Otra vez

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Respiré pausadamente ¿es en serio? ¿Eugenia!? ¿por qué estaba aquí? ¿Qué mierd...

Alguien entró al baño, Elisa se cruzó de brazos detrás de mí.

-Ahora me explicarás que fue eso-salimos juntas caminando hasta una de las bancas que se esparcían por el campus.

-No..-suspiré-no sé como decírtelo.

-Sé que nos conocemos hace poco pero al menos puedes confiar en mí Eva-me observó- esto tiene que ver con la profe de mates ¿no?

Asentí, no había hablado con nadie sobre mi rompimiento con Eugenia, de hecho solo yo asumía esto como un fin a nuestra relación ¿y si Eugenia me había seguido el paso? ¿si ahora estaba aquí por mi? Deseche la idea, quizás solo era una cuasualidad.

-Ella era...-miré a Elisa-ella era mi pareja, hace unos meses y..

-woww ¿en serio?-sonrío-no me lo espe..

Mi mirada la dejó con su boca cerrada.

-disculpa, continúa-guardó silencio.

-Fuimos pareja durante algunos años y me separé de ella porque la encontré en nuestra cama con otra mujer-Elisa abrió su boca, yo miré hacia otro lado. Sentí su mano apoyada en mi hombro.

-Pues es una perra-sonreí-que se joda la mujer entonces-Elisa me abrazó y yo le correspondí. Se sentía bien hablarlo con alguien, Elisa me siguió hablando sobre sus ex-parejas. Comimos en uno de los cafés cercanos y nos despedimos casi de noche. Comenzaba a apreciar a Elisa.

*

Jorge trabajaba hasta tarde y no sabía que hacer, aún no podía creer que Eugenia se hallaba en la cuidad ¿qué haría ahora? ¿la ignoraría como si nada? ¿le hablaría? Mi cabeza daba vueltas, tomé una de las cervezas y rápidamente la bebí, después fui por otra, y otra. Pasado un tiempo perdí la cuenta de cuanto alcohol había bebido. Al menos ahora Eugenia no danzaba en mi cabeza, estaba mareada y con sueño. Me desperté sintiendo la puerta abrirse, Jorge vió las luces prendidas y luego me observó a mí, tendida en el sofá con los ojos llorosos.

-¿Te encuentras bien?-se acercó.

-Mm no-susurré.

Jorge se sentó junto a mi y tocó mi rostro con suavidad. Yo me dejé llevar y terminé apegada a él y llorando desconsoladamente en sus brazos. Él acariciaba mi cabello y de vez en cuando me daba besos en la coronilla, yo lo abrazaba aún más fuerte y así estuvimos hasta la mañana. Habíamos dormido abrazados en el sofá y ahora que la luz del día nos pegaba me sentí avergonzada de hacer semejante escándalo.

Me solté procurando no hacer ruido pero Jorge se despertó de todas formas.

-Prepararé el desyuno-lo observé-gracias por lo de anoche.

Jorge me sonrío. Comimos en medio de risas, definitivamente me sentía mejor.

-¿Quieres que te vaya a dejar a la uni?-sin esperar mi respuesta tomó las llaves del coche y me subió empujándome.

Cuando llegamos se estacionó y bajó junto a mí, no dije nada pero me parecía extraño que fuese a dejarme a la puerta del campus. Es más, caminamos hasta la entrada del edificio donde tendría mi primera clase. Nos quedamos hablando unos minutos hasta que tuve que entrar. No quería despedirme así sin más después de todo lo que había hecho por mí.

-¿Después de la uni almorzamos juntos?-me sonrío.

-Claro mi señora-le sonreí de vuelta y me tomé el tiempo de besar su mejilla y abrazarlo. Cuando me separé y caminé hasta adentro no me había fijado que una melena rubia nos había observado todo el tiempo. Vi a Eugenia por el rabillo del ojo, pero fingí no notarla y caminé erguida dentro del salón. ¡Maldita Eugenia! ¿por qué regresaba ahora? ¿cuando por fin había logrado sacarla de mi cabeza?

La clase pasó lenta y aburrida, Elisa me había mandado un mensaje diciendo que no iría por problemas de salud, le respondí que se cuidara. Para la hora de almuerzo esperé a Jorge sentanda en una banca, leía textos que debía investigar para la siguiente clase. Cuando ya había pasado media hora elevé mi vista y divisé a lo lejos como una mujer rubia subía a un coche gris ¿era Eugenia? No pude ver quien era el conductor pero de nuevo una daga se clavó en mi cuerpo. ¿y si era la mujer con la que la encontré esa noche? Nuevas vueltas a mi cabeza, me levanté para caminar y tomar aire. Jorge estaba esperándome afuera, no supe porqué, pero me lanzé a sus brazos con una necesidad debastadora. Él me correspondió sin preguntarme nada, fuimos a comer en un total silencio.

*

Pasada una semana y para mi mal pesar no podía seguir huyendo de las clases de matemáticas. Al menos tenía a Elisa que entendía mi dificultad y aprovechaba cualquier momento para decirme que estaba ahí para mi si algo sucedía.

Entramos y nos sentamos al final, sentía como mi estomágo estaba reuvuelto y mis manos sudaban. Elisa intentaba distrarerme diciendo que la hora pasaría rápido. Ella entró con la gran sonrisa que siempre me daba cada mañana, otra daga en mi cuerpo.

-Buenas-saludó-hoy continuaremos con los ejercicios de la anterior clase..

No podía mirarle, sentía que si lo hacía me largaría a llorar y si ella lo notaba moriría en verdad. Para mi suerte en ningún momento nuestras miradas se cruzaron, la clase se me hizo eterna. Para cuando terminó de todas formas tuve que quedarme más tiempo porque debía entregar uno de los ejercicios y no sabía como hacerlo. Elisa se encontraba igual y no teníamos ni idea qué hacer para salir de allí sin que nos viese.

-A la cuenta de tres nos ponemos en cunclillas y corremos hacia la salida-Elisa me miró esperando mi aprobación.

-Vale-reí nerviosa.

-Uno..-Elisa miró hacia Eugenia que estaba ayudando a una mujer-dos..-volví a reír-tres!

Rápidamente nos pusimos en cunclillas y corrimos de una forma feroz. Avanzar de esa forma era cansadora y para cuando íbamos subiendo las escaleras a punto de salir su voz nos llamó.

-Ustedes-nos gritó-¿dónde creen qué van?

!Mierda! No supe como reaccionar. Elisa fue la primera en levantarse, luego yo la imité.

-Acerquense-Eugenia estaba cruzada de brazos. Bajamos en silencio, los alumnos que quedaban nos miraban con cara de querer reír.

-¿Hacia donde iban sin entregarme los ejercicios?-suspiró-ya son adultas y andan huyendo para no entregar trabajos-nos reprendió.

Una furia incontrolabre subió por mis venas ¿comportarnos como adultas? ¿quién se creía? ¿acaso ella había actuado como adulta cuando la encontré con esa mujer? La miré con odio y ella fijó su mirada en mí. Vernos frente a frente me ánimo, no debía esconderme ¿para qué? Yo no había hecho nada malo, nuestra relación no se había roto por mi culpa, sino por ella.

-Harán los ejercicios y los quiero mañana temprano-dejó que todos nos fuésemos. Cuando dí media vuelta agarró uno de mis hombros con su mano-puedes quedarte unos minutos Eva?

No la observé, no respiré. Bajó su mano y yo me quedé mirándola con todo el rencor que por meses guardé en mi interior. Ella frució el seño. Negué con mi cabeza y salí de allí.

Enamorada de mi alumna (Segundo libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora