Despertar

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Sí, había dormido en los brazos de Eugenia. Cuando desperté ante un amanecer silencioso y observé el lugar en el que me encontraba, mi corazón palpitó desbocado. Una sensación agradable me hizo quedarme quieta por unos minutos. Eugenia estaba hermosa, llevaba la misma ropa con la que me recibió y recordé toda la noche pasada ¿esto quería en realidad? ¿había corrido finalmente a sus brazos extendidos? No lo sabía, no tenía ni idea de todo lo que había hecho, todo lo que había dicho apenas entré a esta casa.

-Aún siento amor por tí Eugenia-le susurré mirando a mi ex-mujer dormir plácidamente. ¿Cuanto camino habíamos recorrido hasta aquí? ¿Cuantas lágrimas derramadas? ¿Cuanto dolor? Y al final siempre volvía a ella, y sabía que siempre volvería a ella. Me había engañado todo este tiempo al pensar que había matado mis sentimientos hacia ella, y era lo contrario, mi amor seguía intacto, a pesar de su infidelidad yo seguía amándola como la primera vez y eso no podía negarlo. Esataba conpletamente perdida por Eugenia.
Suspiré ante un alivio mental no esperado, al menos ahora reconocía mis sentimientos hacia ella y eso era un gran paso...pero venía lo más difícil, comenzar de nuevo, borrar el pasado doloroso y continuar.
Me levanté silenciosa y miré una ultima vez a Eugenia, descansaba pacífica e inalterable, no quería esperar a que despertase, la vergüenza que sentía era mayor al querer estar con ella cuando abriese sus ojos.

-Te veo en la universidad-susurré y deje un casto beso en su frente. Salí de su casa en un amanecer tibio y caminé hasta la primera parada de autobús.

*

Cogí mis cosas rápidamente, iba tarde para la primera hora de clase y todo por no dormir lo suficiente por la noche, ayer cuando llegué a casa aún traía mi mente confundida y me encerré el resto del día en mi cuarto. Eugenia no salía de mi cabeza y me reprendía mentalmente por ello, pero a la vez no podía seguir engañándome a mi misma, tenía que aceptar por una vez que no la dejaría de amar.

Cuando entré en el enorme salón ya casi todos los lugares estaban ocupados y mi única opción fue sentarme justo al frente de la mesa del profesor. Aún mi cabeza estaba en las nubes por lo que cuando llego la hermosa mujer con gafas no me había percatado de ello.

-Buenos días chicos, hoy veremos nuevos conceptos- Eugenia parecía estar tranquilla, sus gafas negras y su cabello tomado en una coleta le daban un toque malditamente sensual y todos los allí presentes lo habían notado. El chico de mi lado parecía no poder quitar su vista de las magníficas piernas de mi amada y eso me irritó.

-Tienes la vista perdida en algún lugar?-le pregunté y él se volteó a mirarme avergonzado. El resto de la clase Eugenia no me dirigió ninguna mirada y eso aumentó mi enojo, cada vez que paseaba por adelante de mi parecía ignorarme y no decía nada a los chicos que la comían con la mirada, estaba triste, enojada y enrabiada ¿qué se creían ellos? ¿y por qué eugenia no les decía nada?

Cuando sonó la campana de fin de clase me levanté furiosa, pero en el acto algunas de mis cosas cayeron y mi salida teatral tuve que eliminarla. Recogí todo y guardé en mi bolso las cosas, caminé hacia la salida pero una voz me detuvo.

-¿A donde crees que vas?-Eugenia estaba sentada en la mesa cruzada de piernas, tener esa imagen de ella en ese instante me hizo perder el control.

-¿Juegas conmigo no es así?-me acerqué a su posición- ¿vuelvo a tus brazos y a ti te da igual? Me siento tan estúpida...coqueteas con todos aquí y me ignoras después de agh..

Había enloquecido y Eugenia me miraba burlona, ¿acaso no entendía como me sentía? Me di la vuelta para irme pero mi brazo fue tomado por unas cálidas manos que me dieron vuelta y me apretaron a su cuerpo.

-Te ves linda cuando te enojas-besó mi nariz y no pude pensar en otra cosa que sus labios y su cercanía. Eugenia agarró mi cintura y me sonrió.

-Me gusta verte celosa Eva, pero ves cosas donde no las hay, sabes que mis ojos son y serán siempre para ti.

¿Cómo podía mantenerme enojada cuando ella me decía esas cosas? ¿Cuando me miraba tan dulcemente que me derretía ante sus ojos? Eugenia agarró un mechón suelto de mi cabello y lo dejó detrás de mi oreja.

-Tenemos cosas que hablar linda-besó nuevamente mi nariz. No podía aguantarlo.

-¿Puedes...besarme porfavor?-susurré y Eugenia volvió a sonreír.

-Solo un beso-relamió sus labios y avanzó hasta posicionarlos sobre los míos. La sensación era magnífica, como la primera vez, su lengua entró en mi boca en cosa de segundos y desde ese momento perdimos el control. Agarré sus cabellos y la apegué a mi cuerpo, sus besos me llenaron cada espacio vacío que tenía en mi cuerpo, en mi alma, Eugenia comenzó a besar mi cuello y solté un silencioso gemido, era magnífico...

Un toque en la puerta y de inmediato nos separamos asustadas, Eugenia tenía su labial corrido y yo aún sentía sus cálidos besos recorrer mis labios. Eugenia se acercó a la puerta a dar un vistazo y volvió con una sonrisa.

-Como en los viejos tiempos-sonrío hacia mi y yo pude jurar que en ese momento el tiempo se detuvo. Eugenia parecía mas bella que nunca, mas sensual que en sus tiempos de profesora en mi escuela y eso me volvía loca.

-Estas mirándome como si quisieras comerme-Eugenia levantó mi menton hasta sus cristalinos ojos-y eso me gusta... pero aquí no Srta. Eva, ya habrá algún momento para que nos sintamos.

Le miré intentando ebozar una sonrisa, la campana de entrada sonó y eso me despertó del extraño y mágico letargo en que me encontraba. Eugenia fue a cojer sus cosas y avanzamos hasta la salida en silencio.

-Yo...-quizé explicarme.

-Shh, este miércoles por la noche no tengo nada que hacer ¿y tú?-negué con la cabeza- te invito a cenar Eva, te pasaré a recoger a las siete-me dirigió una ultima sonrisa y desapareció por la entrada. Estaba aún pasmada, todo fue tan...natural. Había besado a Eugenia y había olvidado todo, hasta de donde me encontraba, definitivamente seguía teniendo un poder que no comprendía incluso luego de años juntas. Volví a pasos largos hasta mi otra clase y así pasé el resto del día en las nubes, sonreía como una adolescente a todo el mundo y recordaba a cada segundo nuestro beso, nuestros cuerpos...

-Hey!-me sobresalté y miré a una Elisa resplandeciente.

-Me asustaste maldita-le pegué en su hombro.

-Te veías muy feliz mirando a la nada ¿me perdí de algo estas últimas semanas?-levantó una de sus cejas.

-Tu calla y ayudame a escoger un vestido-la arrastré hacia afuera del campus mientras me llenaba de preguntas.

*

-Osea que tú y la profe..¿volvieron?-Elisa estaba sentada en uno de los asientos fuera de los probadores.

-Algo así...es complicado-me miraba en el espejo ante en un décimo vestido que me había probado.

-Wow, esa si que es una noticia impactante ¿por qué no me lo habías dicho?

-Fue hace solo dos días que "comenzamos", y no sé si en verdad es eso o no-mordí mi labio inferior y abrí la cortina-¿cómo me veo?

-Magnifíca nena-el vestido era azul pálido ceñido a mi cuerpo y con un leve escote, era decente para mi "cita" con Eugenia y decidí llevarlo casi al instante en que me ví en el.

-Solo espero que todo resulte bien-Elisa me abrazó y nos fuimosjuntas hasta la parada de autobús.

*

-¿Saldrás?-Jorge y yo apenas habíamos cruzado palabra desde esa noche y todo iba igual, nos veíamos algunos días pero la mayoría del tiempo nos evitavamos.

-Sí, con una..amiga-expliqué rápidamente.

-Vale...ten cuidado-dejó de mirarme y un silencio incómodo se planteó entre nosotros, una bocina sonó desde afuera y me despedí de Jorge con la mano. Afuera estaba Eugenia apoyada en su coche con una enorme sonrisa.

-¿Vamos?

Le sonreí.

Enamorada de mi alumna (Segundo libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora