último que repasar- soltó Eugenia lanzándose hacia su sofá. Estudiábamos en su casa debido a que en la mía Jorge -mi ex amigo- había decidido declararme la ley del hielo luego de nuestro...revolcón. Y luego de declararme que le gustaba, aún podía apreciar lo buen amigo que fue en algún momento, pero luego de que nos acostasemos juntos todo se había ido al carajo y sabía que era por mi culpa, en algún momento creía que hablaría con él y le pediría disculpas nuevamente, pero ahora mi cabeza solo estaba dedicada a pasar los examenes finales de mi primer año universitario.

-Nos quedaría una última clase y ya estarías lista para dar nuevamente el examen-dijo Eugenia con sus manos sobre su rostro, últimamente estaba colpasada con trabajo de la universidad y además Eugenia se daba el tiempo de enseñarme partocularmente sus clases.

-¿Cómo conseguiste entrar a esta universidad?-pregunté curiosa mientras me acercaba hasta su posición.

-Solo hice un par de llamadas...¿te acuerdas de la rubia que estaba conmigo por todos lados?-volteé los ojos y asentí, mientras me sentaba en las piernas de Eugenia- pues bueno ella es Abril, hija de una muy querida amiga mía de la universidad, sabía que ella tenía contactos con esta universidad porque su esposo en parte es dueño de varias universidades, eso me dió una gran ayuda, solo tuve que demostrarle mi interés por ser profesora de la Universidad de Gales y bueno...al día siguiente ya me habían llamado.

Eugenia mientras terminaba su explicación agarró mi cintura y me apegó aún mas hasta ella. Besó mis labios y yo le correspondí, últimamente andabamos muy pegadas la una a la otra, como si fuese nuestra primera vez saliendo...

-¿Quieres quedarte a dormir hoy?preguntó Eugenia cuando finalizamos el beso y yo me encogí de hombros. La verdad no habíamos vuelto a dormir juntas desde nuestro "regreso" y era principalmente porque en mi mente cada cierto tiempo todavía volvía la imagen viva de Eugenia acostándose con la otra mujer. Aún me dolía pese al tiempo pasado, comprendía todos nuestros malentendidos con Eugenia, pero su infidelidad me había dolido en el fondo de mi alma y sabía que recuperar mi confianza en ella iba a llevar tiempo.

-Por hoy...no puedo-miré a Eugenia y de inmediato lo comprendió. Por lo mismo, no me hizo ninguna pregunta más pero su semblante había cambiado a uno de tristeza-¿¡Son ya las 2 de la tarde!?

Observé el reloj incrédula y me levanté de inmediato, tenía mi próxima clase en cinco minutos y debía llegar a la universidad en menos de ese tiempo. Eugenia se despidió de mi con un corto beso y una sonrisa ladeada. Ya después me encargaría de hablar seriamente con ella, por ahora debía correr como paría hasta mi clase.

Enamorada de mi alumna (Segundo libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora